Más allá de las reservas que puedan existir sobre Muammar Gadafi y sus ejecutorias, no podemos ignorar el hecho de que en estos momentos se está desarrollando una intervención político-militar contra Libia, legitimada por una resolución que tomaron las naciones imperiales ( EEUU, Francia e Inglaterra) en nombre de una fulana “comunidad internacional”, bajo el slogan de proteger la población civil y defender los derechos humanos.
Históricamente se ha demostrado que estos agresores no se han detenido nunca en pretextos o han dejado de enarbolar “causas legítimas” y cuando no han tenido coartadas las han inventado. Basta sólo recordar la campaña de manipulación propagandística desarrollada contra Saddam Husein, ante la supuesta tenencia de de armas químicas o nucleares por parte de Irak
En Libia, la razón aparente es Gadafi y su régimen, pero en el trasfondo se trata de instrumentar la guerra como lo han hecho siempre: peleas por el petróleo y otras materias primas, de la misma manera; buscan garantizar la conquista de mercados para sus manufacturas que se han quedado frías, del mismo modo, intentarán la exportación de capitales ociosos y también la venta de armamento para animar el complejo industrial-militar; en fin, se trata de la política guerrerista como intento de reanimar el ciclo económico capitalista bloqueado por la crisis
Al lado de esta verdad histórica, en esta nueva agresión hay varias aristas que pueden ser catalogadas como concreción de la nueva estrategia imperial:
1.- Desarrollo en profundidad de las operaciones psicológicas y la guerra de IV Generación, utilizando como temas generadores la criminalización de Gadafi, la denuncia de Libia como “estado forajido”, la acusación de una supuesta masacres de civiles, cuestión esta que nunca fue evidenciada. En cambio, si se puede reconstruir documentalmente en cualquier video de Youtube como el imperio cabalgó sobre planes separatista y estimuló rivalidades tribales, simbolizado por ejemplo en el estandarte que enarbolaron desde el comienzo en Benghazi. ( revisen la presencia masiva en las movilizaciones de la bandera verde, roja y negra de una vieja dinastía). En esa misma ciudad, a pocas horas de las manifestaciones aparecieron grupos armados que hicieron ostentación de diferente tipo de instrumentos bélicos ( fusiles AK-47, lanzacohetes RPG, ametralladoras antiaéreas )que a todas luces denota una rebelión armada en curso y sus partidarios no eran civiles indefensos. Sin embargo, la matriz mediática que se impuso fue la de una supuesta masacre a la población que manifestaba pacíficamente.
2.- Con ese posicionamiento mediático, el imperio desarrolló una ofensiva diplomática para aislar a Libia y conseguir los votos necesarios en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ya lo demás lo conocemos: carta blanca para una intervención militar que tiene como señuelo la “clausura del espacio aéreo Libio”, pero en su dirección estratégica se dirige a los siguientes objetivos:
*.- Apoyar la rebelión armada y derrocar a Gadafi .
*.-Crear un gobierno títere como lo hicieron en Irak
* .- De no lograr los anteriores objetivos, provocar la “partición” de la nación Libia, creando un gobierno provisional en Benghazi..
3.- Por otro lado, como componente de este tipo de intervención tenemos la presencia de fuerzas especiales en operaciones encubiertas, como fue puesto al desnudo con la detención de un grupo del M-16 británico en Benghazi.
4.- También denota el empleo masivo de la inteligencia tecnológica, que les ha permitido los bombardeos de precisión sobre blancos previamente escogidos.
5.- Como Venezuela también está en la mira, la respuesta a este tipo de agresión imperial desde el ángulo político-ideológico, demanda del desarrollo de una conciencia internacionalista y anti-imperialista, igualmente exige el fortalecimiento del poder popular y la concreción de la soberanía política a través de la democracia protagónica.
6.- Desde la perspectiva militar, de nuevo se confirma lo inútil de la guerra de posiciones o la fijación en el terreno de sistemas de armamento como tanque, artillería u otro material convencional. Como ha sido demostrado desde la guerra en Vietnam, pasando por la reciente experiencia de Afganistán, la neutralización de las ventajas tecnológicas de los Yanquis y el poder de fuego asociado, sólo se ha logrado con formas de lucha no convencionales, es decir, con ” guerra asimétrica”, guerra de guerrillas o con guerra revolucionaria.
7.- En esta ultima dirección, en Enero de 2010 elaboramos un pequeño ensayo con el título “LA ACTUAL ESTRATEGIA DE INTERVENCION IMPERIAL” donde planteamos:
“Acelerar los planes de preparación de nuestras fuerzas, empleando estrategias diversas, convencionales y no convencionales, donde destaca la guerra de resistencia con la activa participación de la población. La experiencia histórica señala, que el poderío militar estadounidense puede ser derrotado, igualmente existen lecciones de cómo neutralizar sus más sofisticadas tecnologías empleadas en las guerras convencionales. Al poder de fuego y la supremacía tecnológica de los gringos, la podemos confrontar con armas convencionales y la capacidad de lucha de los componentes militares, pero resulta ser un postulado de la “guerra asimétrica”, oponerle nuestra fortaleza como pueblo revolucionario: el factor subjetivo y las convicciones, el dominio táctico del terreno, las redes de inteligencia social, la creatividad en el empleo de diversas formas de lucha ( urbana, suburbana y rural ), la utilización de armamento popular ( explosivos caseros, trampas ) la propaganda y la contrapropaganda “
En tal sentido, cada quien debe asumir sus responsabilidades, ante este escenario que puede estar a la vuelta de la esquina.
Carlos Lanz Rodríguez
25 de Marzo de 3011
