Una de las principales enterradoras, en el foso de la falta de credibilidad, del periódico español El País fue su corresponsal en Caracas Ludmila Vinogradoff. Durante el golpe de Estado de 2002 ella cubrió el engendro que se esforzaron en llamar de todo menos lo que era: un golpe de Estado.
El País, por medio de las crónicas de Ludmila Vinogradoff, fue narrando los acontecimientos mutilándolos, tergiversándolos, avinagrándolos, aderezándolos y enterrándolos en la más absoluta mentira. Los lectores habituales, muchos de ellos autodefiniéndose de izquierdas, no daban crédito a lo que veían en televisión, a lo que leían en medios alternativos y de izquierda y en las crónicas de El País de Ludmila.
Eran las crónicas de alguien que se había «fumado una lumpia1». Pero la verdad es que no había psicotrópicos en las crónicas, sino la mala intención de engañar, de mentir de alguien que, cegada por no sabemos cuál profundo rencor, aborrece a Chávez y, en consecuencia, al pueblo que lo apoya.
Las quejas a El País fueron de tal repercusión que Ludmila tuvo que «emigrar» a un pasquín como ABC (con la misma línea editorial que El País sobre Venezuela). Aquí en su blog de ABC El bochinche venezolano tuvo que pedir disculpas hace unos días y retirar unas fotos de policías egipcios (que ella identificaba como policías chavistas) arrastrando a una mujer bajo el sugestivo título de Fascismo puro y duro.
Pero después de la retirada de las fotos y de un «discúlpame esa», vuelve a fumarse una lumpia con Represión y cacería de brujas. Arremete con las listas Tascón y Maisanta…. Y yo me pregunto: ¿no ha tenido tiempo (años) esta revolución «represora» en salir de cuanto escuálido ocupe un puesto público?
Deduzco por Ludmila que Capriles and Co., una vez en el poder, van a mantener en su puesto a cuanto funcionario revolucionario chavista encuentren.
xurxom@kaixo.com
1 Rollito de primavera para los españoles.
