La peligrosa situación entre Turquia y Siria me recuerda un principio básico que parece invariable a lo largo de la Historia Universal. Son los conflictos de vecindario entre los pequeños aliados de las grandes potencias los que con sus roces hacen saltar la chispa que desencadena las grandes guerras.
Repasando la historia antigua, este principio comienza a ser notado desde las dos Guerras del Peloponeso, entre Atenas y Esparta. Despues de derrotar al Imperio Persa por mar y tierra, ambas habían quedado como las mayores potencias del Mundo Griego. Cada una se rodeo de una corte de aliados. Esparta con la Liga del Peloponeso. Atenas con la Liga de Delos. La primera comienza con un pequeño conflicto entre Corfú y Corinto, según cuenta Tucidides, ambas ciudades eran parte de la Liga del Peloponeso y se pelearon. Corfú recibió apoyo de la Liga de Delos, capitaneada por Atenas, insatisfecha del apoyo recibido Corfú cambió de bando para alearse con Esparta contra Atenas.
¿Hay alguien pensando en Turquia?.
La segunda guerra comienza cuando Megara, una ciudad aliada de Esparta,situada en la frontera de Esparta es seducida por Atenas(Ucrania?) e ingresa en la Liga de Delos. Al final se arrepiente y Atenas le impone sanciones económicas, una novedad para la época. Omo el bloqueo de Atenas afecta el comercio de todos sus vecinos;Corinto convoca la Liga del Peloponeso que declara la guerra a Atenas. Esparta se ve involucrada por hacer honor a sus alianzas. Durante esta Segunda guerra Atenas se ve afectada por una epidemia de peste en la que perecen Pericles y la mitad de los atenienses
(Coronavirus19?).
Lamisma tendencia de aliados pequeños a involucrar a las grandes potencias,la encontramos en la Europa renacentista.
Según concluye Niccoló Machiavelli en su Il Principe. El pequeño Estado Pontificio era un obstáculo para la paz en Europa y para la unidad de Italia. Sucedía que cada vez que uno de los varios estados independientes que convivían en la península italiana comenzaba a ser preponderante, el Pontífice entraba en conflicto e invocaba la intervención del Cristianísimo Rey de Francia. Eso sucedió muchas veces. Al final, el Pontifice de turno, terminó enfrentando a Francia con España y allí el viejo juego pontificio terminó. El Cristianísimo Rey Francisco I fue hecho prisionero en Pavía y Roma fue saqueada por las tropas del Condestable de Borbon, un francés al servicio de Carlos V.
Ese principio de que las guerras entre grandes potencias suelen ser desatadas por un conflicto entre aliados menores, lo encontramos confirmado en la Guerra de los Siete años.
Según cuenta Guy Breton en su jugosa Historias de Amor de la Historia de Francia, la Marquesa de Pompadour, célebre amante de Luis XV en un berrinche suyo contra Federico II de Prusia, hizo hacer una alianza de Francia, Rusia y Austria contra Prusia. Un incidente menor entre Austria y Prusia desencadenó la Guerra de los 7 años en la que Inglaterra, única aliada de Prusia, le quitó a Francia el Canadá y casi todo su imperio asiático.
Ese mismo principio de conflictos entre aliados menores de grandes potencias desencadenando grandes guerras calamitosas lo encontramos confirmado en la Primera Guerra Mundial, cuyo prologo fue la tensión entre Serbia (aliada de Rusia y Francia) y Austria (aliada de Alemania) en los Balcanes (Bosnia Herzegovina) y el chispazo que desencadenó la guerra fue un atentado del terrorista serbio Gavrilo Principe en Sarajevo. La guerra duró 4 años y fue la hecatombe de la juventud más culta de Europa; 4 imperios fueron disueltos, empezó el ocaso del Imperio Británico y se afirmó el Imperio Americano.
La Segunda Guerra Mundial es otra confirmación de la regla. Cuando la Unión Soviética y la Alemania Nazi habían acordado una Cuarta Repartición de Polonia a Inglaterra se le ocurre aliarse con Polonia y al cabo de dos días estaba embarcada en una guerra que casi pierde. Un error que dejó como exclusivos protagonistas del escenario mundial a Rusia y a Estados Unidos.
El peligro ahora es que el voluble Erdogan a la cabeza de una Turquia aliada de la OTAN, no lleve su apoyo a los retazos del terrorismo salafista que sobreviven en Idliv a una confrontación mundial entre la OCS (Organización para Cooperación de Shanghay) y la OTAN.