Es verdad que Mario Vargas Llosa tiene el alto honor de servir nada más y nada menos que como súbdito de Felipe VI Rey de España tronco´e Rey de cierto, no se le puede quitar; pero, Alejandro Toledo no se queda atrás, le lleva una morena y parte de otra porque éste es lo que aquél pero de un Emperador: Obama “Bin Ladem”.
Si mal no entiendo, en la alcurnia de la nobleza el Emperador tiene grado más elevado que el Rey, así que en base a esa lógica Toledo ocupa un sitial mejor posicionado que su ex compatriota de la peruanidad, Vargas Llosa.
No hay que olvidar que Vargas Llosa renunció a la nacionalidad peruana formalmente para adherirse a la española y que el Toledo, al fin y al cabo aunque no de derecho sino de hecho, hizo lo mismo respecto a USA.
Es de aclarar que Toledo fungió de presidente de Perú pero al servicio de Washington, que le dictó la pauta; en cambio, Vargas Llosa intentó serlo pero no pudo, de éste haber logrado la presidencia de Perú habría puesto su gobierno al servicio de la monarquía española seguramente guiado por los latidos de su manifiesto prosaico corazón.
No obstante, da igual Agapito que Agapato; y, a propósito de tales sujetos valga que Ollanta Humala tanto como Alberto Fujimori, respectivamente presidente y ex de Perú, no perdieron ni le pierden los pasos a un tal Alan García, por todos conocido como de la misma ralea: ex presidente sumiso a intereses imperiales y monárquicos también, y que les marcó precedente en la costumbre de postrarse cuales súbditos ante sus majestades.
¿Que Vargas Llosa se postraba ante el Rey Juan Carlos I de España? -ha de preguntarse Toledo y, a su vez exclamar: ¡Yo me postraba ante Bush!-.
Viene al caso advertir que al parecer el gobierno español conchupanciado con el gringo, pretenden trasladar su centro de operaciones conspirativas y terroristas contra Venezuela, que últimamente radicó en Panamá, hacia Perú, y es de esperar que los aludidos hagan de muñequitos con hilos.
¡Bah!
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