Muertos no sienten nada

Este artículo será bastante largo, creo. No encuentro la manera de simplificarlo. Gracias por su paciencia.

Cada día me asombra el hecho de que existe un porcentaje significativo de gente que parece no tener empatía alguna, es decir, parece que no les duele ni una pisca lo que le ocurra a otra persona a menos que sea alguien muy cercano. Es más, estas personas son generalmente egocéntricas, y se creen de verdad más santas que los demás, y tratan de predicar sus ideas como si fueran las más veraces del universo.

Muchos de ellos son, así como son María Corina Machado, Capriles Radonski, Leopoldo López, Antonio Ledezma, etc., son personas que apoyan abiertamente el capitalismo, el consumismo, los conceptos gringos y su cultura de violencia, la colonización física y mental, y son generalmente racistas y xenofóbicos. Aquí en Venezuela, son a menudo los que siguen y apoyan a los líderes de la violenta oposición (los antemencionados personajes).

Una de estas personas, quien yo clasificaría como cobarde (vean por qué abajo) me escribió insinuando que en mi más reciente artículo titulado “Opositores, tengan muchísimo cuidado este año 2015,” me expresé con odio.

Bueno, esa es su opinión, así lo interpretó el artículo, pero la realidad (mía) es que me expresé con un sentimiento que va mucho más allá del odio. Es un sentimiento racional, y es un sentimiento activo y constante que se traduce, en mi caso, en una casi total falta de respeto hacia esas personas (ver más abajo), es decir, hacia los seguidores de la oposición venezolana.

El odio es irracional, lo mío es muy racional.

Entre otras cosas, dije en el artículo:

“Por ejemplo, personalmente, y simplemente por no apoyar a esos opositores, en el 2002 un montón de sifrinos opositores armados con palos y tubos amenazaron de matarme en Santa Inés, un sector de clase media alta opositora en el este de Caracas. En el 2012 trataron de arrollarme con un jeep en Táchira, y también trataron de arrollarme con una moto mientras que andaba en muletas. En el 2011 trataron de secuestrarme para desaparecerme en La Parada, del lado colombiano de San Antonio del Táchira, y en el 2010 me cayeron a golpes en Naiguatá, dejándome por muerto, pero sobreviví … Este tipo de cosa le ha sucedido a muchísimos chavistas desde el 2001 … Nunca olvidaremos, nunca … Los opositores son COBARDES como lo son los petit ladrones COBARDES que roban a los ancianos y a las mujeres de su propia comunidad, o como los atracadores de calle que necesitan utilizar una arma para robar a un inocente pasajero en un autobús, o como los GRINGOS que andan armados hasta los dientes atracando a los más débiles y los más humildes del planeta … Por eso digo, desde las tripas de la psique del subconsciente chavista que burbujea, desde esa evolución innegable, y sin amenazar o advertir, sino diciéndolo sin prejuicio: Opositores, tengan muchísimo cuidado este año 2015.”
Pero antes de continuar, ¿Qué es el odio?

De acuerdo con Wikipedia (la descripción me parece buena):

“El odio es un sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo … El odio no es justificable desde el punto de vista racional porque atenta contra la posibilidad de diálogo y construcción común.”
Ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Odio

Bueno, en mi caso, y en general, les tengo hacia TODOS los seguidores de la oposición venezolana, sin excepción, una inmensa falta de respeto, y eso es casi a cualquier nivel, sea emocional, espiritual, humanista, intelectual, filosófico, conceptual, racional, sea de manera consciente, subconsciente, o inconsciente. Mi falta de respeto hacia estas personas se pone en evidencia cuando escribo y cuando hablo, y lo hago intencionalmente, conscientemente, y sin ni una pisca de remordimiento.

El único respeto que les he tenido a los seguidores de la oposición venezolana es en el ámbito de lo físico, es decir, no les he caído a golpes, y no los he matado, ni deseo matarlos, prefiero verlos viviendo en sus pequeñas vidas miserables, paranoicas e infernales aquí en esta tierra antes de que se vayan a su próximo infierno donde se encontraran con el resto de los malvados, descorazonados, y desalmados opositores.

¿Pero por qué les falto tanto el respeto?

No les tengo casi nada de respeto --- mejor dicho, les tengo una gran falta de respeto --- a los seguidores de la oposición venezolanas porque, simplemente, ellos han apoyado y votado por líderes que han abiertamente y contundentemente promulgado y activado la violencia gratuita contra personas inocentes, exactamente así como los votantes gringos votan por sus líderes, quienes promulgan y activan la violencia gratuita contra personas inocentes alrededor del mundo.

Es más, son exactamente igual a los votantes racistas y xenofóbicos que apoyaron y votaron por Hitler en los años 1930 y 1940.

Este reconocimiento de mi falta de respeto hacia los seguidores de la oposición venezolana tiene su base en la lógica, pero también tiene base en mis sentimientos, o mejor dicho, en un sentimiento muy profundo que, en mi caso, viene desde las inmensamente oscuras aguas de los recuerdos de la primera guerra del golfo (1990-91), donde viví en carne propia las emociones las más infernales atrocidades imaginables al ver con mis propios ojos la capacidad de maldad y malicia del ser humano cuando ese ser humano pierde su capacidad de utilizar su racionalidad a causa del tremendo odio irracional, racismo, y xenofobia que se la ha inculcado con el fin de que esa persona salga, como un robot, sin ninguna emoción, a masacrar, descuartizar, torturar y violar al “enemigo” inventado.

Los seguidores de la oposición venezolana, en mis ojos, en mi entendimiento, son exactamente como los seguidores de Hitler, o como esos gringos y sus aliados de la primera guerra del golfo, donde fueron, como robots con los cerebros lavados por el odio y la xenofobia inculcada, a un país que casi nadie en el occidente conocía, a masacrar, sin ninguna emoción, a cientos de miles de inocentes, dejando por detrás una sociedad destruida por la violencia.

Como lo han demostrado una y otra vez desde hace unos 12 años, la GRAN MAYORIA de los seguidores de la oposición venezolana ha apoyado a aquellos seguidores de la oposición venezolana que han sido capaces de matar a sus enemigos inventados, es decir, a los chavistas, y lo han celebrado abiertamente en muchas ocasiones, aun en televisión, como si hubieran salido a las selvas de África a cazar monos.

Para que vean lo que dice la persona que me escribió en el anonimato, desde una cuenta email temporaria. Entre otras cosas, dijo lo siguiente:

“Señor por favor ya basta de odio, no más odio y división entre hermanos Venezolanos, no use un medio de comunicación para manipular a las demás personas … Las Cartas de Odio lo que dan es risa en estos tiempos, usted bien lo dijo, que escribía todo "desde sus tripas", por favor escriba desde el corazón, así le llegara su mensaje a más personas y las convencerá de apoyar sus ideas … un radicalismo rancio y mal oliente …Tiene que ser una broma en verdad todo esto que ha escrito …Pues, usted podrá deducir que yo temo escribirle con mi nombre y apellido desde mi verdadera cuenta de correo electrónico por miedo a ser perseguido …”

Mi respuesta abierta a estos comentarios:

1) Los que odian son los opositores, quienes son en su GRAN MAYORIA racistas y xenofóbicos, odian a los Pobres, a los Negros, a los Indígenas, a los chavistas, y a los que no sean como ellos. Por otro lado, mientras que existen millones de chavistas con muchísima más paciencia y humildad que yo, intencionalmente y conscientemente, yo les falto el respeto, y lo hago abiertamente, sin pena, sin cobardía.

2) Nunca dije que escribía “todo” desde mis tripas. ¿Quién está manipulando?

3) No me interesa un carrizo que “llegara su [mí] mensaje a más personas y las convencerá de apoyar sus ideas.” Considero que mi rol es de exponer de la manera la más clara y sencilla posible las cosas que sean lo más cerca posible de la verdad. No me interesa en nada de convertir a nadie a nada. Cada persona tiene su propio corazón y cerebro, del cual puede, si quiere, gozar como quisiera.

4) Correcto, lo que muchas veces escribo es ciertamente “radicalismo rancio y mal oliente” porque así lo intento, porque digo las cosas como son, o como yo las percibo, y como las siento, y eso les duele y les huele horrible a los protagonistas.

5) Lo que yo escribo no es una broma, es una realidad la cual surge de las decenas de personas inocentes, muchas de aquellos chavistas, asesinadas vilmente por la oposición venezolana en los últimos 12 años, y los centenares de heridos por balas, palos, alambres, y fuego, siempre a manos de los opositores violentos. Cualquier persona que crea que los asesinatos y los heridos inocentes son bromas, debe ser un ser sin corazón o alma, es más, debe ser un cobarde.

6) Cualquier persona que siente que debe escribir al utilizar una cuenta temporaria por miedo de ser perseguido, es un cobarde. En mi experiencia, la GRAN MAYORIA de los seguidores de la oposición son COBARDES.

Bueno, para finalizar, quiero decir que con toda la falta de respeto que les tengo a TODOS los seguidores de la vil oposición venezolana, sin excepción, no tengo ninguna intención de caerles a golpes así como ellos me lo hicieron, que casi me mataron, y tampoco tengo, como ellos lo han hecho tantas veces contra inocentes, ninguna intención de asesinarlos.

Existen otras tácticas más efectivas para joderles la vida a los opositores. Muertos no sienten nada.

oscarheck111@yahoo.com



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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