Las drogas de Trump y Almagro

Entre los personajes más afanosos por descargar su ira y odio contra Venezuela, destacan dos que se llevan el máximo galardón al resentido del año. El desastroso y peligrosísimo personaje llamado Donald Trump y su pequeño bufón, el grotesco Secretario General de la OEA, Luis Almagro. Coinciden los dos en padecer una severa miopía congénita selectiva. Este mal es incurable. Es producto del rencor, miserias y mezquindades, tanto políticas como humanas.

Su padecimiento les hace ser totalmente intolerantes en contra de algunos países y sus legítimos gobiernos; pero descaradamente inclementes y condescendientes con los crímenes cometidos por sus aliados y protegidos. Pañuelo en la nariz, esto se llama doble moral.

Lo podemos ver claramente en el caso de la producción, tráfico internacional y consumo de drogas, donde aparecen claramente comprometidos varios países del orbe, pero que reciben por parte de Estados Unidos el mayor de los amores. La condescendencia total. Un olímpico silencio, rayando en la complicidad y connivencia.

En primer lugar nos referimos al Informe Mundial Sobre las Drogas 2018, publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el cual ha sido totalmente ignorado y ocultado por los grandes medios de la derecha mundial. Allí se señalan varias verdades que reflejan la complejidad del problema y su impacto regional y global. Señalan que "Unos 275 millones de personas en todo el mundo, es decir, aproximadamente el 5,6% de la población mundial de edades comprendidas entre los 15 y los 64 años, consumió drogas en al menos una ocasión en 2016. Unos 31 millones de personas que consumen drogas padecen trastornos derivados de ello". Agregan que según las cifras de la Organización Mundial de la Salud, solo en el año 2015 "fallecieron aproximadamente 450.000 personas a consecuencia del consumo de drogas".

En el caso específico de la producción de cocaína, "En 2016 la fabricación mundial de cocaína se estimó en 1.410 toneladas, que es la cifra más alta jamás registrada". Resaltando que "La mayor parte de la cocaína del mundo procede de Colombia, donde en 2016 se incrementó la fabricación a unas 866 toneladas", producto de más de 200.000 hectáreas dedicadas libremente al cultivo de coca sin que las autoridades locales, ni sus aliados norteamericanos puedan ubicarlos con sus satélites siderales, sus drones con tecnología de punta o sus extensas redes de inteligencia.

Otra droga de origen vegetal con amplio poder destructivo para la población es el Opio, cuya producción en el año 2017 "alcanzó la cifra de 10.500 toneladas, lo que supuso un aumento del 87% con respecto al año anterior". Afganistán es por mucho el mayor productor y exportador de esta droga que llega a casi todo el planeta.

Todos estos grandes flujos de drogas terminan principalmente en Estados Unidos, con un mercado cautivo de alto poder adquisitivo, convirtiéndose en un grave problema de salud pública, pues solo en el año 2016 murieron 63.632 personas por sobredosis en el consumo de drogas, un lamentable "aumento del 21% con respecto al año anterior".

Para los lectores despistados, Colombia y Afganistán son estrechos e incondicionales aliados de Estados Unidos (más que socios, grandes víctimas). En el caso de Colombia tienen bases militares y apoyo directo de la DEA y del Departamento de Defensa de Estados Unidos, "invirtiendo" más de 10.000 millones de dólares" en la supuesta asistencia antinarcóticos denominada "Guerra contra las Drogas", como llaman a su fracasado plan. En cuanto a Afganistán, este país se encuentra invadido por Estados Unidos y sus aliados desde el año 2001, con la "Operación Libertad Duradera", que solo ha sembrado la muerte, la destrucción y el desmembramiento del país, así como el establecimiento y consolidación de grupos terroristas como Al Qaeda y el Estado Islámico que dominan a sus anchas en gran parte del territorio.

Toda la droga producida en Colombia genera estragos en la población de todo el Continente. En el Informe sobre el consumo de drogas en las Américas 2019 de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas dependiente de la OEA (¿dónde estará Almagro?), destacan los siguientes elementos críticos: Inicio del consumo de drogas a edades tempranas (principalmente el uso de drogas "entre los estudiantes de enseñanza secundaria"); nuevas Tendencias en el consumo de drogas (con aumentos en el consumo de cannabis, cocaína y otras drogas sintéticas); y Cambios en el consumo de drogas según sexo (las "mujeres están usando ciertas drogas a igual nivel o en mayor proporción que los hombres"). Esto es un grave problema de salud pública.

En el informe se señala que es en Estados Unidos donde se mantiene "el nivel más alto de consumo de cocaína, con una prevalencia del 1,9%" del total de la población. Destacando el indicador de "Percepción de facilidad de acceso a la cocaína entre los estudiantes de enseñanza secundaria" en el cual "Estados Unidos es de los más altos con 16%". Claro, cuentan con ingentes cantidades de dólares en los bolsillos, accediendo con facilidad al "mercado" de las drogas, ya que el sistema financiero, inmobiliario y comercial de Estados Unidos se encarga de lavar todos estos flujos de millones para que el ciclo se mantenga infinitamente. Oferta y demanda siempre constante. La fiesta de las drogas en las narices del gobierno norteamericano.

Es evidente que la pareja dispareja de Trump y Almagro están más que distraídos en la tarea de resolver y enfrentar los verdaderos problemas regionales. Su doble moral nos recuerda la parábola de Mateo (7, 1-5): "¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano".



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Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

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