En vísperas de elecciones no hay que olvidar a los malhechores de la política, del dinero y de los medios. Porque en España vienen imperando bandoleros más o menos ilustrados desde hace una década. Antes de depositar la papeleta en las urnas conviene tenerlo muy presente. Ahora van a dar el golpe de gracia a sus planes, confiriendo legitimidad tanto a su saqueo continuado como a los grandes y pequeños saqueadores de la camarilla...
Es cierto que quienes han provocado la crisis económica del mundo han sido en buena medida los especuladores y la Bolsa,. Sin embargo, hemos de reconocer que si consentimos y justificamos el libre mercado como "el menos malo de los sistemas" deberemos comprender y justificar también la hegemonía de "los mercados", o núcleo atómico del capitalismo financiero. Aunque no sólo ellos tienen la culpa. También la tiene la generalizada y pueril atracción por el “progreso” desbocado como el desprecio colectivo hacia la naturaleza...
Pero hay algo que no podemos perdonar. Y son los incesantes atracos a los caudales públicos practicados durante años por muchos de los que pertenecen al partido que desde mañana se dispone a gobernar. Unos, por apropiarse de miles de millones a través de las famosas "comisiones" cuyo sentido y significado son prolongación de los métodos franquistas; otros, mediante cohechos, propios e impropios, prevaricaciones, extorsiones y sobornos; y otros, asignándose obscenas retribuciones o permitiéndolas debiendo impedírselo.
Y todo ello en perjuicio de los grandes perdedores, es decir, grandes sectores de la sociedad que a lo largo de décadas se van acercando al umbral de la pobreza o lo han traspasado ya.
España, a partir de mañana, va a pasar a manos de los bandoleros y atracadores de guante blanco que han venido actuando a lo largo de las dos últimas décadas, con la complicidad de los supuestos garantes de la democracia, los medios, y el refrendo de un cuarto de su población.
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