Por segunda vez desperdiciaron una excepcional oportunidad. Orlando alviárez
Poniendo a los sectores duros a un lado, que seguramente aplaudirán a los dirigentes universitarios que no aceptaron el debate en TV, y al frente a quienes los critican duramente, supongo que la oportunidad es buena para una reflexión, porque creo, seguramente como la mayoría, que han perdido una extraordinaria oportunidad de hacerse escuchar por todo el país, de dar a conocer sus opiniones sobre los más trascendentes problemas que hoy animan la discusión universitaria.
¿Cuáles son esos problemas? No hay que estar inmerso en la academia para seleccionar algunos. En primer término, la autonomía, aunque está definida en el art. 109 de la Constitución; el presupuesto universitario y su control, que son dos cuestiones bien distintas; la admisión en las universidades, que tiene planteado un cerrado debate con posiciones encontradas, y la participación en la elección de las autoridades, que también divide al mundo de azules boinas.
Sobre cada uno de esos problemas es demasiado importante conocer las opiniones de los estudiantes, de unos y otros. La gente tiene que preguntarse: ¿cómo fue posible que quienes están en la oposición desperdiciaran tan excepcional oportunidad para expresar las suyas? ¿Apoyan, por ejemplo, las pruebas internas, que todos tengan igual número de votos para elegir autoridades?
La principal razón conocida es que en la mañana tenían una manifestación, que era prioritaria. Es cierto, pero no eran actividades excluyentes. Sustraer unos 20 estudiantes para presentarse en Televen no habría restado fuerza a la marcha ni cobertura mediática.
Escuché otros razonamientos: "No tenía sentido debatir con unos estudiantes que no están a la altura que ellos reclaman", dijo un asesor; que no fue invitada la representación legítimamente electa (FCU), o que "la invitación nos parecía capciosa"! Cual más deleznable. Si los interlocutores tenían más bajo nivel, ¿no era mucho mejor enfrentarlos? Si realmente tienen confianza y seguridad en sus posiciones frente a cada uno de esas cuestiones en debate, no se entienden que hubiesen rechazado un debate abierto, transmitido en cadena, en igualdad de condiciones, con temas escogidos de común acuerdo, con igual número de estudiantes e igual tiempo para cada uno. ¿Qué más necesitaban para un debate entre iguales?
Tener ideas y opiniones. Por supuesto que las tienen, aunque algunas sean coincidentes con las de sectores conservadores universitarios. Pero parece que pesaba mucho el 7 de junio de 2007 cuando por primera vez optaron por la retirada en grupo, en plena Asamblea Nacional, y frustrar así el debate con estudiantes revolucionarios.
¿Tendrán una tercera oportunidad?
La abstención en la ONU
¿Cómo explicar la abstención de Rusia y de China en la votación del Consejo de Seguridad del proyecto de acuerdo sancionatorio a Libia? Que Alemania lo hiciera y no se alineara con sus tradicionales aliados, se entiende por la proximidad de sus elecciones, que podían ser afectadas por una amenaza de intervención militar, y porque su voto en ningún caso decidía nada. Pero sí los de China o Rusia, pues de ser negativos habrían impedido la aprobación del acuerdo.
Con la abstención dejaron la vía expedita, y fue así como se resolvió que "se tomaran todas las medicas necesarias", aunque con límites importantes, pues "se excluye una fuerza de ocupación extranjera en cualquier tipo y forma".
Bien significativa esa excepción. Aparentemente garantiza que el territorio libio no será, en ninguna circunstancia, ocupado por fuerzas militares de otros países.
Es de suponer que este párrafo haya sido producto de negociaciones, y podría explicar la posición de los rusos y de los chinos. ¿Pero habrían contemplado los abrumadores ataques misilísticos iniciados el viernes?
Ocurre, sin embargo, que el acuerdo es de gran amplitud en cuanto a las medidas que tomaron y que podrán tomar en el futuro, pues pueden ahogar económicamente al gobierno de Trípoli y seguramente podrán presionarlo a hacer concesiones que afecten su soberanía a favor de los intereses de las potencias occidentales. ¿Qué impide que reconozcan un gobierno en Bengasi, la ciudad que retiene los rebeldes, y partan a Libia en dos?