Desde
el inicio EEUU de Norteamérica trabaja para controlar y dirigir los
países del continente en favor de sus intereses. Después de la segunda
guerra mundial, el imperialismo, que se robó la victoria soviética
sobre el nazi fascismo, impulsa la OEA como el organismo multilateral
de las Américas. La OEA se inaugura oficialmente en Bogotá en 1948, y
es designado como su primer Secretario General, el colombiano Alberto
Lleras
Camargo.
La
Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, CIDH, es el organismo
creado por al OEA , supuestamente para defender los derechos humanos
individuales y civiles de los ciudadanos que sufren persecuciones,
torturas, desapariciones forzosas y asesinatos en los países signatarios
de la Comisión, donde por cierto no se encuentra E.E.U.U.
El
Actual Secretario general de la Comisión es el Argentino Santiago
Canton y su presidenta es la venezolana Luz Patricia Mejía.
La
otra instancia para la defensa de los derechos humanos en el ámbito
judicial, creada por la OEA, es la Corte interamericana de los
Derechos Humanos, integrada por 7 miembros de reconocida trayectoria
según el criterio de EEUU, y quienes tienen que actuar con
independencia de cada uno de sus Estados y gobiernos de origen.
Para
hablar de los derechos humanos, tenemos antes que despejar una
dicotomía filosófica. Y la resultante es qué existen dos tipos de
derechos humanos: el idealista y el materialista, que corresponden a las
2 concepciones del mundo que se enfrentaron y se enfrentan en la
historia de la filosofía, y que determinan las relaciones entre el ser y
la conciencia.
Para
dar un ejemplo de ello, es preciso recordar que el 31 de enero de 1962
la OEA excluye a Cuba bajo el argumento de su adhesión al
marxismo-leninismo, ––ciencia que estudia las leyes más generales de la
sociedad en su
conjunto, la materia en movimiento y el desarrollo e involución del
pensamiento––, señalando que este es incompatible con los principios
que rigen a esa organización.
Entonces
el problema de los derechos humanos, es un problema de naturaleza
filosófica que entraña una definición conceptual que ha sido
deliberadamente sacada del debate oficial de la OEA, desde 1948 hasta
la fecha.
Esta
indefinición conceptual del tipo de derechos humanos que defiende la
CIDH, nos ha llevado a cometer errores en el discurso cuando decimos
que la OEA y sus organismos de funcionamiento están desgastados y
deslegitimados. La organización de los Estados americanos es para
defender los derechos
humanos de la concepción idealista, que no son otra cosa que los
derechos humanos del imperialismo en contra de la clase trabajadora del
mundo, y particularmente de las Américas.
Nadie
podrá negar que la CIDH no haya cumplido con su trabajo de defender los
derechos humanos de los dueños del capital nacional y trasnacional en
contra de los pueblos de este continente.
Erróneamente
nos asombramos de que esta fulana CIDH y su Corte Interamericana no
salgan a condenar y a sancionar el genocidio que el Estado burgués
colombiano ha cometido en contra de los sindicalistas, campesinos,
revolucionarios en lucha por la liberación nacional, y al pueblo en
situación de pobreza y de miseria; al igual que
en el caso del golpe de Estado en contra del gobierno revolucionario
bolivariano, legítimamente constituido, encabezado por Hugo Chávez ; el
golpe de estado en contra del Gobierno presidido por Zelaya en Honduras,
y por extensión, una interminable lista de atropellos y asesinatos en
contra del proletariado, y de los pueblos de este continente, incluido
al propio pueblo de EEUU, que ha sido alienado para defender la
dictadura corporativa en contra de los intereses de la propia clase
trabajadora norteamericana.
Ahora
que el gobierno revolucionario bolivariano ha tomado la decisión de
retirarse de CIDH, de manera tardía, pero justificadamente al fin,
cuenta con el apoyo de las grandes mayorías del pueblo venezolano, que
se apresta a enfrentar la arremetida imperialista ante su inminente
derrota electoral en los
venideros comicios del 7 de octubre.
tutas13@yahoo.com