Si los latinoamericanos contamos con la Unión de Naciones del Sur, Alba, Petrocaribe, Parlamento Latinoamericano, donde nos logramos entender con respeto, donde podemos demostrar y nos demuestran solidaridad humana, no tenemos razón alguna para continuar en la denominada oea, que no es más que un garito donde juegan a la agresión contra los demás.
No hay que olvidar que ese parapeto nace de las entrañas del imperio, como una vía para controlar y agredir a aquellos países que no se inclinan a las decisiones de la Corporación USA.
Es así de sencillo. La citada nefasta Corporación USA ha venido apelando a los cañonazos de dólares que van a los bolsillos de muchos descerebrados latinoamericanos y así ejecutar sus acciones golpistas, desmembradoras de naciones y pare de contar.
La Corporación USA, que se vale de cipayos pagados para torpedear e impedir que una nación pueda desarrollarse a su libre albedrío y en atención a sus mayorías, vive repartiendo dólares a cambio de los recursos naturales de América Latina.
Ciertamente, la Corporación USA no haya como hacer para robarse los recursos de nuestros ciudadanos.
Por allí tenemos al viejo imperio inglés, más que distante de nosotros, y todavía insiste en continuar atropellando a los argentinos queriendo robarse a Las Malvinas. ¿De donde cara… le sale a los ingleses sentirse dueños de Las Malvinas? ¿Es que creen acaso que son propietarios de Las Malvinas porque Dios descendió de los cielos y le entregó a la realeza un papel de propiedad sobre esas islas que son un territorio argentino?
El problema que todavía tenemos, es que hay en nuestras naciones una especie de raza lisonjera que no logra aún soportar ese cañonazo de dólares, estrategia con la que los imperios suelen mercadear sus ambiciones.
¡Se babean por recibir un puñado de dólares!, no les importa cuán devaluado pueda estar ese papel.
Pero la pregunta está en el aire o como dicen por ahí, la pelota sigue rodando: ¿Por qué tenemos que estar en la oea? ¿Es un contrato permanente en el tiempo? ¿Por qué?
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(*) Premio Aníbal Nazoa/2010) Mención Opinión)
