La carta que el alcalde oligarca ledezma le dirige al Comandante Raúl pone en evidencia el verdadero carácter de la batalla que hoy enfrenta la Revolución Chavista. No se trata de una despreciable guerrita con unos cuantos guarimberos, que se pueden derrotar con unas elementales maniobras de política de salón. Por el contrario, es el enfrentamiento del pensamiento capitalista en choque brutal con la posibilidad socialista.
Es así, el capitalismo mundial, envalentonado por sus triunfos sobre los ensayos socialistas en la Unión Soviética y China, se ha erigido en gendarme mundial que vigila cualquier intento de resurrección de la esperanza de la humanidad. Con el triunfo sobre los colosos socialistas, se emprendió una campaña de desmontaje ideológico, se dijo que habíamos llegado al fin de la historia, que ahora los pueblos sólo podrían aspirar a movimientos sociales inocuos, nunca a pretender conducir su propio destino… El mundo era unánime capitalista, entrábamos a una era tenebrosa, final.
Pero en una isla del Caribe mar, en forma de caimán, a escasas millas del monstruo imperial, seguía encendida la llama de la Revolución. Desde allí, un pueblo heroico nos decía que no todo estaba perdido, que el hombre no era una pasión inútil, que éramos algo más que una especie forajida destinada a la extinción y a ser asesina de la vida planetaria, que nuestra existencia no se confina a la de consumidores y productores de mercancías desatinadas, que más allá de lo material estaba el espíritu humano, único, esperando para desarrollar todas sus potencialidades superadoras de lo zoológico.
Esa pequeña isla, Cuba heroica, es patrimonio de la humanidad, demostración de que el humano tiene un futuro hermoso, brillante, que somos algo más que esto en lo que nos ha convertido el capitalismo, el capital, ese monstruo que nos domina y nos hace ser una especie antinatura, que ha perdido el equilibrio con la vida.
El odio a Cuba, que hoy se manifiesta aquí en Venezuela, es el odio del capitalismo y sus zombis locales contra la idea Socialista que allá persiste, resiste tenaz, aun sometida a un bloqueo material y espiritual que limita con el genocidio.
A Cuba Socialista hay que defenderla con la misma pasión con la que se defiende a la especie humana, a la Humanidad toda: la existencia de Cuba es el farol que indica el camino para la salvación de la vida. Si Cuba Socialista cae, si el farol de humanidad se apaga, el capitalismo tomará cuenta definitiva del planeta, ya no habrá vía para la redención, estaremos ciegos en la arena movediza del egoísmo, la especie se convertirá definitivamente en enemiga de la naturaleza y la naturaleza ejecutará su venganza: la extinción que ya asoma.
Comandante Raúl, por las razones anteriormente expuestas, transmita Ud. a su pueblo, patrimonio de la humanidad, la solidaridad de los desposeídos de esta tierra de Bolívar, Fabricio y Chávez. En honor a los lazos históricos que nos unen al pueblo heroico de Cuba Socialista, terminamos estás líneas recordando a Martí y les decimos desde esta trinchera: ¡Denos Cuba en qué servirla, tiene en nosotros a unos hijos!
¡Viva el ejemplo de Cuba Socialista!