A veces por lo que oímos y leímos nos da la ligera impresión de que si estamos en contra de una decisión que tome el Presidente, ya somos contrarrevolucionarios o traidores, porque tenemos que estar de acuerdo con lo que sentencie el Comandante, así nos parezca y creamos que dicha decisión va en contra del proceso revolucionario y por tanto a favor del enemigo que está como caimán en boca de caño para caernos encima.
El Presidente, como todo humano, no sólo se equivoca, sino, al parecer, está mal asesorado y por eso cae en errores que nosotros como revolucionarios estamos en la obligación de señalarlos para que se corrijan dichos errores y malas decisiones, pues, entonces, ¿dónde está la autocrítica que pregonaba el Ché y la pregona el propio Presidente? Porque de lo contrario no estamos en un proceso revolucionario si no en otra cosa, donde una persona decide por todos y los que lo rodean simple y llanamente, dicen: Si mi Comandante.
Por eso los que están creyendo que el Presidente Chávez actúa así y no le gusta que le refuten sus decisiones, entonces, no han entendido bien este proceso y mucho menos aquello que reza nuestra Constitución de una democracia participativa y protagónica, que para nosotros es la esencia de este proceso y por ende de la construcción de este proyecto con nuestra propia idiosincrasia, como lo es el socialismo del siglo XX1.
En definitiva es necesario realizar todas aquellas críticas constructivas que ayuden a nuestro Presidente a corregir fallas y equivocaciones, para seguir construyendo entre todos el país que queremos y que también quiere el Comandante Chávez.
Así pues no todo lo que diga o decida Chávez es lo mejor. Hay que estar muy claro y tener mucho cuidado con eso. Así de sencillito.
P.S. Y por favor no me llamen contrarrevolucionario, que ya estoy cansado de eso.