Los extremos se tocan

Los extremos se tocan, en todos los casos límite contradictorios borrosos de la forma, exceso y defecto, por la calle de en medio, el medio, de La Gran Moral Aristotélica, contenidos que contiene el continente de continentes del modo típico, ser y noser, de la enciclopedia védica upanishad sánscrita de la modernidad ilustrada originaria de la nueva orientación conceptual einsteiniana, conocidos en mas y más de ocho millones de casos límite contradictorios borrosos tangenciales en la ciudad desnuda borrosa en que la estrella colorida combinatoria entre el blanco y el negro, exprésase con el color gris, entre el yin y el yang, entre la composición con hoja legeriana, entre el contradictorio borroso tangencial 69 cojedeño, entre la diagonal contrarrecíproca socrática del cuadrángulo rectángulo mayéutico de Sócrates. Todas las paradojas absurdas lógicas, tócanse en el medio, significado intensivo connotativo del tercio incluso aristotélico profundo, entre el tercio excluso aristotélico y el tercio incluso estagirita. Nada nuevo bajo el sol eclesiástico y algo nuevo ante el sol ludovicosilvaiano. Los extremos tócanse, siempre ha de expresarse con los casos límite contradictorios borrosos tangenciales, lo consciente y lo inconsciente, que por la calle de en medio, el medio, en que obtiénense los mejore resultados argumentados tal como la optimalidad ortogonal pitagórica, en la tormenta de ideas einsteinianas de la dinámica de grupos villaverdecirigliano. Asina asín así, en los extremos tócanse las resoluciones y decisiones de toda controversia y discusión, en que surge la síntesis de los aspectos límbicos antagónicos difusos tangenciales, tesis y antítesis del cíclico proceso dialéctico heraclitoiano hegeliano marxista, aun y aún, los extremos tócanse, ahí, sí ahí, en el cuartel convite mílite cívico del impulsivo golpe feroz cesarvallejoiano, hacia niveles superiores de la novedosa conceptualidad einsteiniana en la eterna noria notoria del movimiento real sinusoidal de la historia ludovicosilvaiana, de los cambios y reciprocidades, de equilibrio unidad lucha de contrarios borrosos difusos y de transformaciones entre los casos límite contradictorios borrosos tocantes, lo cuantitativo y lo cualitativo, en una difuminación continua espectral, sin salto de talanqueras ni vuelos de gallera, en el trecho estrecho arrecho de los aspectos límbico antagónicos difusos tocantes, del dicho y del hecho, y en medio, el tercio incluso aristotélico profundo, en que tócanse todos extremos controversiales difusos, novedosa idea que surgió de la voladura de Las Torres Gemela Neoyorquinas el día de La Patrona de Venezuela, el 11/09/2001, con el nefando discurso parlamentario georgebushiano: “O estás conmigo o estás con mi enemigo.”, que siguiéranlo Barack Obama y Donald Trump. Los extremos se tocan, en todos los casos límite contradictorios borrosos tangentes de la forma, exceso y defecto, y, por la calle de en medio, el medio, de La Gran Moral Aristotélica, el tercio aristotélico profundo. Sí, los extremos tócanse, se tocan ahí, en lo que dijera Aristóteles, por la calle de en medio, en medio, de los casos límite contradictorios borrosos tangenciales, exceso y defecto, tercio excluso y tercio incluso, categoría y realidad, ser y noser de los aspectos límbico antagónicos tocantes de la literatura védica upanishad sánscrita, de la nueva orientación conceptual einsteiniana. Todos los casos límite contradictorios borrosos tócanse tocantes, sin excepción, tócanse tocantes en el tercio incluso aristotélico profundo y sus similaricadencias tautológicas repetitivas platónicas, en la difuminación continua espectral, en el trecho estrecho arrecho del dicho y del hecho, de lo consciente y de lo inconsciente, del torbellino de ideas einsteiniana, de la dinámica de grupos villaverdecirigliano, en que las mejores soluciones dialécticas, han de estar en la diagonal contrarrecíproca socrática, en la optimalidad ortogonal pitagórica. Los extremos tócanse, ahí en el tercio incluso aristotélico profundo, entre el tercio excluso y el tercio incluso, entre el exceso y el defecto, entre la categoría y la realidad, entre lo consciente y lo inconsciente, entre el ser y el noser. Los extremos tócanse, en la grisura del yin y el yang, en el lienzo pictórico blanquinegro del tao, símbolo de la borrosidad. Los extremos tócanse en la bandera de Corea del Sur. Los extremos tócanse en la diagonal de la bandera wiphala ecuatoriana. Los extremos tócanse en la diagonal contrarrecíproca socrática del cuadrángulo rectángulo. Los extremos tócanse en el limbo del lienzo blanquinegro de la hoja compositiva legeriana. Los extremos tócanse en las hipotenusas tautológicas de los triángulos pareados rectángulos pitagóricos de lo consciente y lo inconsciente. Los extremos tócanse en las bases similaricadentes de las pirámides pareadas paradójicas kelsenianas del Derecho Usual Ordinario Romano y del Derecho Inusual Extraordinario Norteamericano. O sea, los extremos se tocan en las grafías gráficas gratificantes, como lo dijera Aristóteles, correspondencia biunívoca terca entre categoría y realidad. Como lo dijera Julio Cortázar, correspondencia biunívoca tozuda entre el perfecto enunciado y verdad abisal. Y, por la calle de en medio, el medio, el tercio incluso aristotélico profundo, entre el tozudo tercio excluso y el tozudo tercio incluso, entre el terco exceso y el terco defecto, entre la testaruda categoría y la testadura realidad. Y, por la calle de en medio, el medio, la verdad cortazariana profunda, entre la verdad enunciativa y la falsedad enunciativa. Lo que enséñanos que el tercio incluso aristotélico profundo y la verdad cortazariana profunda es terminología similaricadente tautológica repetitiva platónica. Y, que el surgimiento del tercio incluso aristotélico profundo, entre el tercio excluso y el tercio incluso, surgiera del derrumbe de Las Torres Gemelas Neoyorquinas, el 11/09/2001, día de La Patrona de Venezuela, con el parlamento nefando georgebushiano, seguido por lo barakobamaiano, y, por lo donaldtrumpiano, impactantes de golpes de Estados, bloqueos, cercos, medidas criminales persecutorias, persecuciones económicas financieras monetarias, invasiones, guerra, guarimbas, medidas unilaterales ilegales criminales, desastres mundiales del calentamiento global y del cambio climático y, y como colofón para coronar los aspectos límbicos antagónicos difusos tocantes, el coronavirus y el coronavirgos, con la pandemia del convic-19, en que la ingenua cantarina canción venezolana infantil, síntesis párvula filosófica irónica venezolana, que ha de emerger del equilibrio dinámico dialectico dialógico difuso diabético, de los casos linde contradictorios borrosos tocantes, coronavirus y coronavirgos, la cristiana saliva salvadora a la humanidad adulta humana, en que todos los extremos contradictorios borrosos se tocan. Síntesis párvula filosófica irónica venezolana. La paradoja de la saliva salvadora del niño y la galleta en el encuentro con el Comandante Chávez, y, que éste comiera gustoso salivazo mocoso, en que el Comandante no murió, el Comandante se multiplico en la baba y húmedo radical del niñito venezolano, ahí en la dialéctica, ahora, del coronavirus y el coronavirgos. Si los extremos se tocan en todos los casos límite contradictorios borrosos tangenciales de la forma típica del ser y noser, de la literatura védica upanishad sánscrita, con su grafía gráfica gratificante del lienzo blanquinegro del yin y del yang. Entonces sea dicho que de la penumbra sombría whitmaniana, han de surgir todos los extremos contradictorios borrosos tocantes. Ergo vergo sea dicho que entre los aspectos límbicos antagónicos difusos tocantes, como coronavirus y coronavirgos, ha de emanar la síntesis párvula filosófica irónica venezolana. Ergo vergo sea dicho que de la paradoja saliva cristiana salvadora del niño y la galleta en encuentro con el Comandante Chávez, que comiera gustoso salivazo mocoso, el Comandante no murió, el Comandante trascendió, se multiplico, de la baba y húmedo radical del niñito venezolano, ahí en la dialéctica, ahora, del coronavirus y el coronavirgos, en que tocáronse los extremos. miguelbalza60@hotmail.com


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Miguel Homero Balza Lima


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