África, un genocidio en silencio

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) convocó a una reunión urgente de alto nivel en Roma con ministros y expertos para el 18 de agosto, con vistas a buscar soluciones a la grave hambruna que azota al continente africano.

Un comunicado de esta agencia de Naciones Unidas certifica que en esta reunión, a la que han sido invitados los ministros de Agricultura de los 191 países miembros de la FAO, se evaluarán la actual situación, las necesidades y déficits de la crisis, y se identificarán programas concretos para el Cuerno de África, de acuerdo con varios reportes de prensa.

Téngase en cuenta que las Naciones Unidas ya declaró la hambruna en cinco regiones de Somalia, además de Yibuti, Etiopía y Kenia, que afecta a unos 12,4 millones de personas.

La FAO elaboró una “hoja de ruta” para apoyar la recuperación a corto plazo de la agricultura en la región, que requiere de forma inmediata fondos estimados en unos 103 millones de dólares; al tiempo que está previsto el estudio de diversas medidas, entre ellas la de fomentar programas de “dinero por trabajo” para la Agricultura y de captación al uso del agua.

La convocatoria en cuestión sigue a la reunión ministerial de emergencia sobre el Cuerno de África que tuvo lugar en Roma el 25 de julio último, y sentará las bases para la Conferencia de donantes convocada por la Unión Africana en Etiopía para el próximo 25 de agosto.

Debo señalar que las cifras que reflejan el problema a escala internacional continúan “inaceptablemente altas”, toda vez que llegan a los 925 millones los habitantes aquejados del flagelo, incluyendo que cada seis segundos muere un infante por malnutrición. Como si fuera poca esta desgracia, en el Tercer Mundo además se consume el 80 % de sus ingresos en la compra de alimentos —y el otro 20 % es para educación, salud, vivienda, electricidad, agua... y pagar el funeral.

Dos meses atrás, encontré una entrevista que el diario español El Mundo realizó al ex canciller de la Madre Patria Miguel Ángel Moratinos, quien aspira a convertirse en Secretario General de la FAO, recorrió en el primer semestre de este año unos 90 países, 35 de ellos africanos, y cree que es posible “acabar con el hambre en el mundo”.

Fue justamente aquí donde me detuve para preguntar y responder: ¿por qué asistimos a una hambruna descomunal en el Continente Negro, si existe capacidad para extinguir ese flagelo? Porque predominan las relaciones capitalistas de producción, distribución, cambio y consumo —incluido el saqueo de las Empresas Trasnacionales. Si no, obsérvese qué acontece en mi país —al margen de apología alguna.

La Mayor de las Antillas escapa a un escenario de “vacas gordas”, pero está divorciada del infierno. Es indiscutible que en las funestas estadísticas de la FAO, no aparece ni un solo infante cubano. La población recibe un mínimo de productos alimenticios que llegan mensualmente a precios subsidiados; mientras que se obtienen modestos resultados en la producción agropecuaria —indicador atentatorio del alza de los costos de la comida para la gente menos pudiente.

Si a lo anterior agrego los marcados obstáculos que enfrenta Cuba por concepto del más largo Bloqueo económico que registra la Historia —sin hablar del asunto de las afectaciones por la crisis económica internacional y los efectos de los ciclones de 2008—, puedo reiterar mi convicción de que la Isla constituye un modesto referente para la FAO en este orden de pensamiento.



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