Actualmente, los recortes, despidos y modificación de Leyes para desconocer derechos laborales, entran en el paquete neo liberal del FMI, sin importarles que no sea la solución para detener la pérdida de puestos de trabajo, sino todo lo contrario. En Alemania del Este se produjo una desocupación de más del 40 % de su población activa, cuando el Estado aplicó similares recortes y subsidió masivamente a las empresas privadas para que compraran todas las empresas de estatales del Oeste, incluido su banco central, lo que además provocó descomunal emisión monetaria y espectacular crecimiento del déficit fiscal.
El FMI, en su agenda oculta tiene por prioridad el rescate duro y súbito, de la deuda y pérdidas del sector privado multinacional, el cual por incapacidad y usura, infló tanto la globalizada burbuja, que llegó a explotar en las manos de financistas y banqueros de todo Occidente. Hay similitud con la destrucción de las torres gemelas, cuando la cruel catástrofe validó una escalada global de criminalización y persecución que ante los medios de comunicación, se justificaba guerra y el saqueo. Lo que nos hizo pensar a muchos, en una perversa maniobra del capital. En la economía capitalista, explotó la estafa de la especulación financiera y se criminaliza al pueblo, se le desahucia, se le hace pagar con recortes de salarios y prestaciones sociales, y se le lleva a la precariedad y a la pobreza. La ideología del sacrificio colectivo aplicada en la Alemania del Este, sobre un régimen económico distinto, no dejó de ser un burdo robo al Estado y a su pueblo, Los gobernantes alemanes junto a sus patrocinantes privados crearon un dumping salarial que reportó enormes ganancias al sector privado, aunque también pérdida de seis millones de puestos de trabajo. Estas ganancias son las que actualmente persiguen los poderosos ricos de la Europa del bienestar social, que inmersos en la contaminación del déficit público y privado, esperan copiar el modelo Alemán, para implantarlo a golpes en los brazos caídos de sus pueblos, e inflar de nuevo el globo de la usura, la intransigencia y la incapacidad. El laboratorio enseñó como crear el dumping salarial y el saqueo de prestaciones sociales en la Alemania del Este, pero se necesitaba una herramienta nueva para ampliarla al resto de la nación unificada,
y fue la ocurrencia de Peter Hartz, director de personal de la Volkswagen, quien en el año 2001 elabora el proyecto de “modernización” para el gobierno Alemán de turno, y en enero del 2005, la coalición Alemana conducida por los poderosos; financistas, banqueros y poder mediático, amplía el conocido modelo, e impone cuatro paquetes de reformas para estrangular al pueblo; criminalizar a sus trabajadores, saquear sus prestaciones sociales, recortar salarios, romper contratos colectivos, y todo, bajo la óptica de “Una modernización creíble”, es la idea hueca, publicitario-propagandística de Peter Hartz. Esto es, una deformación de la verdad, para atemorizar al pueblo, arrodillarlo, hacerlo culpable y resignarlo en su ruina. “Son medidas indispensables para un nuevo milagro Alemán”; se imponen los (mini jobs), pequeños trabajo, que no superan los 400 euros al mes, y los trabajos de no más de 250 euros, promovidos por empresas públicas y privadas, por no estar sometidas a la cotización de la seguridad social. El trabajo temporal se amplia, se imponen los pequeños trabajos, varios y distintos al día para con suerte y resistencia al límite, poder sobrevivir. Los modernos paquetes y la precariedad hacen que muchos estén dispuestos a sustituir a otros por menos dinero. Es el resultado del miedo y hambre. Es la práctica perfecta para la más aguda rentabilidad del capital. No más derechos laborales y si, menos trabajos fijos. La precariedad salarial y el empobrecimiento, permiten a los ricos Alemanes vender a bajos precios sus exportaciones de calidad germana. Les permite crecer y ser competitivos con sus ricos vecinos europeos, quienes han tenido que buscar sus jugosas ganancias en países emergentes, y de paso colocar en paraísos fiscales un elevado porcentaje de sus rentas.
Estos ricos Holandeses, Portugueses, Griegos, Franceses, Ingleses, Italianos, Españoles; con la ayuda del FMI, y la anuencia de sus gobiernos, adelantan en sus respectivos países la operación ”Modernización creíble”. Mientras tanto asisten al desmantelamiento de las empresas estatales, a precios devaluados, única fórmula para regresar algún capital, y en espera de que las condiciones de seguridad jurídica les permitan, como en Alemania, adelgazar sus costos con sangre y sudor del trabajador, y hacer sus usureras especulaciones en el libre mercado.
Pero atención, según la OCDE (Organización de Cooperación y el Desarrollo), en la líder Alemania, desde el año 2000 se aumentó más rápidamente la pobreza que en ningún otro país de la OCDE, y entre 2000 y 2005 aumentó más rápidamente que en los últimos quince años, manteniéndose la población en un 13% por debajo del umbral de la miseria, 2.5 millones de niños en situación de pobreza, además de arrastrar 7.5 millones de analfabetos. Esta es la perspectiva de la Europa capitalista en tiempos de guerra mediática, el bienestar, la salud y el conocimiento tienen un precio que los pobres no pueden pagar. Los pueblos enfermarán, morirán o sobrevivirán en miseria, hasta que lleguen a profundizar y conocer más sobre la deformación de la verdad, tan sistemáticamente manipulada por instituciones que se presentan como defensoras de los derechos humanos, pero que solo dispensan limosnas y ocultan sus verdaderos intereses especulativos de todo tipo.
Las ricas e imperturbables instituciones del sistema capitalista que, criminalizando todo derecho de la naturaleza y de los seres humanos, no podrán continuar el sometimiento por tiempo indefinido. Hoy día no existen las mismas condiciones que en tiempos de la unificación Alemana, allí contaron con la carga ideológica y manipulación de la guerra fría, y con menos información en manos de los pueblos. Este modelo de profundo castigo a las mayorías cuenta con el pedestal mediático de todo occidente, con un ejército multinacional de tecnócratas muy bien pagados y con instituciones supuestamente espirituales.
Esta terrible escalada de la derecha que bendice: “El mal menor”, “Lo que no se hizo”, “El deber patriótico”, “Lo que se debió hacer”, “La modernización”, “La actualización”, no será suficiente para justificar la impunidad de los estafadores premiados, y mucho menos será suficiente para crear nuevos puestos de trabajos dignos. Precisamente en estos días, la Señora Merkel, ante el revés de Sarkozi en la primera vuelta de las elecciones en Francia y la posibilidad de no contar con su incondicionalidad, advertía que a los países endeudados no les serán suficientes los recortes anunciados hasta ahora, para crear puestos de trabajo. Lo sabíamos, ella conoce más de las estadísticas no publicadas en Alemania.
El pueblo va teniendo claro que el capital y los gobiernos de derecha bailan el mismo son, y que a ninguno de los dos le importa el bienestar de los pueblos, sólo nos queda esperar un giro político en Francia, que les retorne a su glorioso pasado, y que nos muestre la posibilidad de enrumbar a Europa por la senda de los países emergentes latinoamericanos, que han sabido sacar a sus pueblos de la ignorancia política, de profundos desajustes sociales y van conquistando su libre determinación política económica y social, poniendo a los capitales a tributar con justicia, a modo de redistribuir las rentas y alcanzar el mayor y más humano bienestar social.
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