¿Qué son esas almas?. ¿De qué están hechas?. La criminal estupidez contra la que nunca podrán los dioses.
¡Ay, querido Presidente Chávez, cómo lo engañó a usted ese canalla de Uribe en 2007!
Qué espesa y viscosa trampa no tendieron, planificada ex profeso para que perdiéramos la Reforma Constitucional.
Usted, Presidente se enfrascó en esa lucha y Uribe se salió con las suyas. Su alma generosa, Presidente Chávez, ofreciéndose para lograr la paz en Colombia, cuando allá los santanderistas lo que pensaban era en profundizar la guerra y seguir sacándole provecho al negocio del narcotráfico.
Cuánta energía despilfarrada, Presidente Chávez, de tal modo que yo deduzco que de allí surgieron sus más penosos males.
Y llegaban todos esos colombianos y colombianas atendidos a las mil maravillas en los mejores hoteles de Caracas, Ud. recibiéndolos en Miraflores y ellos aprovechándose de lo lindo de su nobleza. NUNCA MÁS VOLVIERON A VERLO A UD. PRESIDENTE. Ni le agradecieron un carajo todo lo que usted sobrehumanamente se sacrificó por ayudarles.
Se presentaba aquella oronda señora Yolanda Pulecio, la madre de la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt secuestrada por las FARC, y le pedía a Ud. entre lágrimas que la salvara, y la farsante aparecía en un montaje fotográfico como destrozada, flacuchenta y a punto de morirse. Referían todos los cables del mundo una carta de Ingrid Betancourt en la que decía que se sentía como "muerta en vida", sin apetito y que el cabello se le caía abundantemente.
Pocos días después mostró unas despampanantes curvas en una playa, con uno de sus amantes de turno, con soberanas caderas que revelaban que jamás se había entrado en ese estado de desnutrición.
La señora Pulecio consideraba gimoteando, que sólo el presidente venezolano Hugo Chávez era la única oportunidad para conseguir la libertad de los secuestrados.
La madre de Ingrid, ex reina de belleza de la oligarquía colombiana, en aquel bestial pantallerismo (del cual ella se sabía a la perfección todo el guión), soltó algunos mocos en VTV y dijo: "Le pido a Ingrid que no pierda la fuerza, que siga con el coraje que siempre ha tenido, que piense en sus niños y piense que la necesitamos mucho". En aquella llorona la madre de la ex candidata secuestrada le pedía a su hija que se alimentara, mantuviera "toda la esperanza... estoy luchando por ti, y seguiré luchando hasta que estés libre", y luego el entrevistador la abrazó también lloronamente.
Qué show, carajo.
En aquellos días Miraflores se llenó de familiares de secuestrados por la guerrilla, que después que se aprovecharon todo lo que quisieron de nosotros, recibiendo toda clase de apoyo y atenciones, más nunca se acordaron de los servicios prestados por Venezuela.
Así es esa gente.
Y a mí todo eso me da una profunda arrechera.
Ya para entonces el hijo de puta de Álvaro Uribe había suspendido la mediación de Chávez y de Piedad Córdoba, en la liberación de por lo menos 45 rehenes.
Nunca pude entender por qué las FARC, dejó un montón de pobres rehenes retenidos y en cambio liberó a los gringos de la CIA junto con la Ingrid. Sin duda, ahí hubo otro horrible engaño al Presidente Chávez.
Todo olía a trácala en aquello días: el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo decía: "No nos pueden pedir ahora que retomemos una facilitación y una mediación que no dio resultados concretos" y que adolecieron de "serias fallas".
Si nos echamos a recomponer toda esa inmensa farsa que sufrimos los venezolanos durante el año 2007, con el tema de la liberación de los secuestrados por la FARC, llegaríamos a la conclusión de que Colombia está maldita (lo dijo Bolívar) hasta los términos de la predicción.
No obstante todos esos sufrimientos que padecimos los venezolanos metidos en un lío que no nos compete en absoluto, entonces comenzó el gobierno de Uribe a decir que tenían pruebas inobjetables sobre la presencia de algunos jefes de la guerrilla de las FARC en Venezuela.
El hijo de puta impotente, ha dicho que tuvo intenciones de invadir a Venezuela.
Qué miserables, coño, y nosotros haciendo el papel de pendejos con tamañas lacras, con esas bestias traidoras, viles y criminales sin parangón en los anales del planeta.
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