Las personas que en algún momento mal interpretamos la labor humanitaria de la Senadora Piedad Córdoba, cómo fue mi caso, por estar alienados por el disparate comunicacional en “nuestro” país, y por el escepticismo que embarga al pueblo de todos los estamentos de Colombia, le sugerimos a nuestra aguerrida representante que renuncie al partido liberal de Colombia públicamente, y funde el necesario partido revolucionario desde el exilio, que puede sacar la patria del hoyo sociopolítico donde su oligarquía centenaria la tiene sumergida.
El partido “liberal” colombiano, no es otra cosa que una cueva de carcamanes enconchados desde el antepasado siglo, con la excepción de Jorge Eliecer Gaitán, que se vendieron al imperio con familia incluida, motivo suficiente para que muchos colombianos de izquierda, no viéramos con buenos ojos la faena mundial que la Senadora Piedad Córdoba emprendió por el mundo por la paz de Colombia. No lo vimos con buenos ojos, porque creímos que era una jugada más de esa patraña de partido donde se enclaustraron proimperialistas como cesar Turbay Ayala y toda su familia. Virgilio Barco, Alfonso López, y liberales uribistas que hoy comparten tolda con todas las formas mafiosas que gobiernan a esa mancillada nación.
Piedad Córdoba, debe renunciar públicamente y buscar refugio o asilo donde a bien tenga, antes de que atenten con su libertad o integridad física, para comenzar desde el exilio la campaña por la libertad de nuestra patria. Piedad Córdoba no puede seguir en Colombia sin la protección que su cargo arrebatado de la manera más descarada le proporcionaba, porque de no ser asesinada, será ultrajada como persona, mujer y política. Quedarse en esa cueva de ladrones donde asesinos de todos los calibres les queda fácil cualquier acto contra su vida, es un riesgo inoficioso que no debe correr. Debe poner el dicho bíblico que dice: “más vale perro vivo que león muerto” y comenzar la lucha política en compañía de muchos colombianos que la acompañaremos, además de la amistad de hombres y mujeres intelectuales, políticos y periodistas del mundo que nos adherimos a sus propuestas políticas. Los ejemplos mundiales de este tipo de luchas desde el exterior son bien conocidos y fueron la única forma que dio la victoria a líderes revolucionarios que lo hicieron en su momento. El Ayatola Jomeine, con discursos grabados en cassetes logró que su pueblo saliera de los sátrapas que lo condenaron a la paupérrima por décadas. Juan Bosch, Nelson Mandela, Paul Biya, Juan Domingo Perón y etc.
Quizás se piense que este tipo de propuesta no dé tiempo para que la senadora Piedad pueda recomponer una corriente política y revolucionara desde el exterior, pero su deber como la persona que hoy figura, es la de hacer el intento, que aún si no se logra en vida, quedará la semilla que germinará a su debido tiempo. Y acerca de esto, quiero recordarle a todos los colombianos que vivimos en el exterior y no creemos en ninguna forma política colombiana, porque todas la formas políticas colombianas, repito, se corrompen por miles de motivos que no es menester mencionar en este escrito, pero esa es la razón de sugerir la búsqueda de una opción totalmente diferente y revolucionaria y que se deslastre de esa clase de políticos que puertas adentro de Colombia, con los días, se rinde por sus personales conquistas; tenemos miles de ejemplos muy fresquitos.
La política colombiana está penetrada con todas las ciencias y vicios del neoliberalismo y si no es la compra del alma, cuerpo y corazón del seudopolítico, el miedo o el ostracismo, será el simple cansancio que vemos en muchos que se rinden de viejos sin penas ni glorias.
Y no sólo le sugiero esta posibilidad a Piedad Córdoba, le sugiero lo mismo a Gloria Cuartas y otros y otras pocas figuras que fungen ser lo que son por Colombia y los colombianos. Si no hacen este intento, si no renuncia a esa podredumbre de partido, si no buscan desde el exilio el cómo hacer un partido revolucionario donde de seguro comenzará con un millón y medio de simpatizantes, sólo el 10%, de los doce millones de colombianos en exterior, serán patadas de ahogado una lucha legal contra esa mafia enconchada. Renuncie Senadora Córdoba, además de nosotros los colombianos que la apoyamos, cuenta usted con amigos en el mundo que le tenderán la mano necesaria en todos los rubros, incluido su pelea jurídica a nivel internacional por sus reivindicaciones políticas y personales.
¡Patria socialista o muerte!
Chávez es socialismo!