No es la primera vez que versamos sobre Ecuador. En ocasión del referéndum, que a todas luces se diseñó para evitar que Rafael Correa aspirara a una tercera Presidencia, escribimos “Revisionismo en Ecuador o volver al pasado”, donde entre otras cosas afirmamos:
“… El Ecuador del siglo XX aparece con las mayores potencialidades para que pueda tener un país medio como ese: petróleo, agricultura, recursos naturales en abundancia, atractivos para la distracción o turismo.
“Ese potencial tardará en ser desarrollado, pues la clase oligarca empresaria y militar sumirán en caos de ingobernabilidad…
“Este Ecuador se dio una oportunidad en el año 2006 cuando elige a Rafael Correa del partido Alianza País…”.
Fue la Revolución Ciudadana la que puso fin a decenas de años de desestabilización y pobreza. Pero de manera insólita para Ecuador y Nuestramérica todo indica que el camino del progreso ha llegado a una vuelta en “U”, con consecuencias impredecibles.
El reciente anuncio de la separación de Ecuador del ALBA-TCP, muy en línea con los pasos que ya dieron otros gobiernos de derecha de la región, lamentablemente, es un triunfo de la presión directa que realiza la administración Trump para acabar por completo con los mecanismos de integración bolivarianos, vale decir con Unasur, Celac y ALBA-TCP, así como los de corte energético como Petrocaribe. Todo ello, en el gran objetivo en negativo de minimizar el multilateralismo como vía de superación de los problemas de los pueblos.
Pero, ¡Ecuador y Suramérica no se rendirán!
