Su majestad es un trato horripilante. Ningún venezolano que tiene en sus venas la sangre de la gente que sacó a patada limpia a los españoles, que en nombre de sus Reyes, especie de Dioses aliados a la Iglesia Católica, que durante algo más de 300 años expoliaron las riquezas de nuestras tierras y erosionaron nuestra genética nativa, le diría a alguien Su Majestad, salvo en protocolos de las relaciones internacionales.
Sin embargo, todavía queda en la España monárquica un residual alto (52 %) que creen que el sistema monárquico regenerado a la luz de estos tiempos, le conviene más a España que una base republicana, democrática Hasta fines turísticos, especie de teatro político, le asignan a la monarquía actualmente dirigida por quienes vendieron por todos los medios posibles y por mucho tiempo como Príncipe de Asturias, el Don Felipe, hecho Rey en medio de una profunda crisis política. Recordemos algo de la mala vida, durante la cual el famoso depredador de elefantes, Don Juan Carlos, con halito alcohólico abdicó a favor de su hijo, quien tendría la tarea de corregir la mala conducta contra el erario público del parasitismo cortesano.
En el año 2014, España salió a la calle a reclamar la republica fallida en los años 30 del siglo pasado. Aquellos movimientos fueron derrotados y el franquismo gobernó por un largo tiempo, negociando el regreso a la monarquía con tal se le echara tierra a la apertura de los expedientes por 150 000 desaparecidos, 2 000 fosas comunes, y del éxodo al exilio de millones de españoles. Juan Carlos de Borbón cumplió su promesa. No se ha avanzado ni un milímetro en los seguimientos al oprobio del franquismo. Y este Don Felipe, tampoco lo hará. Desde el último sondeo de opinión sobre la monarquía española ha pasado casi un quinquenio. Es posible que ya el pensamiento republicano sea mayoría.
Lo bueno de esto, es que coincide con la crisis de Catalunya que aspira ser República, y que su líder dice que hay que dialogar; imaginamos que ese diálogo puede incluir la revisión constitucional de la monarquía y una republica federada con mayor autonomía de las regiones o una confederación de republicas hispánicas.
Lo que resulta inaceptable es que esos monarcas usando la voz de sus secuaces crean que todavía pueden mandar a callar a nuestros pueblos. Jodé.