Reflexiones sobre el poder en Brasil

Releyéndo el libro de Freí Betto, titulado La mosca azul, el cual recomiendo ampliamente, sobre sus experiencias políticas en Brasil que le llevaron a pagar prisión por cuatro años, he considerado oportuno transcribir parte de sus reflexiones que están vigentes para el proceso venezolano. "Los años de lucha clandestina, de cárcel, de convivencia con los pobres me curaron de la ilusión de esperar que mi tiempo personal coincidiera con el tiempo histórico. A contrapelo de lo que pregonaban las quimeras izquierdistas, me convencí que el socialismo al alcance de la mano no pasaba de ser un espejismo.

El proceso de humanización, el acceso a un nivel civiliza torio mejor, en el cual las personas se sentirán agradecidas en su dignidad, aún requerirá largos años, hasta que supere la acumulación de bienes y de poder como suprema ambición, como el valor prioritario de nuestra conflictiva convivencia social. Eduardo Galeano ha comparado las utopías como horizontes hacia los cuales caminamos, mientras más próximos creemos estar, más se alejan de nosotros. José Saramago declaró en el foro social mundial de 2005, que no creía en utopías. Todas se ubican en la esfera de la necesidad. Erradicar la miseria, la pobreza, la desigualdad y construir el socialismo son tareas necesarias para lograr un mundo más justo.

Que ha sido del poder sino la administración de las ganancias de los señores ricos, la ampliación de sus tierras, la multiplicación de sus rentas, él crecimientos de sus mercados. Son dueños del poder para voltear la mesa, cada vez que el juego le resulta adverso. Cuánto cuesta un voto. Ha de tener un precio, porque esa gente miserable mendiga cada centavo y sobrevive tan desposeída que ni conciencia tiene. Existe un modelo hegemónico anglosajón que se nos impone como ideal. Pero podemos imaginar que sucedería si la población de China adoptará hoy el patrón de vida norteamericana, con tantos autos como Estados Unidos. Por tanto, el esfuerzo de pensar un nuevo modelo de convivencia social se impone como desafío y necesidad.

El neoliberalismo pregona la exclusión del Estado de la producción de la riqueza y la administración de los servicios. La ola de privatizaciones reinante hay quien privatiza a su modo, la ley y la justicia, votando a favor del comercio de armas, linchando sospechosos, masacrando prisioneros o exterminando niños. Se privatiza la educación y la salud. El neoliberalismo redujo drásticamente las tasas de crecimiento de todos los países del mundo. Las crisis asustan, atraen sombras y oscurecen las noches, pero nunca impiden el amanecer, excepto para aquellos que se dejan convencer que es más cómodo caminar de espaldas hacia el futuro.

Un pequeño grupo de Partido de los Trabajadores (PT), consiguió en pocos años lo que la derecha no obtuvo en décadas, ni siquiera en los tiempos sombríos de la dictadura, desmoralizar a la izquierda. Aun así, no me carcome el abatimiento, ni la desesperanza me anula él hambre de justicia. Cuando a mediados de 2005, estalló la bomba de la corrupción, deje el gobierno Federal en diciembre 2004, ante el escándalo, del cual no tuve la menor sospecha. El alivio no me exime de la responsabilidad histórica que me vincula al gobierno del PT, aunque sin filiación partidaria.

Mi fe en el socialismo no tiene nada que ver con mis sentimientos religiosos. Se funda en la arraigada convicción de que el capitalismo es incapaz de construir un mundo de justicia y libertad. El bienestar de los países ricos es resultado de la cruel historia de colonización y extorsión practicada en naciones de África, Asia y la América Latina y proseguida hoy por el imperialismo". Hasta aquí, le transcribo un brevísimo resumen del excelente libro que les recomiendo leer.



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German Saltrón Negretti

Defensor de los Derechos Humanos.

 germansaltronpersonal@gmail.com

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