Saludamos el gesto del hermano Evo Morales Ayma de autocriticarse, ya depuesto como presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, y exiliado en México. Lo apreciamos, como un hecho positivo ante una izquierda que se ha mostrado alcahueta ante decisiones políticas, asumidas por el hermano Evo, a todas luces erráticas, garrafales, más bien. No es precisamente, ocultando sus errores, que la experiencia boliviana pasará inadvertida para los pueblos del planeta, hoy en lucha por su emancipación. Todo lo contrario, reivindicamos el estudio critico de esa experiencia fallida, ya que al hacerlo, los pueblos podrán atravesar senderos de revolución, prevenidos ante los peligros que les colocará el imperialismo en el camino para desviarlos de sus objetivos estratégicos. Estimamos, que una primera enseñanza fundamental a considerar y estar alertas siempre, es que el imperialismo existe y no es una quimera. Y, como tal, deben los pueblos asumir la recomendación que nos legara el Che, Ernesto Guevara, en Santiago de Cuba, noviembre de 1964, y que pasados 55 años, aún mantienen plena vigencia: "...porque es la naturaleza del imperialismo la que bestializa a los hombres, la que la convierte en fieras sedientas de sangre, que están dispuestas a degollar, asesinar, a destruir hasta la última imagen de un revolucionario, de un partidario de un régimen que haya caído bajo su bota o que luche por su libertad... Y recordemos siempre, que no se puede confiar en el imperialismo pero ni tantito así, nada." ¿Qué tanto, fue consecuente Evo, con las ideas del Che? Estimamos, que ni las tomó en cuenta, "ni un tantito así". Lo real y verdadero, de aquella sentencia guevarista, es que la misma mantiene una vigencia plena, que nos debe llevar a considerarla como una ley histórica, confirmada por la infinidad de golpes de Estado propiciados por el imperialismo en nuestra América, y sus políticas injerencistas definidas en la doctrina Monroe de una América para los norteamericanos. Bolivia, se convierte, en los hechos, en la más reciente experiencia golpista, financiada, auspiciada y ejecutada por el gobierno de los EEUU, utilizando como instrumento ejecutor a la OEA. Se trata, ni más ni menos, de una acción de rapiña, como definiera en alguna oportunidad al imperialismo, Vladimir Ilich Lenin. Una acción, cuyo objetivo es el litio boliviano y en lo político, garantizarse una mayoría sólida de votos de gobiernos adeptos, que garanticen la reelección de Luis Almagro, para la secretaría general de la OEA en 2020.
Pero, ustedes se preguntarán: ¿Cómo pudo ingresar la OEA a Bolivia y convertirse en árbitro electoral, en factor decisorio de un proceso electoral que compete tan solo a los bolivianos y bolivianas, vistos sus antecedentes injerencistas en Venezuela y Nicaragua? Los hechos, nos conducen al mes de mayo del presente año, en que Luis Almagro visita Bolivia en su condición de Secretario General de la OEA. Allí, es recibido como si se tratara de un Jefe de Estado. Fue, tal la "química" entre ambos que no menospreciaron tiempo para adularse mutuamente. La derecha internacional, cuestionó severamente la actuación de Almagro al punto que el Canciller boliviano de Evo, Diego Pary informó: "Nosotros hemos recibido información de que una de las reuniones (de Almagro con los opositores bolivianos) ha sido bastante agresiva. Pues lamentamos que haya sucedido, creo que cualquier funcionario internacional que arriba al país merece respeto." (La Razón Digital, 20-05-2019). Lo resaltable, es la defensa que hace el gobierno de Evo de alguien como Almagro, que ha hecho tanto daño a los gobiernos que se han identificado con sus pueblos y cuyos propósitos, en la OEA, han sido atacados ferozmente por las políticas injerencista de la Administración Trump, secundadas por dicho organismo multiestatal. Pero, los Principios son dejados de lado ante el propósito de que Almagro defendiera la postulación presidencial de Evo Morales Ayma, la legitimara ante el concierto de naciones integrantes de la OEA. Con ello, Evo, convertía a Almagro en una especie de gran elector del proceso boliviano; mientras que, ratificaba la presencia de la OEA en las elecciones de octubre próximo y el deleznable Almagro, en un tuiter del 17 de mayo, se daba un bañito de izquierda: "El más pleno compromiso de @OEA_oficial en asegurar las máximas garantías para los comicios; en ese sentido valoramos especialmente el ejercicio de transparencia del órgano electoral y del Gobierno de Bolivia". Adalid de la equidad, llamó el procónsul imperial: "Tenemos una excelente imagen del presidente (Evo Morales). Valoramos el esfuerzo que él ha realizado en Bolivia". Piropos iban de parte de Almagro hacia Evo y viceversa, mientras éste último le respondía agraciado: "Deseo mucho éxito al hermano Almagro para que esta institución esté siempre por la integración de América Latina". Evo, demostraba entonces, que las simpatías personales eran determinantes en su conducción política, mucho más, que los principios y las ideas. El propio día de las elecciones, Evo ratifica su confianza en Almagro, ya que al verse triunfante y objetarle, la propia OEA, su triunfo, el triunfo del pueblo boliviano, en cuestión de horas revierte su victoria y convoca a la OEA, para que sea dicho organismo quien le valide su triunfo electoral para, finalmente, convocar a nuevas elecciones como le exigía la propia OEA, indecisiones todas, que abrieron las compuertas para la concreción del golpe fascista, casi que un autogolpe, sino fuera porque el imperialismo existe y se la jugó –acertadamente- para conseguir esta victoria para sus intereses.
Ya en México, es que Evo se da cuenta de una verdad de Perogrullo: "La OEA no está al servicio de los pueblos latinoamericanos y menos de los movimientos sociales, está al servicio del imperio norteamericano", señalaba en rueda de prensa con medios internacionales, en noviembre pasado. Proponiendo a continuación: "Deberían cambiar el nombre de la OEA para que en lugar de Organización de Estados Americanos sea Organización de Estados del Norte" Preguntamos a Evo: ¿Por qué no acompañaste a Venezuela, cuando agredido por un grupo de gobiernos de derecha, todos miembros de la OEA y serviles a los dictámenes del imperialismo, se ve obligado a abandonar ese nefasto organismo al servicio de los EEUU? Recordemos, aquella actuación de nuestro Comandante Chávez, quien ante la agresión imperialista contra Bolivia, optó por romper relaciones diplomáticas con el gobierno de EEUU de aquel entonces, y darles un plazo breve para retirarse del país a sus diplomáticos, como gesto de solidaridad y apoyo al gobierno de Evo. Gesto supremo de unidad, lealtad y amistad con un pueblo y gobierno, nunca antes visto en la historia de la diplomacia internacional. Gesto, que, sin duda, le ganaron la más profunda enemistad con el imperialismo, en especial, en una época en que se ha tornado más violento y agresivo con los pueblos libres de nuestro continente, siendo el fascismo su expresión más acabada, como hoy lo evidencia el pueblo boliviano en el exterminio generalizado que ha emprendido la gobernante parlamentaria autoproclamada de apellido Añez, en detenciones masivas, desapariciones y matanzas indígenas.
Denunciamos, que se ha puesto en ejecución, en Bolivia, una criminal política de Estado de limpieza étnica, que busca barrer con todo vestigio de libertad y posicionamiento del indio, población originaria que constituye la mayoría de la población boliviana. Si Hitler, llamó Aktion T4, su programa para deshacerse de las poblaciones no arias, como lo expresaba el Fürer: "Si en el frente caen los mejores, en casa tendremos que matar a las sabandijas". Donald Trump, en Bolivia, ha puesto en ejecución, una guerra de exterminio étnico, contra la mayoritaria población indígena, a quienes cataloga como delincuentes, terroristas a los cuales hay que asesinar –impunemente- para someterlos, disciplinarlos para que obedezcan al blanco ario, anglosajón. El 24 de agosto de 1941, el Führer se vio obligado a frenar el curso de su programa de limpieza étnica, debido a la oposición de la opinión pública internacional. Hoy, la opinión pública internacional, juega un rol fundamental en el desenmascaramiento de los planes de exterminio indígena, que desarrolla el gobierno de Trump en Bolivia. ¡No es tiempo de callar ante la barbarie!
Evo, fue un camarada muy especial tanto para Fidel como para Chávez. Con ellos compartió inolvidables experiencias, que en mucho ayudaron a su formación política revolucionaria. Experiencias, como se ha demostrado, pasaron inadvertidas para Evo en una situación tan crucial como la ocurrida en Bolivia. Hugo Chávez, al igual Fidel, fue un hombre recto, correcto, vertical, incólume, un hombre de Principios. En alguna oportunidad, puesto a decidir entre la amistad y sus principios, Chávez fue tajante: "entre un Principio y mil amigos, me quedo con mi Principio". Almagro, podrá ser tu amigo del alma Evo, pero es un agente imperial y como te recomendaba el Che, ni un "tantito así" de confianza debías tener en él, pues encarna la traición. La inconsecuencia con tus principios, al final, las está pagando el pueblo boliviano.
Hugo Chávez, acostumbraba decir sobre la Revolución Bolivariana, que se trataba de una Revolución armada y no desarmada, como lo fue la chilena de Salvador Allende. Ello implica, que el mundo militar no es ajeno a las revoluciones. Una nueva doctrina militar, te faltó Evo. No bastaba, con mayores dotaciones al cuerpo castrense, éste también se nutre de las ideas revolucionarias y las hace suyas, como el que más. Chávez, concibió la nueva doctrina militar de la Revolución Bolivariana sustentada en la unión cívico-militar, la unidad pueblo y Fuerza Armada Nacional Bolivariana, para la mejor defensa de la Nación. Qué malo, dejar una institución tan fundamental para la República, en mandos militares formados en la Escuela de las Américas. Chávez, siempre recordaba aquella frase del gran timonel de China, Mao Tse Tung: "El resultado de una guerra estará en el hombre, no en la máquina". Es, en los hombres y mujeres en armas, donde la Revolución debe incidir con sus ideas y que el cuerpo castrense las haga suyas y las comparta, en conjunción con el pueblo, en un todo único. La adulancia, es mala consejera y es sustancia para la mentira. Chávez, recordaba aquella anécdota ocurrida al Padre Libertador Simón Bolívar, cuando se fue al sur: "Lo rodeó la oligarquía, lo rodearon lo ricos, se casó con una rica, dejó la otra mujer que lo acompañó muchos años, que era criollita. Aprendió a catar el mejor vino, de Francia; el vals…Se volvió un burgués y se hizo muy rico. Y entonces, el pueblo, al poco tiempo, se le alzó. Que es lo mismo que aquí pasaría si yo siguiera el mismo camino, se me alzaría el pueblo. Los que están alzados contra mí son los burgueses. Uno no puede estar bien con Dios y con el diablo, ¡Es imposible! Está escrito en la Biblia. Me odian los burgueses, me quieren picar en pedazos; pero el pueblo no me odia, no. Yo me siento amado por el pueblo, esa es una bendición muy grande. Y es lo que mandó Bolívar: "Libertar a la Patria y merecer las bendiciones de los pueblos". Un soldado bolivariano tiene que seguir ese camino…" (La Doctrina Militar Bolivariana y el poder nacional", Hugo Chávez Frías, Aló Presidente teórico Nº 5, 23 de julio 2009).
Finalmente, en los tiempos que transcurrimos, una Revolución no solo debe sustentarse en principios antiimperialistas y revolucionarios, conformar una nueva fuerza armada consustanciada con su pueblo en unidad cívico-militar, pero quedaría incompleta si no crea mecanismos eficientes en materia comunicacional. Las guerras de los tiempos que transitamos, las lleva el imperialismo directo a las mentes de nuestros pueblos. El Padre Libertador, Simón Bolívar, pudo percatarse –tempranamente- de tales propósitos imperiales y a su regreso a la Patria para retomar la revolución independentista, llega armado con una imprenta y así poder dar la batalla de las ideas con su artillería del pensamiento, El Correo del Orinoco, le llamó. Hugo Chávez, bolivariano hasta en las vísceras, afirmó en 2009: "Yo no soy periodista, pero me apasiona la comunicación". Chávez, como comunicador puso al descubierto, el rol de los medios de comunicación privados, cuyo manejo y apropiación del derecho a la libertad de expresión sirvió de cortina de humo para esconder su verdadero papel de vehículos de propaganda ideológica al servicio del modelo capitalista, del poder imperial y de los grupos económicos religiosos y militares. Y, en ese frente de combate, la Revolución Bolivariana ha librado mil batallas contra la mentira imperial, derrotándolos. Frente de combate, en que la Revolución Boliviana fue derrotada, por menospreciar la artillería del pensamiento…
Caracas, 04-12-2019