Como un vehículo sin frenos al que el chofer intenta detener por cualquier medio, se encuentra el presidente Donald Trump porque tras cuatro meses de decir "digo" sobre la pandemia del coronavirus, después dijo "Diego" y de pronto vuelve a decir "digo" donde dijo "Diego".
Si no entendió este trabalenguas, usted estará en el mismo escenario que millones de personas que no comprenden cómo un hombre catalogado de inepto, fatuo, narcisista, incapaz, mentiroso, prepotente, y otros adjetivos pueda estar dirigiendo a la debilitada a primera potencia económica y militar del mundo.
Y es que la Covid-19 le está pasando la cuenta por las constantes barbaridades y anticientíficas declaraciones que ha expresado en los últimos tiempos y hoy son como un boomerang que retornan para golpearle en sus aspiraciones de reelección.
Tratemos que explicar un poco su marcha alante, atrás y alante. Durante los primeros cuatro meses desde que estalló la epidemia en Estados Unidos, Trump había dicho que era un simple catarro, que no atacaba a los fuertes, que debían tomar hidroxicloroquina o desinfectantes, abrir centros de producción y de servicios y no usar tapabocas.
Como la pandemia se extiende con fuerza por todos los Estados de la Unión, la economía cayó vertiginosamente al 32,9 % en el trimestre abril-junio y todas las encuestas lo sitúan por debajo de su contrincante demócrata, Joe Biden, en las elecciones presidenciales del próximo noviembre, Trump usó un tapabocas el pasado 20 de julio y adujo que colocárselo era una acción patriótica.
Pero solo cinco días después, se olvidó de lo que dijo y volvió a declarar que no había que usar los tapabocas y que era necesario que el país volviera a la normalidad para salvar la economía.
Sin que sus asesores lo detengan, volvió a transmitir informaciones erróneas sobre los tratamientos médicos contra la Covid-19 y reafirmó los ataques hacia el prestigioso inmunólogo Anthony Fauci al que acusa de impulsar el virus para evitar su reelección.
Resultaron tan desacertados sus comentarios que las redes Twitter y facebook retiraron el vídeo que envió por considerar que difundía informaciones falsas.
Las imágenes mostraban a un grupo de médicos haciendo afirmaciones falsas y engañosas sobre la pandemia, entre éstas que no eran necesarias las mascarillas para detener la enfermedad y defendía el uso de la hidroxicloroquina pese a no tener respaldo científico y hasta la agencia estadounidense de medicamentos (FDA) retiró la autorización de utilizarlo en tratamientos de urgencia, declaró un vocero de Facebook.
Según estimados, alrededor de 14 millones de personas vieron el vídeo antes de ser cancelado y después Trump se lo envió a sus seguidores.
Lo cierto es que la pandemia, con más de 4 870 000 contagiados y 158 000 defunciones en Estados Unidos; una economía que cae a niveles impredecibles acompañada de un desempleo galopante; revueltas antirraciales en varios Estados de la Unión y las guerras económico-financieras lanzadas contra China, Rusia, Irán, Venezuela, Cuba y hasta contra sus aliados de la Unión Europea, no predicen nada bueno para la reelección del magnate.