Un grupo de más de 90 intelectuales difunden el “Manifiesto para reconstruir a Europa desde la base”, cuenta con la participación de Daniel Cohn Bendit. El mismo activista radical del Mayo francés de 1968, a quien el transcurrir de los años ha encanecido su pelo rojo.
El Manifiesto documento, nos parece cuando menos inadecuado, como respuesta al profundo problema que vive la empobrecida sociedad capitalista. A la altura de los acontecimientos del siglo XXI, no es posible recrearse en la idea publicitaria de John F. Kennedy, de crear un Cuerpo de Paz mediante voluntarios, con el lema: “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país”.
Para el momento que vive en mundo capitalista y en particular Europa, la proclama contenida en el difundido documento parece proposición de Boy Scouts: “¡Un año Europeo del Voluntariado para Todos-para taxistas, enfermeras, obreros, industriales, dentista, maestros, periodistas, estudiantes, pensionistas- como respuesta a la crisis del euro”.
Resulta insustancial, y de alguna manera ofende a la inteligencia.
Continua diciendo: “No hay mejor manera de colmar a Europa de vida y de risa que mediante el esfuerzo conjunto de los europeos de a pie actuando en su propio nombre”. “… pedir a los gobiernos nacionales, al Parlamento Europeo y a los parlamentos nacionales que promuevan una Europa de ciudadanos que trabajen activamente, y garanticen los requisitos financieros y legales. Para el Año Europeo del Voluntariado para Todos como un modelo contrario a la Europa establecida de arriba a bajo, esa Europa de élites y de los tecnócratas que han prevalecido hasta ahora”.
Colmar a Europa de vida y de contento no se consigue con solo palabras, por muy creativas que estas sean. El manifiesto parece contener solo la parte envejecida de la memoria de estos proponentes intelectuales y no la memoria histórica que en ellos debiera estar presente. Olvidan que se trata del modelo global de capitalismo salvaje impuesto para esclavizar a los ciudadanos de todo el mundo.
Argumentan que, “…ningún pensador quiso nunca una democracia que solamente consistiera en poder votar periódicamente. La crisis de la deuda que actualmente está desgarrando a Europa no es simplemente un problema económico sino también un problema político. Necesitamos una sociedad civil europea y de las perspectivas de las generaciones más jóvenes si queremos solucionar los asuntos candentes de hoy. No podemos permitirnos dejar que Europa se transforme en el objetivo de un movimiento ciudadanos indignados con una Europa sin Europeos”.
Estos argumentos son de Perogrullo. Claro que es un problema político cuando los gobiernos traicionan a sus electores y se pliegan a los exclusivos designios del poder económico, que es el verdadero problema. El poder económico manda, y genera el recurrente e interminable problema. Las campañas de miedo y persuasivas mentiras manipulan y desvalijan a los pueblos para beneficio del capital establecido como un mal necesario.
El problema es estrictamente económico, surge de las profundas diferencias sociales que han sembrado los neoliberales mediante su libre mercado, diseñado en cenáculos, por los dueños del gran capital para perfeccionar en estricto secreto la dominación cómoda del mundo, mediante intrigas, desestabilizaciones, golpes de estado, guerras abiertas o sórdidas urdidas con la anuencia de ambiciosos e inescrupulosos gobernantes y políticos dispuestos a alcanzar la bendición del gobierno global a la sombra.
Dijo Jan Pol Sartre: “Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”.
El supra gobierno está en manos de los dueños del gran capital, los amos del mundo, los que por primera vez se reunieron en 1954 en el hotel Bilderberg, en Holanda, por lo que a partir de entonces se les conoce como los hombres del Club de Bilderberg. Fue aparentemente una convocatoria de Bernardo, príncipe de Holanda, para reunir por afinidad al poder del dinero de distintos países con el denominador común del anticomunismo. Desde entonces vienen reuniéndose anualmente los hombres más poderosos del universo, auto elegidos para llevar las riendas del mundo, en comunicación especial con Dios y en guerra irreconciliable con los desposeídos; porque “de ellos nada bueno puede esperarse”.
A pesar del estricto secreto con que se instalan estos encuentros, se ha podido conocer la asistencia reiterada de personajes como Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial, Henry Kissinger, secretario de los Estados Unidos, David Rockefeller, responsable del Chase Manhattan Bank, Alan Greenspan, gobernador del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Rodrigo Rato, director gerente del Fondo Monetario Internacional, Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de Estados Unidos, el multimillonario húngaro George Soro, y cada año asisten además, potenciales candidatos presidenciales invitados, como lo fuera Clinton en 1995.
Seguramente el Club nace en momentos en que Europa se recuperaba de los efectos de la Senda Guerra Mundial, con alguna ayuda de los norteamericanos.
Así es, financistas, banqueros, políticos, poder mediático, empresarios; se agruparon en el Club para repartirse y gobernar el mundo, captar, renovar y promover nuevos tecnócratas mercenarios muy bien pagados, para ocupar puestos estratégicos de gran nivel, que aseguren a perpetuidad el negocio sin pérdidas.
Y aquellos más de 90 intelectuales veteranos, hablan de que la sociedad se acoja a la proposición: ¡Un Año Europeo del Voluntariado para Todos!
Tal vez sea una forma para ordenar los asuntos candentes de hoy, en una perspectiva de indignación santurrona y mediocre.
Muy poco podría hacerse con: “el esfuerzo conjunto de los europeos de a pie actuando en su propio nombre”; sin gobiernos que representen los intereses de las mayorías. Sin embargo, estos intelectuales, entre muchas cosas, dicen: “El Año Europeo del Voluntariado para Todos es un acto de autoafirmación de la sociedad europea. No configura un sistema de limosnas para la juventud desempleada. Puede utilizarse para volver a aprovechar la creatividad política y la legitimidad necesarias para construir una nueva constitución en la que se participe activamente desde la base. La libertad política no puede sobrevivir en una atmósfera de temor. Solo prospera y consigue establecerse allí donde la gente tiene un techo que la protege y sabe cómo va a vivir mañana y durante su vejez…” Solo le faltaría la recomendación: “Todos unidos con la madre superiora”.
Una nueva constitución? ya conocimos como se manejo la Constitución Europea, tal vez con más participación del Club Bilderberg que lo que podamos imaginar.
La reflexión que hacen sobre la libertad política, la que no puede sobrevivir en atmósfera de temor, nos hace pensar en cómo cada día perdemos libertad, cómo se nos mete el miedo en el cuerpo, cómo se nos arrebatan los derechos por los que hemos pagado. Cómo se nos empobrece la calidad de vida y se nos niega el futuro.
Otro manifiesto de protesta edulcorada va en el librito de Stéphane Hessel, quien a los noventa y tantos años de edad grita “¡Indignaos!” es candela de luz fría. “Convoquemos una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no propongan como horizonte para nuestra juventud otra cosa que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos contra todos”.
Otro Perogrullo. Es inoperante y catártico sobre un tema tan sensible e importante. Mediante un buen marketing llega a ser un best seller en Francia. Para sumarse al bombardeo mediático que distraer el (orden espontaneo) del candente y represado malestar social.
Los Indignados de todo Occidente, entre ellos los del 15 M, salen a manifestarse por una necesidad común. La de enfrentar el terrorismo Económico que con el beneplácito de los gobiernos recortan los derechos de los trabajadores, y como medida preventiva someten con violencia a toda la sociedad.
A estas alturas, los pueblos se preguntan si la no violencia en las protestas logra algún resultado. Hasta ahora solo se sabe que la respuesta del poder; es cada vez más violenta y agresiva; en tanto preparan el ideario de la protesta con la figura de; anti-sistema, como categoría, y así criminalizar a los movimientos y a las personas en juicios rápidos y contundentes. En muchos países se reforma el Código Penal para sancionar como delito, la protesta pasiva; (sentarse y no moverse cuando lo ordene la policía). Ya en la Cumbre del Clima de Copenhague se marcó un punto de inflexión en Europa, con centenares de detenciones brutales, las que luego, cosa extraña, el Tribunal Supremo danés consideró ilegales.
En España, el día 14 de febrero, una pareja de ancianos de 92 y 76 años se le acusa de robar una lata de anchoas con un precio de un euro en un auto mercado, y en juicio rápido se piden cuatro días de arresto domiciliario. Dicen que el anciano amenazó con su bastón al guardia privado, y que esta fue la tercera vez que trataban de llevarse algo de comida. Este es un buen ejemplo de precariedad en la población, del crítico momento histórico que vive Europa y de cómo se puede penalizar con rapidez a quien se roba una lata de sardinas, y cómo las leyes exoneran de culpas a los estafadores capitalistas que con olímpico cinismo roban a todos una y mil veces.
En occidente está instituida la mentira. Seguirá la injusticia, la doble moral, la compra venta de conciencias para mantener a toda costa la Ley del embudo impuesta por el Club de los intocables poderosos, y en las calles, por necesidad, la indignación cada vez más será el único encuentro de esperanza.