La desorientación colosal que muestran todos los contendientes
fallidos es efecto de la perplejidad de no verse envueltos todos ellos
ya en la tercera guerra mundial. En el continente nunca (a excepción de
la de los Balcanes) hubo tres cuartos de siglo seguidos sin guerras
entre naciones, intestinas o revoluciones. Por eso, no podemos aún
cantar victoria. Las maniobras que preceden a los conflictos armados
suelen durar mucho tiempo antes de declararse abiertamente.
Las causas de los grandes hechos son mucho más complejas que sus
efectos. Pero también podemos reducirlas a los términos en que se cuenta
la historia abstracción hecha de los detalles. Por ello, si no hay
guerra, desde el punto de vista antropológico es por dos motivos: porque
todo el mundo come y porque la tecnología ha transmutado al mundo y a
Europa.
En resumen, Europa se ha civilizado pese a que el sentido común
raras veces se impone al fanatismo de la ideología neoliberal que fía la
convivencia a la resultante de las fuerzas económicas enfrentadas...
Por ello debemos dar las gracias a los avances materiales a costa de
los morales y tener mucha paciencia. No sólo para seguir soportando las
injusticias sociales flagrantes que aún perduran, sino en espera de que
aparte de librarnos de la guerra y haberse civilizado un poco más,
Europa sea gobernada al fin por la Razón dejando a un lado la puerilidad
y la mentecatez de todos sus dirigentes, pese al crédito y la
inteligencia que ellos mismos presuntuosamente se atribuyen…
richart.jaime@gmail.com