Otra dosis de realidad virtual

El “reality show” con los mineros chilenos

Algunos acontecimientos resultan ideales para estudiar modelos de comprensión. El tratamiento dado por la red transnacional de medios corporativos (por supuesto de acuerdo con los “organizadores” del evento) al rescate de los mineros chilenos enterrados a gran profundidad durante casi 70 días, es un caso ejemplar de la forma como la comunicación masiva es hoy una parte esencial de un complejo sistema de dominación global.

La transmisión de una noticia que obviamente tiene su importancia -el rescate en condiciones difíciles, realizando metodología experimental, de un grupo de hombres sepultados vivos- se convirtió desde su inicio en el gran show de los medios, desbordando todo propósito informativo. Tan importante fue la necesidad de producir un espectáculo, que toda la transmisión fue realizada violando un principio básico del lenguaje audiovisual, la síntesis de los hechos en imágenes y sonido.

La velocidad de expresión de los medios audiovisuales es muy diferente de la velocidad a la que transcurren los hechos reales. Toda la gente de TV sabe que transmitir en directo los acontecimientos en forma exitosa depende del buen uso del tiempo (el “tempo” cinematográfico). Si se coloca una (o muchas cámaras) cubriendo en tiempo real los acontecimientos, por períodos que para el lenguaje audiovisual sean prolongados (más de varios minutos) aparece algo que en los años 60 se llamó el “efecto minimal”. La transmisión se convierte en un discurso perceptivamene saturado que rechaza al espectador por vías que van desde el hartazgo al aburrimiento.

Como evidentemente se estimó deseable y rentable (luego veremos por qué) realizar la transmisión de esta manera, TV Chile como señal matriz estuvo más de 24 horas transmitiendo en forma continua. “Llenar” de contenidos tantas horas de transmisión hizo ver como natural el tratamiento de múltiples temas aparentemente relacionados con los sucesos, pero realmente colocados necesariamente como relleno. Así, vimos desfilar “testigos” de todo tipo, “opinadores” y “opinadoras” de diferentes géneros, y los periodistas debieron exprimirse el cerebro para ir generando “enfoques” y proporcionar “informaciones relacionadas” que cubrieran la extensión de la transmisión.

Todo se presentó como un gran “reality show”. El presidente Sebastián Piñera, quien en un principio no diera mucha importancia a la situación de los mineros atrapados, posiblemente fue bien aconsejado o calculó nuevamente el peso de los sucesos y se convirtió en el maestro de ceremonias del espectáculo. Fue protagonista principal durante las horas que se demoró en subir a cada uno de los mineros, abrazó personalmente a cada uno de ellos, mostrando en todo momento una sonrisa digna de un comercial de dentífrico (y como dijera un colega de un medio alternativo, dispuesto a abrazar uno por uno a 33 hombres que no se bañaban desde hacía casi 70 días). En los intervalos entre cada subida, fueron televisadas sus conversaciones telefónicas con diferentes mandatarios y mandatarias de otros países (inclusive su equivocación –problema de las transmisiones en vivo– tratando a Felipe Calderón, el presidente de México, como “Rafael”) y para cada uno de los rescatados tuvo alguna frase “histórica” (en general bastante estereotipada y como de manual) muy bien registrada por el medio. La primera dama de Chile también estuvo allí, no tan constante como su marido, vestida de blanco y por supuesto sin abrazar a ninguno de los rescatados.

El tono de los discursos se tiñó de telenovela, entre lo melodramático y lo cursi. La dura vida de los mineros se banalizó en entrevistas a familiares y amigos destacando lo trivial, el detalle sin importancia (y escondiendo las condiciones de explotación y supervivencia de un grupo social que en Chile produce una parte muy importante del ingreso del país y sin embargo roza la exclusión y la pobreza). Se fue dando a cada nueva “información” así generada el carácter más de chisme que de noticia, al mejor estilo de la revista “Hola” o de muchos programas de la televisión española.

Igualmente, en el afán de generar contenidos, sobre todo para la información exterior, se divulgaron “detalles” como el “asesoramiento” de la NASA en el rescate. Vale la pena ahondar en esto, ya que muestra de que manera se va construyendo la realidad virtual. La intervención de la NASA fue importante para la transmisión globalizada, ya que daba a este rescate el aval de la gran tecnología de punta. Sin embargo, la realidad es que el asesoramiento de la NASA fue mínimo (cosa muy difícil de confirmar, ya que estas cosas se convierten en secretas). Tiempo antes de comenzar el rescate, tres técnicos de la agencia espacial estuvieron unos pocos días en Chile, sobre todo para dar su opinión sobre la sobrevivencia en condiciones de encierro y con recursos limitados. Aparentemente puede haber sido también sugerido por la NASA el uso del método de la triple redundancia que usan para sus proyectos, ya que en el fárrago de detalles de la transmisión se mencionó que existían tres proyectos paralelos para la perforación de rescate (ese método de desarrollar tres sistemas paralelos no le fue muy útil a la NASA en el accidente del Challenger).

En la transmisión no se mencionó sin embargo, a pesar de la intención chauvinista del discurso, que todos los ensayos y la tecnología usada fueron obra de un grupo de ingenieros de CODELCO (el ente estatal de minería del estado chileno), tampoco se mostró que si bien se estaba realizando un esfuerzo experimental, en el cual cada paso programado debía validarse por ensayo y error, nada de lo empleado estaba más allá de la ingeniería minera tradicional.

En fin, que como remate y prueba del carácter de gran espectáculo con que se realizó la cobertura, pudimos ver la inclusión de los 33 mineros en el gran sistema de promoción, publicidad y mercadeo de la televisión como entretenimiento de masas.

Un grupo de obreros normalmente marginados tuvo sus 15 minutos de fama, aspiración de vida de cualquier norteamericano medio. Las víctimas fueron convertidas por la magia de la TV en héroes. Durante la transmisión fue bien destacado como ya tenían ofertas para publicar libros, realizar películas tanto documentales como de ficción, y como Apple les estaba regalando a cada uno un Ipod, gentileza de la gran corporación. El ingreso de los mineros al sistema de publicidad y mercadeo introdujo a las grandes corporaciones de marcas (no solo a la Apple) a la promoción proporcionada por los medios. La realidad del gran dios del mercado también estuvo entonces implícita en el modo de mostrar los hechos.

El colmo del ridículo llegó como noticia un día después (mientras se intentaba prolongar los hechos transmitiendo cosas como por ejemplo partes médicos insustanciales realizados por un grupo de galenos presentados visualmente como artistas del show) con el viaje pago a Disneylandia para todos ellos y sus familias.

La ganancia política

Todo esto no es casual. Haber aprovechado de esta manera una noticia importante ha dejado grandes ganancias. En el terreno político el inmenso espectáculo producido durante varios días logró en primer lugar enterrar mediatícamente el problema grave existente entre el estado chileno y la etnia mapuche, un tema políticamente candente.

Varios integrantes de este grupo originario están siendo juzgados por haber realizado una protesta que solamente afectó parcialmente una propiedad y por la cual tienen hoy unas condenas -gracias a que han sido juzgados bajo la ley antiterrorista que elaborara la dictadura de Pinochet- que llegan hasta los cien años de cárcel. La gran cobertura del rescate minero ha hecho desaparecer completamente de los medios aún la más mínima presencia del proceso de su huelga de hambre que casi los lleva a la muerte y que obligó al gobierno de Piñera a enviar al Congreso modificaciones de la ley e intentar que ésta no se les aplicara. Y sobre todo como la intervención de la Fiscalía chilena revirtió estas medidas, llevándolos nuevamente a situación inicial. En esos mismos días, información también tapada por la cobertura del rescate, el congreso chileno aprobó una reforma constitucional en la cual se volvió a negar la inclusión de los derechos de los pueblos indígenas en la carta magna chilena.

La popularidad del Jefe de estado chileno luego de su protagonismo ha subido por las nubes. Un gobierno que estaba comenzando a ser puesto en entredicho por la opinión popular (por ser coherente y hacer lo que nunca ocultó, proteger y estimular al gran capital, privatizar lo poco que queda estatal en Chile e implantar completamente el sistema neoliberal) hoy ha logrado conmover a gran parte de los chilenos. Lo ha conseguido utilizando un mensaje impregnado de chauvinismo, haciendo sentirse a cada momento especiales a los chilenos, promoviendo la “unidad” de todos (dentro del sistema neocapitalista corporativo por supuesto). Se ha aprovechado con éxito el impacto emocional del rescate para afirmar la visión corporativa-empresarial que Piñera representa. Hasta el propio ministro de la minería, que en un momento había llorado en cámaras anunciando lo peor para los mineros, se ha convertido en otro héroe de la nación.

No sólo el modo de presentar estos sucesos han dado réditos políticos al gobierno chileno, también lo hizo para la derecha chilena y la derecha internacional (por eso el inmediato ingreso a primer nivel de los acontecimientos en la red corporativa transnacional de medios). Aquí han mostrado como el sistema funciona, como el establishment, siendo como es, es capaz todavía de realizar hazañas heroicas, épicas, capaces de conmover a las grandes masas en todo el planeta. (Alguien comparaba dentro de la propia cobertura a este evento con la transmisión televisiva de la llegada del Apolo a la Luna).

Tanto ha servido para afirmar la propuesta neoliberal en todos sus aspectos, que preguntando a Piñera cuanto habría costado el rescate (asunto que estimó entre 10 y 20 millones de dólares), el presidente se ocupó de destacar muy bien que la cuarta parte de ese costo sería cubierta por la empresa privada, afirmando el rostro humano de este sector (algo así como la visión que presenta de los transgénicos la página Web de la Monsanto).

Otra gran ganancia política lograda a través del tratamiento informativo empleado, ha sido ocultar diestramente las causas reales del accidente que enterró a los mineros y las responsabilidades de la industria minera y del estado chileno. Chile es un país esencialmente minero y la industria minera es una de las más depredadoras y esclavizadoras del planeta. Las condiciones de seguridad en esta industria están siempre dependiendo de su margen de ganancias, y en el caso chileno el estado neoliberal protege los intereses de las grandes corporaciones mineras (como lo hace con todo otro gran capital), al grado de ser uno de los estados que no ha firmado los convenios internacionales de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) de protección a los trabajadores mineros.

Realidad virtual y dominación

Pero más allá de los réditos políticos, este análisis nos sirve para mostrar como los hechos apoyan la hipótesis que la red globalizada de medios corporativos se ha convertido en una especie de gran aula de educación continua, en la que se enseña cotidianamente a las grandes masas del planeta a concebir el mundo como lo propone el sistema corporativo, haciendo que la forma de vida y el imaginario de un pequeño porcentaje de la humanidad (no mayor del 20%) sean considerados como los únicos deseables y posibles. El propósito de dominio sigue siendo simple: lograr que los dominados vean el mundo con los ojos de los dominadores.

Y aquí vemos además que para lograrlo, igual que cualquier otro sistema educativo, ha desarrollado un sistema de representación a través de los medios, que disfrazado de ojo objetivo e imparcial sobre la realidad, transmite estructuralmente la visión del mundo a imponer. Así es que se genera una especie de realidad virtual, a través de las amplias posibilidades de generar representaciones simbólicas que permite el lenguaje de los propios medios. En este caso se ha transformado la crónica de un rescate difícil en una epopeya épica al mejor estilo de Hollywood (en la cual no sólo son héroes los rescatados, también lo son los rescatadores, y por debajo de la mesa, también lo es todo el sistema), epopeya marcada por las características que le ha impuesto el propio sistema (el medio es el mensaje). No importa entonces cuanto se banalice, cuanto se convierta todo en intrascendencia repetitiva usando estereotipos y clisés vacíos hasta el cansancio, cuanto se esconda bajo el chorro de “información” trivial. El propósito es importante y prioritario. Se ha generado una pieza educativa de primer nivel para las audiencias masivas globalizadas.

En esta hipótesis, este ejemplo también nos sirve para constatar una vez más el inmenso poder de la red corporativa mundial de medios. Un periodista alternativo norteamericano contaba que monitoreando a través de Internet los medios en diferentes sitios del planeta, constataba como la cobertura del rescate ocupó varias horas de transmisión en sitios tan distantes como Suecia o Skri Lanka. Tan abrumador es el poder de retransmisión del mismo mensaje hegemónico a todos lo medios importantes del planeta (un mensaje proporcionado en esta ocasión en forma absolutamente gratuita por la presidencia de Chile), que emisoras alternativas que tienen el propósito explícito de generar contenidos fuera de la red corporativa, como Al Jazzeera o Telesur, se ven impulsadas a repetir ese mensaje. En el caso específico de Telesur, que intentaba mientras reproducía la emisión de TV Chile, mostrar una visión que hablara de las causas del accidente, era desconcertante ver diez minutos de su tiempo dedicados a mostrar el trabajo del payaso que entretenía a los niños de los mineros.

Por supuesto que este es un tema muy complejo, del cual hacemos aquí sólo una visión superficial, dejando para nuevos trabajos la profundización en una cuestión de gran importancia para poder entender los mecanismos de dominación y combatirlos.

Las alternativas y aperturas

Cada vez que enfocamos estas temáticas, queda un poco el regusto de estar describiendo mecanismos de dominación irreductibles, al estilo del “Mundo Feliz” (A Brave New World) de Aldous Huxley. Sin embargo a veces la diferencia entre la realidad y la ficción tiene que ver con el grado de complejidad de la primera. A pesar de las expectativas de control absoluto que puedan tener quienes llevan adelante el sistema de dominación a través de los medios, los procesos históricos y sociales tienen un grado de complejidad (y de caos) que los determinan siempre como sistemas abiertos.

En el caso que nos ocupa, las propias características de chorro de la cobertura, permitieron la inclusión de facetas informativas que jugaron realmente en contra de los propósitos de dominación y control. Las declaraciones de protesta y reivindicación de algunos de los mineros al salir de la cápsula de rescate, de cara a las cámaras y los micrófonos, han sido al respecto paradigmáticas (y muy desconcertantes para quienes manejaron el show y que no podían censurar la transmisión en directo).

La aparición de otras noticias por el estilo, como que el “asesor” contratado por la presidencia de Chile para enseñar a los mineros rescatados a “hablar” frente a los medios, resultó ser un periodista que tuvo un papel muy importante en el sistema de información de la dictadura de Pinochet, constituye parte de un contra mensaje que se infiltra a pesar de las intenciones de los directores de escena.

Por eso es que somos optimistas. A pesar del gran poder económico, tecnológico, político y cultural de la red global de medios corporativos, no sólo la resistencia sino también el contraataque siguen siendo posibles. Una vez más David tiene la posibilidad de derrotar a Goliat.

Esta es la pelea en la cual estamos, junto a muchos compañeros, empeñados.

miguelguaglianone@gmail.com


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Miguel Guaglianone

Comunicador, productor creativo, investigador, escritor. Jefe de Redacción del grupo de análisis social, político y cultural Barómetro Internacional.

 miguelguaglianone@gmail.com

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