Bien lo decía Mao Tse Tung. Indiscutiblemente se refería a la situación geopolítica en el tiempo que vivió. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Hoy no contamos con la URSS como contrapeso al Imperio Norteamericano. Los países que en el pasado se enfrentaron, como Japón y Estados Unidos, hoy son aliados. Si bien es cierto que el nefasto imperio norteamericano, en conjunción con el sionismo internacional y gran parte de los países europeos se han aliado con el único fin de mantener su hegemonía ante los países más débiles desde el punto de vista militar y económico, para nadie es un secreto la aguda crisis estructural del capitalismo que en estos países se viene desarrollando y de la cual no han podido salir.
Es preciso entender por qué el imperio norteamericano, cada vez que atraviesa una crisis en su economía, activa la industria armamentista, creando guerras, haciendo invasiones en los países que son de valor estratégico a sus intereses, bien sea por sus recursos naturales o su ubicación geográfica, como es el caso de Irak, Libia, Afganistán y ahora Siria. Y todo esto bajo la égida de la inmoral ONU, que ha demostrado ser un organismo defensor y cómplice de los intereses hegemónicos.
Es digno de resaltar que el imperio norteamericano ha perdido su área de influencia en Latinoamérica, lo cual le hace más peligroso, ya que sería ingenuo pensar que permitirá el avance que de manera decidida los gobiernos progresistas vienen mostrando en el logro de un nuevo orden geopolítico y un nuevo modelo económico. Debemos prepararnos para la arremetida que de múltiples maneras vendrá; como de hecho ya la estamos padeciendo. Esto crea la necesidad para muchos países de lograr acuerdos de cooperación en las distintas áreas estratégicas.
Se hace imperioso que salgan nuevos actores a la arena política internacional, con una visión clara en cuanto a la situación mundial actual. Esto pasa por entender que el capitalismo está herido y no logra recuperarse, pese a todos los esfuerzos que hacen las grandes potencias por reflotarlo. Han caído en su propia trampa.
De seguir como van los niveles de consumo irracionales y la depredación del ambiente a nivel mundial, estamos condenando la vida en el planeta. Por si fuera poco, estamos al borde de un conflicto nuclear. ¿Quién puede dudar que detrás de todo conflicto bélico haya intereses económicos solapados que lo promueven? Resulta difícil creer que solo unas cuantas familias que ostentan el poder económico a nivel mundial sean las que deciden con base en sus intereses inconfesables. Tumban y ponen gobiernos lacayos. Por supuesto, cuentan con grupos infiltrados en los distintos países, que se empeñan en hacer el trabajo sucio para que sus economías se vuelvan cada vez más dependientes, donde el patrón dólar se siga imponiendo. Romper con esta hegemonía es imposible, sin que las consecuencias se hagan esperar, toda vez que el imperio norteamericano activaría los mecanismos para impedirlo, entre ellos una posible invasión militar.
Resulta lógico comprender que los gobiernos progresistas construyan economías más humanistas con la menor afectación posible de los intereses capitalistas, ya que de lo contrario serían derrocados. Entender esto no es fácil, y aceptarlo menos; pero esto es lo que hay cuando se tienen economías tan dependientes. Sabemos que la política es el arte de lo posible y entender los intríngulis de la misma es casi imposible para el común. Los gobiernos progresistas han tenido que aprender a jugar bajo las reglas que pauta el capitalismo. Pretender acabar con la dictadura del capital en las circunstancias actuales sería firmar una sentencia de muerte.
Pienso que solo podemos alejarnos un poco de la dependencia, si se aplicasen políticas económicas enmarcadas en el aumento del aparato productivo nacional, lo cual permitiría cubrir nuestras propias necesidades y, de ser posible, exportar los excedentes. Hoy contamos con el Mercosur y otras instancias de cooperación e integración regional, tenemos el reto de ser competitivos y lograr, a través de nuestras exportaciones, la entrada de divisas que tanta falta le hacen a nuestra economía.
Si entendemos que toda crisis encierra oportunidades, es ineludible encontrarlas y hacerlas favorables para nuestro desarrollo. Quizás deberíamos revisar el modelo de producción que tenemos, hacerlo más efectivo. Lo que sí queda claro, es que la economía mundial, con la dirección que lleva y el tratamiento que le vienen dando, está condenada al colapso.
Zulika King.
Coordinadora del Movimiento de Batalla Social Punta de Lanza.
En Guatire, la Villa Heroica, a los 13 días del mes de julio de 2014.