jue, 23 feb
Traducción por Manuel Talens
El domingo 12 de febrero de 2012, Mikis Theodorakis hizo este llamamiento durante la gran manifestación que tuvo lugar en la Plaza Sintagma de Atenas en paralelo al debate parlamentario sobre la adopción de un nuevo Memorándum impuesto a Grecia por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI). Cuando los ancianos Mikis Theodorakis (de 87 años) y Manolis Glezos (de 90) pidieron permiso a la policía antidisturbios para poder dirigirse a la multitud desde las escaleras del Parlamento, la única respuesta que obtuvieron fue una ráfaga de gas lacrimógeno que más bien pareció un intento de asesinato. Así se trata en este país "trokaizado" a dos hombres que, en Japón, serían "tesoros nacionales vivientes".- Tlaxcala
Existe una conspiración internacional cuyo objetivo es darle a
mi país el golpe de gracia. El asalto se inició en 1975 contra la
cultura griega moderna; luego continuó con la descomposición de nuestra
historia reciente y nuestra identidad nacional y, ahora, trata de
exterminarnos físicamente con el desempleo, el hambre y la miseria. Si
los griegos no se sublevan para detenerlos, el riesgo de extinción de
Grecia es real. Podría ocurrir en los próximos diez años. Lo único que
sobreviviría a nuestro país sería el recuerdo de nuestra civilización y
de nuestras luchas por la libertad.
Hasta 2009, la situación económica en Grecia no era muy grave. Las
grandes heridas de nuestra economía fueron el excesivo gasto militar y
la corrupción de una parte del mundo político, financiero y de los
medios. Pero también son responsables algunos países extranjeros, entre
ellos Alemania, Francia, Inglaterra y USA, que ganaron miles de millones
de euros a costa de nuestra riqueza nacional vendiéndonos año tras año
equipamiento militar. Esta hemorragia constante nos impidió
avanzar mientras que enriquecía a otros países. Lo mismo se podría decir
en lo que respecta al problema de la corrupción. Por ejemplo, la
empresa alemana Siemens tenía una agencia especial dedicada a corromper a
los griegos con el fin de que éstos diesen preferencia a sus productos
en nuestro mercado. Así, hemos sido víctimas de este dúo de
depredadores, alemanes y griegos, que se enriquecieron a costa del país.
Es obvio que estas dos grandes heridas podrían haberse evitado si los
líderes de ambos partidos políticos proyanquis no se hubiesen dejado
corromper. Esa riqueza, producto del trabajo del pueblo griego, se drenó
hacia países extranjeros y los políticos trataron de compensar las
pérdidas mediante préstamos excesivos que dieron lugar a una deuda de
300 billones de euros, un 130% del Producto Nacional Bruto.
Con una estafa así, los extranjeros ganaban por partida doble: en
primer lugar mediante la venta de armas y de sus productos y, en
segundo, con los intereses sobre el capital que le prestaban al gobierno,
no al pueblo griego que, como hemos visto, fue la principal víctima en
ambos casos. Un solo ejemplo bastará para demostrarlo: en 1986, el
gobierno de Andreas Papandreu pidió prestado un billón de dólares a un
banco de un gran país europeo. Los intereses de ese préstamo terminaron
de pagarse en 2010 y ascendieron a ¡54 billones de euros!
El año pasado, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude
Juncker, declaró que era consciente de la masiva fuga de capital que
tenía lugar en Grecia a causa del alto costo del material militar,
comprado principalmente a Alemania y Francia. Añadió que había llegado a
la conclusión de que los fabricantes de armas nos estaban
llevando a un desastre seguro. Sin embargo, confesó que no hizo nada
para contrarrestarlo... ¡para no perjudicar los intereses de países
amigos!
En 2008, la gran crisis económica llegó a Europa. La economía griega no
se ha librado de ella. Sin embargo, el nivel de vida, que hasta entonces
había sido bastante alto (Grecia estaba clasificada entre los 30 países
más ricos del mundo), prácticamente no ha cambiado, a pesar del aumento
de la deuda pública. La deuda pública no se traduce necesariamente en
una crisis económica. Se estima que la deuda de países importantes como
USA y Alemania es de miles de billones de euros. Los factores
determinantes son el crecimiento económico y la producción. Si ambos son
positivos, es posible obtener préstamos bancarios a un interés inferior
al 5%, hasta que pase la crisis.
En noviembre de 2009, cuando George Papandreu llegó al poder, estábamos
exactamente en esa posición. Para entender el efecto de su desastrosa
política, mencionaré únicamente dos porcentajes: en 2009 el PASOK de
Papandreu obtuvo el 44% de los votos. Ahora, las encuestas no le dan más
del 6%.
Papandreu habría podido enfrentarse a la crisis económica (que era un
reflejo de la de Europa) con préstamos bancarios al interés habitual, es
decir, por debajo del 5%. Si lo hubiera hecho, nuestro país no habría
tenido problemas. Como estábamos en una fase de crecimiento económico, nuestro nivel de vida habría mejorado.
Pero en el verano de 2009, cuando Papandreu se reunió en secreto con
Strauss-Kahn para poner a Grecia bajo la tutela del FMI, ya había
iniciado su conspiración contra el pueblo griego. Fue el exdirector del
FMI quien hizo esta revelación.
Para lograrlo, fue necesario falsificar la situación económica de
nuestro país con el fin de que los bancos extranjeros se asustasen y
aumentasen hasta niveles prohibitivos las tasas de interés que exigían
por los préstamos. Aquella costosa operación se inició con el incremento
artificial del déficit público, desde el 12% al 15% para el año 2009
[Andrés Georgiu, Presidente de la Junta Directiva del Instituto Nacional
de Estadística, ELSTAT, decidió súbitamente en 2009, sin el
consentimiento de su Junta Directiva, incluir en el cálculo del déficit a
algunas organizaciones y empresas que nunca antes se habían tenido en
cuenta en ningún otro país europeo, con la excepción de Noruega, y ello
con el objetivo de que el déficit de Grecia sobrepasara al de Irlanda
(el 14%), para convertir a nuestro país en el eslabón débil de Europa,
NdT]. Debido a este aumento artificial del déficit, el fiscal del
Estado, Grigoris Peponis,ha encausado hace veinte días a Papandreu y a
Papakonstantinu (su exministro de Hacienda).
A continuación, Papandreu y su ministro de Hacienda iniciaron una
campaña de descrédito que duró cinco meses, durante los cuales trataron
de persuadir a los extranjeros de que Grecia, al igual que el Titanic,
se estaba hundiendo y de que los griegos son corruptos, perezosos e
incapaces de hacer frente a las necesidades del país. Las tasas de
interés subían después de cada una de sus declaraciones y todo eso
contribuyó a que Grecia dejase de poder contraer préstamos y nuestra
adhesión a los dictados del FMI y del Banco Central Europeo se convirtiese en una operación de rescate que, en realidad, es el principio de nuestro fin.
En mayo de 2010, el ministro de Finanzas firmó el Memorándum, es decir,
la sumisión de Grecia a nuestros prestamistas. Según la ley griega, la
adopción de un acuerdo como éste debe presentarse al Parlamento y
necesita la aprobación de las tres quintas partes de los diputados. Eso
significa que tanto el memorándum como la troika que nos gobierna son ilegales, no sólo desde el punto de vista de la legislación griega, sino también de la europea.
Desde entonces, si considerásemos que nuestro viaje hacia la muerte es
una escalera de veinte peldaños, ya hemos recorrido más de la mitad del
camino. El Memorándum regala a los extranjeros nuestra independencia
nacional y la propiedad de la nación, es decir, nuestros puertos,
aeropuertos, carreteras, electricidad, agua, todos los recursos
naturales (subterráneos y submarinos), etc. A éstos hay que añadir
nuestros monumentos históricos, como la Acrópolis, Delfos, Olimpia,
Epidauro y otros, ya que hemos decidido no hacer valer nuestros
derechos.
La producción ha disminuido, la tasa de desempleo ha aumentado
hasta el 18%, 800 000 negocios, miles de fábricas y cientos de artesanos
han cerrado. Un total de 432 000 empresas han quebrado. Decenas de
miles de científicos jóvenes están abandonando nuestro país, que se
hunde cada vez más en las tinieblas de la Edad Media. Millares de
personas que tenían una buena posición hasta hace poco, ahora buscan
comida en los contenedores de basura y duermen en las aceras.
Mientras tanto, se supone que debemos vivir gracias a la generosidad de
nuestros prestamistas, los bancos europeos y el FMI. De hecho, todo el
paquete de decenas de miles de millones de euros que llega a Grecia
regresa luego a nuestros acreedores, mientras que nosotros nos
endeudamos cada vez más a causa de unas tasas de interés insoportables. Y
como es necesario mantener la función del Estado, los hospitales y las
escuelas, la troika impone impuestos exorbitantes a la clase media baja
de nuestra sociedad, que llevan directamente a la hambruna. La última
vez que tuvimos una situación de hambruna generalizada en nuestro país
fue al principio de la ocupación alemana en 1941, con casi 300 000
muertos en sólo seis meses. Hoy, el espectro del hambre vuelve a nuestro
infortunado y calumniado país.
Si la ocupación alemana nos costó a los griegos un millón de muertes y
la destrucción total de nuestro país, ¿cómo podemos aceptar las amenazas
de Merkel y la intención alemana de imponernos un nuevo Gauleiter,* que
esta vez llevará corbata?
La ocupación alemana, desde 1941 hasta octubre de 1944, demostró hasta
qué punto Grecia es un país rico y hasta qué punto los griegos son
trabajadores y tienen conciencia de su compromiso con la libertad y el
amor por su patria.
Cuando las SS y la hambruna mataron a un millón de personas y la
Wehrmacht destruyó nuestro país, confiscó toda la producción agrícola y
el oro de los bancos, los griegos fueron capaces de sobrevivir por medio
del Movimiento de Solidaridad Nacional y de un ejército de 100 000
guerrilleros, que inmovilizaron 20 divisiones alemanas en nuestro país.
Al mismo tiempo, los griegos no sólo sobrevivieron gracias a su
diligencia en el trabajo, sino también, bajo las duras condiciones de la
ocupación, gracias al gran desarrollo del arte griego moderno,
especialmente en los campos de la literatura y de la música.
Grecia eligió el camino del sacrificio por la libertad y la supervivencia al mismo tiempo.
Fuimos atacados, respondimos con la solidaridad y la resistencia y
sobrevivimos. Ahora hacemos exactamente lo mismo, con la certeza de que
el pueblo griego, con el tiempo, vencerá. Este mensaje está dirigido a
Merkel y a su ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, y hace
hincapié en que yo sigo siendo un amigo del pueblo alemán y un gran
admirador de su contribución a la ciencia, a la filosofía, al arte y, en
particular, a la música. La mejor prueba de ello es que he confiado
toda mi obra musical en dos editoriales alemanas, Breitkopf y Schott,
que están entre las mayores editoriales del mundo, y mis relaciones con
ellas son muy cordiales.
Hoy nos amenazan con echarnos de Europa. Si ellos no nos quieren una
vez, nosotros no querremos diez veces formar parte de la Europa de
Merkel y Sarkozy.
Hoy, domingo 12 de febrero, Manolis Glezos - el héroe que arrancó la
cruz gamada de la Acrópolis y con ello dio la señal que marcó el
comienzo no sólo de la resistencia griega, sino también la resistencia
europea contra Hitler - y yo vamos a participar en una manifestación en
Atenas. Nuestras calles y plazas se llenarán de cientos de miles de
griegos que expresan su ira contra el gobierno y la troika.
Ayer escuché a nuestro primer ministro-banquero cuando, dirigiéndose al
pueblo, dijo que ya casi hemos tocado fondo. Pero ¿quién nos ha llevado a
ese fondo en sólo dos años? Son los mismos que, en vez de estar en la
cárcel, amenazan a los diputados con votar un nuevo Memorándum peor que
el anterior. ¿Por qué? Porque eso es lo que el FMI y el Eurogrupo nos
obligan a hacer con amenazas: si no obedecemos, será la quiebra... Es
una situación totalmente absurda. Grupos griegos y extranjeros que nos
odian y que son los únicos responsable de la situación en que está
nuestro país, nos amenazan y nos chantajean para seguir destruyéndonos
hasta nuestra extinción definitiva.
Durante siglos hemos sobrevivido en condiciones muy difíciles. Y no sólo
sobreviviremos ahora, sino que resucitaremos si nos llevasen por la
fuerza hasta el penúltimo peldaño de la escalera que conduce a la
muerte.
En estos momentos dedico todas mis fuerzas a unir a los griegos. Trato
de convencerlos de que la troika y el FMI no son una calle de sentido
único. Hay otra solución: cambiemos la orientación de nuestra nación.
Pactemos con Rusia una cooperación económica que nos ayude a poner en
valor la riqueza de nuestro país en condiciones favorables para nuestros
intereses nacionales.
Propongo que dejemos de comprar equipamiento militar alemán y francés.
Hagamos todo lo posible para que Alemania nos pague las reparaciones de
guerra que nos adeuda, que con los intereses acumulados se elevan a 500
billones de euros.
La única fuerza capaz de hacer estos cambios revolucionarios es el
pueblo griego en un frente unido de Resistencia y Solidaridad que
expulse del país a la troika (FMI y bancos europeos). Al mismo tiempo,
declaremos nulos y sin efecto todos sus actos ilegales, préstamos,
deudas, intereses, impuestos y compras de bienes públicos). Por
supuesto, sus socios griegos, que nuestro pueblo ya ha condenado como
traidores, recibirán el castigo que se merecen.
Vivo totalmente centrado en este objetivo (la unión del pueblo en un
Frente) y estoy seguro de que lo vamos a lograr. Luché con las armas en
la mano contra la ocupación nazi. Conocí los calabozos de la Gestapo.
Fui condenado a muerte por los alemanes y sobreviví milagrosamente. En
1967, fundé el Frente Patriótico (Patriotikó Métopo, PMA), la primera
organización de resistencia contra la junta militar. He luchado en la
clandestinidad. Fui detenido y encarcelado en el "matadero" de la
policía de la Junta. Pero sigo aquí.
Tengo 87 años y es muy probable que el día de la salvación de mi querida
patria no esté entre vosotros. Pero voy a morir con la conciencia
tranquila, porque cumpliré hasta el final con mi deber para con los
ideales de libertad y derecho.