Me da tristeza y arrechera ver como se nos pierde la revolución, producto de la debilidad ideológica y la falta de memoria histórica de quienes no asumen el legado de Chávez como una manera de vida, sino como una forma de revender harina pan, papel tualet, leche en polvo, azúcar o aceite comestible comprados en Mercal o Pdval.
Quien no entienda que la burguesía tiene sus asuntos resueltos -gracias al privilegio del dinero- o que piense que de volver un gobierno de derecha a Miraflores se acabarán las colas, la inseguridad o la impunidad, está miando fuera perol; que un chamo de 25 años de edad o menos, no comulgue con Nicolás Maduro, ni con la patria venezolana que nos dejó nuestro comandante eterno: Hugo Chávez, lo entiendo, no lo comparto, pero lo entiendo, ya que la Venezuela que ese chamo conoce es la que ve en CNN a través de su celular Android, pero que una ama de casa del barrio Negro Primero, La Sábila o El Muertico, tenga la cachaza de pensar que con un gobierno derechista va a resolver su problema de vivienda, transporte, falta de alimentos o inflación, eso si es fin de mundo.
Entiendo que esa ama de casa es víctima de la canalla mediática, de la desinformación o manipulación, lo que no entiendo es su falta de memoria histórica y su debilidad ideológica, o es que esa señora, en este caso, con más de 45 años no recuerde que Carlos Andrés Pérez es el padre de la deuda externa, deuda que Chávez canceló al Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial hace rato; que esa doña no recuerde que el doctor Rafael Caldera le quitó las prestaciones a los trabajadores o que el periodista: Luis Herrera y el pediatra, Jaime Lusinchi, hicieron del presupuesto familiar una alegoría a la hambruna, me parece insólito. Que esa señora y muchos otros como ellas, no recuerden los muertos de Yumare y Cantaura, los desaparecidos por la Digepol-Disip, el viernes negro, el Caracazo, la desmoralización de la majestad de la presidencia debido a las barraganas y los cagatintas, es sencillamente gente que no merecen ser venezolanos.
Que las redes sociales, la facilidad de adquirir una tarjeta de crédito o un fiao al Gobierno, a través del Banco Bicentenario o la incesante campaña que Maduro es solo chofer de bus, les lavó el cerebro, !ah¡ ok. Estamos perdiendo la patria por culpa de quienes -una vez juraron llorando la memoria del gigante Chávez- iban a defender su legado, porque muchos de ellos no están defendiendo nada ¿Dónde quedó esa pasión?, cuando decimos “Yo soy Chávez” y ¿qué fue de ese amor por la patria bolivariana que nos mostró Chávez?, No lo sé, bueno si lo sé, quedó en las largas colas de Mercal o Pdval, no así en las que se forman en Central Madeirense o El Garzón; incluso esa pasión, ese amor y ese juramento quedaron en las colas para comprar una batería de carro, un medicamento para un enfermo de cáncer, aceite de motor PDV o repuesto para vehículos o cemento, pero no en la colas de los cines Cinex o en bancos como Banesco, Mercantil o Provincial.
Para quienes han perdido la memoria histórica o son débiles ideológicos, sepan las cosas se pondrán peores: económica, política y socialmente hablando, de ganar un proyanki o un derechista las elecciones presidenciales, lo digo, porque esos debiluchos y desmemoriados andan cacareando que “si mañana le hacen un referendo Maduro, seguro que las pierde”. Si Luis.
