La Revolución China: proceso de independencia nacional

¿Por qué se desarrolló el proceso revolucionario en China desde una concepción ideológica occidental, como preguntarnos cuándo se comenzó a manifestar en sus alboradas como también inquietarnos sobre cuáles fueron sus objetivos político-sociales proyectados?

El texto en el cual estamos inmerso para su desarrollo explicativo, en sus temporalidades históricas, nos va a permitir poderle proporcionar al lector un serio y aproximado estudio de la Historia del Partido Comunista Chino, en un espacio histórico específico, cual estará circunscrito para los años comprendidos entre 1919 al 1927, lo que se corresponde a los acontecimientos sucedidos desde el levantamiento popular del "4 de mayo de 1919" hasta la "Comuna de Cantón" (diciembre, 1927).

Todo proceso revolucionario se sustenta sobre una base histórica social sobre la cual se pueda proponer un marco conceptual de acercamiento hacia un intento de objetividad en su descripción para su compresión como proceso en revolución conteniendo, esa base social, las razones que se fueran expresando socio-históricamente siendo ellas, esas razones, las que irán llevando a dicha sociedad, en este caso, a la sociedad china, a su incorporación como base social fundamental para la praxis revolucionaria.

En ese orden referente, en el caso específico de China, se presentan una serie de realidades históricas cuales, en nuestros criterios, marcan una fundamental diferencia con los procesos revolucionarios similares en otras latitudes continentales como serían los casos específicos que se expresaran en el continente europeo tanto como en el continente latinoamericano. Para poder aceptar lo precedente es de rigurosidad intelectual comenzar aceptando que las bases histórico-culturales y político-sociales occidentales no son comparables con sus similares chinas como son sus sociedades y culturas en la objetividad de sus correspondientes realidades en los marcos históricos revolucionarios.

Es de rigurosidad académica precisar que esos paradigmas sico-culturales junto a sus expresiones histórico-políticas en sus manifestaciones sociales para el caso específico de China son asimétricos a los occidentales en función de poder comprender el proceso revolucionario que tuviera sus expresiones revolucionarias en las fechas arriba en referencia. Es decir, lo que podríamos denominar como el "hecho histórico" que da comienzo al proceso del rescate de la dignidad nacional, en lo que podríamos denominar como de influencia occidental, se expresó, para el caso de China, en ese espacio histórico de más de ocho años con un comienzo preciso como sería el movimiento del 4 de mayo de 1919 y con una trágica conclusión en aquella expresión político-revolucionaria como sería la "Comuna de Cantón", en aquel diciembre de 1927.

Desde una visión marxista se podría comenzar con la polémica sobre el concepto del "modo de producción asiático" aún en el tintero a pesar de "los manchones intelectuales" en sus análisis desde las visiones occidentales lo que sería poder comenzar nuestra argumentación en los propios principios académicos de la necesaria polémica sobre esa obligante por necesaria confrontación conceptual-revolucionaria en ese encuentro del "Uno con el Otro", es decir, "lo occidental" versus "lo sinológico", lo que nos llevaría a desviarnos de los caminos sobre los cuales debemos y tenemos que transitar en la actual propuesta en el presente texto.

Los sinólogos podrían polemizar sobre cuándo y cómo se comenzó a desarrollar el "encuentro entre dos muy diferentes modos de pensar y gobernar", el occidental y el chino. Podríamos trasladarnos a la dinastía Tang como hacia los siglos XVII y XVIII como bases fundamentales de esas relaciones sustentadas en el conocimiento cultural-religioso, en el comercio del té, las sedas, las cerámicas y, en su correspondiente temporalidad, con el comercio del opio como productos de un comercio bilateral.

Pero sería ese mismo comercio internacional junto a sus correspondientes balanzas comerciales, es decir, en lo referente a las consecuencias del déficit en esa balanza del intercambio comercial, temporalmente a favor de China, lo que iba a provocar y, en consecuencia, producir la necesaria, por obligante, reacción liberal en lo significativo que se correspondía con las políticas imperiales en sus procesos de expansión imperialistas, concretamente, del Imperio británico, junto con los intereses imperiales, aspiraciones y competencias de los reinos europeos que los llevó, en su conjunto, a las lógicas soluciones políticas, militares e ideológicas, en su natural comportamiento significado por lo sistémico liberal de aquella época victoriana en sus comienzos de su expansión comercial como, por ejemplo, de bienes de capital por las lógicas consecuencias del propio crecimiento de aquel capitalismo expansivo liberal manchesteriano.

Aquel comportamiento sistémico de permanente expansión económica obligaba al Imperio británico con referencia a China a imponer soluciones militares, ideológicas y religiosas sobre dicho país con el objetivo de poder confrontar el déficit en la balanza comercial, poder incrementar las exportaciones de opio desde la India hacia aquel importante mercado chino en su permanente crecimiento por la importante demanda de dicho estupefaciente al tiempo que poder confrontar aquel edicto imperial chino donde se abolía la importación y el tráfico del opio proveniente de la India, tráfico que ejercía, en sus comienzos, la Compañía Británica de las Indias Occidentales.

Aquel escenario político-comercial produciría la lógica excursión militar británica sobre las tropas chinas acantonadas en Cantón derrotándolas imponiendo como ejército triunfador las políticas comerciales y jurídico-británicas sobre el imperio chino favorables a la expansión y permanencia permanente del Imperio británico en territorio chino. Aquel hecho histórico se lo denominaría, históricamente, como la "Guerra del Opio" que concluiría con el "Tratado de Nanking" con consecuencias que iban a obligar al Imperio chino a tener que aceptar la apertura de puertos chinos al comercio británico en lo que se definirían, posteriormente, como los "Tratados Desiguales".

El encuentro sino-británico de corte militar-comercial-religioso en sangrienta violencia sustentando su justificación por parte de los británicos en aquel desbalance de aquella balanza de pagos como la necesidad de incrementar el tráfico de opio proveniente desde las zonas productoras de la India donde se cultivaba, se cosechaba y se elaboraba la droga de manos de campesinos indios; tráfico comercial que impactaría y marcaría negativamente en las conciencias de los gobernantes de China y, paulatinamente, en el propio seno del pueblo chino, desarrollando, en consecuencia, el rechazo hacia "lo extranjero".

La reacción británica al edicto imperial chino no solo por su actitud en la desobediencia a su contenido como en confrontarlo con las armas se conjugó, inmediatamente, en un rechazo en la conciencia china sobre aquel invasor foráneo, en lo significado por "lo extranjero", por su actitud violenta, manifestándose el invasor británico como no respetuoso al orden jurídico imperial chino y, en consecuencia, al edicto imperial que concluiría, inevitablemente, en la acción militar británica y en aquella derrota militar de los ejércitos chinos que impactaría en la conciencia china tanto del poder gobernante como del propio pueblo cantonés, es decir, representó para ambos, poder y pueblo chinos, en la "pérdida de cara" (loosing face) que se desarrollaría, en sus consecuencias históricas en la pérdida de la dignidad nacional china tanto por aquella derrota militar como por las costas en dinero por las imposiciones económicas y financieras, por las imposiciones de lo cultural-religioso occidental y la cesión de importantes y estratégicos espacios portuarios nacionales para la "apertura de puertos" que iban a permitir el desarrollo de las exportaciones y el comercio bilateral británico según los contenidos del tratado en referencia.

Las incorporaciones de Francia, Estados Unidos de América, Rusia a los beneficios globales contenidos en el Tratado de Nanking serían la inmediata consecuencia de aquel triunfo británico sobre el Imperio chino de la dinastía Qing. Aquella primera desavenencia sino-británica, en toda su significación tanto conceptual como en su praxis, sería el verdadero comienzo de la entrada de lo cultural judeo-cristiano sobre territorio chino con lo que podríamos definir como el comienzo de la imposición de la "conciencia mercantil, religiosa, jurídica-occidental y filosófica" en las realidades cotidianas de China y su sociedad convirtiéndose en la "semilla de la necesidad de cambios profundos estructurales" vista las objetivas debilidades frente a los imperios europeos y la presencia estadounidense en los comienzos de un mundo global en su expansión conceptual weberiana por su significación imperialista.

La conjunción de lo militar, lo religioso, lo jurídico, lo ideológico en sus consecuencias sociales, económicas, financieras, de identidad nacional en la conciencia del ciudadano chino, las propias debilidades del imperio chino frente a tecnologías extranjeras y una concepción histórica del "ser chino" frente a "lo extranjero" contribuyeron a relaciones asimétrica que permitirían la expansión presencial del extranjero en todo el territorio chino con ciertas particularidades reales y objetivas que llevarían a convertir al populoso país en una semi-colonia donde lo extranjero presente iría imponiendo sus paradigmas jurídicos producto de acuerdos y tratados de corte financiero y económico que irían impactando a toda la estructura social y económica de China alterando siglos históricos de equilibrios alcanzados sobre las bases fundamentales de un pensamiento confuciano que permitía una verticalidad asumida y respetada como pensamiento fundamental de sostenimiento del Estado imperial chino independiente de las temporalidades en contradicciones históricas.

Así transcurriría todo el resto del siglo XIX cuando todas las testas coronadas europeas, el expansivo neo-imperio estadounidense y el Imperio japonés post-Restauración Meiji iban ocupando espacios territoriales e imponiendo políticas globales asimétricas al propio "ser chino" cual conllevarían a un paulatino desarrollo del rescate de la "conciencia nacional" dentro del mundo de la intelectualidad china adversa a y frente a aquellos escenarios de permanente "pérdida de cara" ante los poderes imperiales occidentales y japonés. Aquellos desarrollos se expresaron en la imposición de Tratados y Acuerdos sobre bases jurídicas occidentales que eran obligantes y no denunciables por lo que le permitirían a las potencias imperiales y neo-imperial a repartirse los beneficios de la lógica expansión significativa en el concepto imperialismo. (Treaties and Agreements with and concerning China1894-1919. Carnegie Endowment for International Peace. Washington, 1921, pp. 1729) y (The Maritime Customs. Code of Customs Regulations and Procedure. Shanghai, 1937, pp. 562).

Sería la "Rebelión de los Boxers" (noviembre 1899 al 7 septiembre 1901), hecho histórico de revuelta específica, estrictamente sustentada en un sector seudo-militar-religioso de la población china, la primera expresión violenta de confrontación anti-extranjera, de corte cuasi-militar, por sus propias características socio-religiosas e ideológico-conceptuales, la que permitiría, en el propio proceso histórico en su desarrollo a futuro, exponer dos realidades a lo interno de lo que podríamos denominar como la "conciencia nacional"; en primer lugar, aquel levantamiento contra lo extranjero demostraría las debilidades de una dinastía en decadencia, la dinastía manchú, denominada como la dinastía Qing; y, en segundo término, expondría entre el movimiento intelectual nacionalista la necesidad de llevar a cabo una profunda reforma estructural del Estado (Imperio) chino en la búsqueda de poder alcanzar "la modernidad occidental" de dicho Estado decadente en lo jurídico-representativo.

La derrota inevitable de aquel movimiento anti-foráneo por las tropas de las "14 Potencias" obligaría a la regente imperial, Ci Xi, a tener que firmar un acuerdo de paz leonino con unas extremadamente exageradas cargas económicas y financieras de larga data que tendrían un impacto negativo sobre toda la sociedad china. Sería en ese proceso histórico cuando se comienza a desarrollar y expandir la necesidad de tener que realizar cambios importantes y profundos en la concepción del Estado imperial chino que llevaría, en su desarrollo, a derrumbamiento del poder manchú para ser sustituido por una república que se instalaría como tal en el año de 1911 comenzando, teóricamente, con un estado supuestamente de corte occidental.

Primera parte.



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Miguel Ángel Del Pozo


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