El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, advirtió de los inmensos peligros para la humanidad en el uso de la Inteligencia Artificial (IA). El afirmaba que el futuro de la humanidad es la lucha entre humanos que controlan a las máquinas contra las máquinas que controlan a los humanos y, entre la democratización de la comunicación y la usurpación de la comunicación por parte de la inteligencia artificial. En manos de las élites que controlan a la sociedad bajo el capitalismo globalizado, toda innovación tecnológica se torna en un arma dirigida contra la clase trabajadora, los pueblos y las naciones. La indetectable influencia social de masas impulsada por la IA en manos del capitalismo globalista es una amenaza existencial para la humanidad, y se expresa particularmente a nivel político en que tiende a expresarse con un autoritarismo sin igual.
el desarrollo de la IA bajo lógica del capitalismo manejado por las fuerzas financieras globalizadas crea también sus propios límites en el mercado. La automatización plena del proceso de producción (con la robotización) es una situación bajo la cual, por dejar de existir la creación de valor, también se evapora el plusvalor, ésta es la condición por la cual agota el capitalismo sus capacidades de inclusión social y humana como sistema, como ya observamos en nuestro libro ´El Capitalismo en Declive´.
La robotización generará un desempleo masivo sin que genere más plusvalor, riqueza. La única forma de acumular es acentuar aún más la lucha por el acaparamiento del plusvalor ya creado (hacia una economía que legitima toda forma de ´apropiación de riqueza´ o plusvalor ficticio (hacia una economía especulativa que ya está por colapsarse). Con ello no sólo se crea una crisis sistémica para el capital que hoy se hace cada vez más profunda, sino que al mismo tiempo se puede prever la reacción popular ante el desempleo masivo que genera (la lucha de los trabajadores calificados como chalecos amarillos son el preludio). Así que el lema pronto será: Trabajadores de todas las naciones y pueblos uníos para poder desplegar todas sus potencialidades emancipatorias en lo económico, político y cultural.
Es un hecho que toda actividad tiende a ser monetizada, además de mercantilizada, en el capitalismo globalista actual en particular nuestro tiempo libre. Es más, la monetización de la Inteligencia Artificial (IA) ha invadido cada vez más nuestro tiempo libre.
En noviembre 2016, cuando Trump es electo presidente, las fuerzas globalistas empujaron la Fed a elevar las tasas de interés a sabiendas que esto provocaría una crisis internacional. Su objetivo era "salvar" luego al mundo del caos económico introduciendo una cripto-moneda global en reemplazo de un dólar deslegitimado totalmente. La cripto-moneda permitiría hacer transacciones más allá del sistema bancario (sistema con los políticos considerados responsables de la crisis por la población), pero serán las mismas corporaciones y los mismos banqueros los que lanzarán la cripto-moneda y la IA, como la solución para salir de la crisis y la propagarían a través de las grandes plataformas de telecomunicación globalistas. Irónicamente, los salvadores de la crisis serían los mismos que la generaron.
Los globalistas explotarían el hecho que la población, al menos en Occidente, tiende a confiar más en la comunicación que fluye a partir de la Inteligencia Artificial que en las decisiones de los políticos e igualmente más en una cript-moneda que en los banqueros. Pero aun así, todavía necesitarían, que la crisis internacional estalle durante el gobierno de Trump y sea él a quién todos los norteamericanos, y luego el mundo, responsabilicen por lo que las grandes corporaciones financieras produjeron.
En la era de la globalización, una crisis bursátil en un país como EEUU impactará en el mundo entero. Igualmente, la crisis, incluso la caída de un megabanco como el Deutsche Bank donde ya decidieron en julio de 2019 despedir 18mil empleados de un total de unos 95mil, es decir, casi 20%, es señal que al sistema financiero mundial le aguardan unas muy profundas sacudidas. Estamos frente al momento de una gran crisis, de la cual ni la Nueva Formación Social Emergente, en torno a la Nueva Ruta de la Seda y bajo iniciativa de Pekín, saldrá ilesa. Sin embargo, estará en una posición mucho mejor para poder salir adelante que el Occidente anglosajón.
China, también Rusia y la India, tienen el oro suficiente para respaldar su moneda en un momento de colapso bursátil, que no es el caso de EEUU en particular y de ninguna moneda fiduciaria de Occidente. El mercado de bonos y acciones chinos es el segundo mercado más grande del mundo y su economía real crece con buen ritmo, aunque descendiente y a partir de una deuda creciente. La expansión monetaria en China es fuerte y se dirige particularmente a inversiones en la economía real de la Nueva Ruta de Seda. El Occidente anglosajón, en cambio suele invertir esos dineros emitidos sin respaldo para que grandes consorcios logren adquirir acciones propias en la bolsa de valores, creando solo riqueza ficticia. Al ser las tasas de interés en Europa y Japón aún más bajas que en EEUU, hubo un flujo de capital hacia EEUU con el resultado de una alza en el precio del dólar. Trump en julio de 2019 ha declarado la guerra de monedas y pretende bajar las tasas de interés por debajo de las tasas en Europa y Japón. Será una tarea dura de realizar sin la "cooperación" clara de la Reserva Federal, de trayectoria globalista e incluso enfrentada a su política.
Ante la amenaza de una guerra de monedas y el cuadro oscuro de una crisis bursátil mundial, comienzan a percibirse en Europa mejores oportunidades para invertir en China. Recientemente se observa una tendencia de cambiar de ´portafolio´ hacia adquisiciones en la bolsa de valores de China. Los inversores obtienen los mismos retornos que hoy les ofrece EEUU, pero corren menos riesgos al diversificar su portafolio de inversiones. Es de esperar además, que los precios en el mercado de las acciones y bonos de China reciban un impulso, cuando estas inversiones se hagan una práctica común.
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, advirtió de los inmensos peligros para la humanidad en el uso de la Inteligencia Artificial (IA). El afirmaba que el futuro de la humanidad es la lucha entre humanos que controlan a las máquinas contra las máquinas que controlan a los humanos y, entre la democratización de la comunicación y la usurpación de la comunicación por parte de la inteligencia artificial. En manos de las élites que controlan a la sociedad bajo el capitalismo globalizado, toda innovación tecnológica se torna en un arma dirigida contra la clase trabajadora, los pueblos y las naciones. La indetectable influencia social de masas impulsada por la IA en manos del capitalismo globalista es una amenaza existencial para la humanidad, y se expresa particularmente a nivel político en que tiende a expresarse con un autoritarismo sin igual.
el desarrollo de la IA bajo lógica del capitalismo manejado por las fuerzas financieras globalizadas crea también sus propios límites en el mercado. La automatización plena del proceso de producción (con la robotización) es una situación bajo la cual, por dejar de existir la creación de valor, también se evapora el plusvalor, ésta es la condición por la cual agota el capitalismo sus capacidades de inclusión social y humana como sistema, como ya observamos en nuestro libro ´El Capitalismo en Declive´.
La robotización generará un desempleo masivo sin que genere más plusvalor, riqueza. La única forma de acumular es acentuar aún más la lucha por el acaparamiento del plusvalor ya creado (hacia una economía que legitima toda forma de ´apropiación de riqueza´ o plusvalor ficticio (hacia una economía especulativa que ya está por colapsarse). Con ello no sólo se crea una crisis sistémica para el capital que hoy se hace cada vez más profunda, sino que al mismo tiempo se puede prever la reacción popular ante el desempleo masivo que genera (la lucha de los trabajadores calificados como chalecos amarillos son el preludio). Así que el lema pronto será: Trabajadores de todas las naciones y pueblos uníos para poder desplegar todas sus potencialidades emancipatorias en lo económico, político y cultural.
Es un hecho que toda actividad tiende a ser monetizada, además de mercantilizada, en el capitalismo globalista actual en particular nuestro tiempo libre. Es más, la monetización de la Inteligencia Artificial (IA) ha invadido cada vez más nuestro tiempo libre.
En noviembre 2016, cuando Trump es electo presidente, las fuerzas globalistas empujaron la Fed a elevar las tasas de interés a sabiendas que esto provocaría una crisis internacional. Su objetivo era "salvar" luego al mundo del caos económico introduciendo una cripto-moneda global en reemplazo de un dólar deslegitimado totalmente. La cripto-moneda permitiría hacer transacciones más allá del sistema bancario (sistema con los políticos considerados responsables de la crisis por la población), pero serán las mismas corporaciones y los mismos banqueros los que lanzarán la cripto-moneda y la IA, como la solución para salir de la crisis y la propagarían a través de las grandes plataformas de telecomunicación globalistas. Irónicamente, los salvadores de la crisis serían los mismos que la generaron.
Los globalistas explotarían el hecho que la población, al menos en Occidente, tiende a confiar más en la comunicación que fluye a partir de la Inteligencia Artificial que en las decisiones de los políticos e igualmente más en una cript-moneda que en los banqueros. Pero aun así, todavía necesitarían, que la crisis internacional estalle durante el gobierno de Trump y sea él a quién todos los norteamericanos, y luego el mundo, responsabilicen por lo que las grandes corporaciones financieras produjeron.
En la era de la globalización, una crisis bursátil en un país como EEUU impactará en el mundo entero. Igualmente, la crisis, incluso la caída de un megabanco como el Deutsche Bank donde ya decidieron en julio de 2019 despedir 18mil empleados de un total de unos 95mil, es decir, casi 20%, es señal que al sistema financiero mundial le aguardan unas muy profundas sacudidas. Estamos frente al momento de una gran crisis, de la cual ni la Nueva Formación Social Emergente, en torno a la Nueva Ruta de la Seda y bajo iniciativa de Pekín, saldrá ilesa. Sin embargo, estará en una posición mucho mejor para poder salir adelante que el Occidente anglosajón.
China, también Rusia y la India, tienen el oro suficiente para respaldar su moneda en un momento de colapso bursátil, que no es el caso de EEUU en particular y de ninguna moneda fiduciaria de Occidente. El mercado de bonos y acciones chinos es el segundo mercado más grande del mundo y su economía real crece con buen ritmo, aunque descendiente y a partir de una deuda creciente. La expansión monetaria en China es fuerte y se dirige particularmente a inversiones en la economía real de la Nueva Ruta de Seda. El Occidente anglosajón, en cambio suele invertir esos dineros emitidos sin respaldo para que grandes consorcios logren adquirir acciones propias en la bolsa de valores, creando solo riqueza ficticia. Al ser las tasas de interés en Europa y Japón aún más bajas que en EEUU, hubo un flujo de capital hacia EEUU con el resultado de una alza en el precio del dólar. Trump en julio de 2019 ha declarado la guerra de monedas y pretende bajar las tasas de interés por debajo de las tasas en Europa y Japón. Será una tarea dura de realizar sin la "cooperación" clara de la Reserva Federal, de trayectoria globalista e incluso enfrentada a su política.
Ante la amenaza de una guerra de monedas y el cuadro oscuro de una crisis bursátil mundial, comienzan a percibirse en Europa mejores oportunidades para invertir en China. Recientemente se observa una tendencia de cambiar de ´portafolio´ hacia adquisiciones en la bolsa de valores de China. Los inversores obtienen los mismos retornos que hoy les ofrece EEUU, pero corren menos riesgos al diversificar su portafolio de inversiones. Es de esperar además, que los precios en el mercado de las acciones y bonos de China reciban un impulso, cuando estas inversiones se hagan una práctica común.