Siguieron Yemen y Libia, pero sin la ventaja que significó la sorpresa en los casos previos, por lo que fuerzas al servicio de intereses extranjeros han logrado frenar el desenlace popular en Yemen y yugulado en forma atroz un final similar en Libia, país que de salir de un dictador traidor a sus propuestas iniciales, caerá en las garras de otro tipo de traidores, totalmente anti-nacionales y con seguridad peores en todos los sentidos. Se aplica aquí el dicho popular de “salir de Guatemala para entrar en Guatepeor”. ¡Cuidado, Venezuela!
El gobierno israelí no se salva de las imputaciones y acusaciones del pueblo judío, en gigantescas manifestaciones, mientras en Siria, si bien hay elementos causales coincidentes, se carece de la espontaneidad de las protestas referidas. La ola de inconformidad se desarrolla también en Europa con la protesta griega, donde el pueblo resiste la aplicación de la receta neoliberal de enfrentamiento de las crisis, la cual se basa en el sacrificio de los trabajadores y los grupos menos favorecidos. También Islandia se ve afectada, y la presión social obtiene triunfos políticos poco atendidos por la prensa internacional. Las movilizaciones en España, en cambio, han ocupado la mayor atención y generaron el nombre de “indignados” para los manifestantes, gente de las capas medias hastiada de la mediocridad de sus gobiernos y de las lacras sociales existentes.
América se involucra con las demandas de educación gratuita y de calidad de los estudiantes chilenos, dirigidos por una hermosa líder comunista, que ha mantenido en jaque por 5 meses al gobierno derechista de Piñera y destruido su popularidad en el país sureño. Las protestas y desórdenes en Inglaterra abren paso a unas más serias y sostenidas movilizaciones en EEUU, donde jóvenes blancos americanos de capas medias denuncian y se rebelan contra el capital financiero, atacándolo en su sede emblemática de Wall Street, centro del capitalismo mundial, y en varias ciudades.
Tiranía política y miseria gestaron las protestas iniciales africanas y asiáticas. Desempleo, subempleo, pérdidas de derechos y de bienestar e inoperancia del sistema político, las europeas y las estadounidenses. Estas últimas claramente enfrentadas al capital financiero y al FMI, causantes fundamentales de las crisis, y con un sentimiento anticapitalista evidente.
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