Uno de los 10 mandamientos del credo judeo cristiano, no recuerdo cuál, soy materialista, dice no matarás. Pero en nombre de esa fe religiosa las fuerzas imperialistas, movidas por la moral cristiana, han bombardeado al territorio libio matando a centenares de miles de mujeres, de niños y de hombres; y cómo para que el mundo no tuviera dudas de su crueldad y de sus bajos instintos criminales, han violado a Gadafi, y le han asesinado por las manos de un paramilitar católico, apostólico y colombiano.
Ese mandamiento de no matar ¿Es acaso una licencia para matar a cualquier ser humano que no sea dueño de esa deidad privada en cuyo nombre actúa impunemente el capital trasnacional para repartirse el mundo, que ahora no es de la humanidad sino de 6 corporaciones que se declaran las mediadoras del padre celestial, que sólo responde a la defensa de sus intereses? Se ven muy confiados estos genocidas que no le tienen miedo a Dios, ni a su hijo el Cristo, es decir que según las santas escrituras, no son ni siquiera ni aprendices de sabios.
Los que mueren en los bombardeos de las guerras de rapiña que emprenden constantemente las fuerzas imperialistas sobre los pueblos que luchan por su liberación frente a la maldad capitalista, también son cristianos, que no han logrado ser escuchados por ese Dios privado que ha dado licencia para matar además a los musulmanes, a los budistas y a cualquier profeso de otra fe. Los materialistas, es decir los que conciben al mundo a partir de la materia que organiza las primeras formas de vida, mediante el estudio, la demostración, la práctica y el uso científico del objeto en su utilidad, como factor de evolución y desarrollo, también son nombrados como terroristas por los dueños de Dios, que sueñan con privatizar el planeta, para desatar con frecuencia sus juegos de matanza.
Esta es la hora del desamparo.
Las centenas de millones de víctimas de las guerras promovidas por las 6 grandes trasnacionales que han privatizado a Dios para matar en su nombre; y a esa gran parte de la humanidad, carne de cañón, no le queda ni el recurso de alzar los brazos al cielo para pedir clemencia al padre de su creación, que ha desertado de la cúpula celestial para encabezar la matanza de los pueblos más creyentes del planeta.
Un terrorista podría ser un creyente que ha sido abandonado por ese Dios privado, y por tanto puede ser asesinado, para matar a la población civil que el verbo religioso decía que iba a salvar, en un macabro escenario donde sólo se salvan los intereses de las 6 trasnacionales que se han repartido el mundo capitalista.
Esa gran parte de la humanidad que profesa distintos credos religiosos, y ante los cuales sentimos el más profundo respeto, no se ha dado cuenta que Dios ha sido privatizado para matar a las víctimas de la explotación capitalista, no sin antes de renombrarlos como terroristas que pertenecen al eje del mal.
El terrorismo es una actitud pasiva para aceptar la muerte por procedimiento de metralla, de misil o de bomba nuclear, por orden de los dueños de un Dios privado, que antes era social, y era esperanza de redención, y que ahora, como ayer es instrumento de un terror sagrado que salva los intereses de las 6 trasnacionales, que decidieron la guerra humanitaria en Libia, que iba a salvar a la población civil que ha muerto con un cartelito en cada pecho que reza: TERRORISTA.
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