La guerra de Ucrania nos llega deformada por los medios de comunicación; se censuran, se jaquean, bloquean páginas, filtran todo. De esta manera, la guerra se ha convertido en una especie de película de Hollywood, de noticias falsas, de acento en la superficie. Todos los días se emiten boletines de las muertes, de los bombardeos, de las armas que se utilizan; los tanques rusos son los villanos, los drones turcos son superhéroes, las insinuaciones de la locura hitleriana de putin, de la debilidad mental de biden, como si de unas celebridades de la farándula se tratara. Sin embargo, lo central que nos muestra esta guerra no se publicita, no es conveniente para ninguno de los bandos, para su capitalismo, su forma de vida: Ucrania es un aviso más del peligro que corre la humanidad en manos del capitalismo, esperemos que no se desoiga como se hace con las alertas que envía la naturaleza.
La humanidad, está hoy, en este momento que escribimos, al límite de una guerra nuclear que terminaría con la vida en el planeta, sólo sobrevivirían las cucarachas. Todo depende de los intereses de unos grupos de capitalistas millonarios en rusia, en europa, en los estados unidos, que son esclavos de esos intereses, simples personalizaciones de esa riqueza, que no tienen voluntad propia; aunque se crean poderosos, tienen que actuar en consonancia con los intereses de la riqueza, y no en consonancia con los intereses de la humanidad. Con esa conducta han destruido el ambiente, y nada indica que actúen de otra manera en este caso de Ucrania. Puede ser que la humanidad salga bien de esta encrucijada, pero el peligro sigue latente, las bombas siguen allí, los aviones, sólo falta una excusa, que tarde o temprano se presentará, es inevitable el choque de los imperios capitalistas que ya no caben en el mundo.
La necesidad de superar al capitalismo es tan urgente como grande el menosprecio del peligro que corre la humanidad. El mundo anda embriagado, en una locura, danzando alrededor del becerro de oro, o intentando hacerlo; distraído en pendejadas, volteando para otro lado, mientras el mundo de la riqueza capitalista, que tiene vida propia, avanza hacia la extinción. Pasamos años inventando monstruos, extraterrestres, previendo la llegada de godzilla, y el monstruo estaba aquí entre nosotros: es el capitalismo, que lleva al humano a bombardear a otros humanos, que destruye bosques y mares, derrite polos, y sus medios lo justifican, embobecen a la humanidad, la distraen.
En estos tiempos nos jugamos la vida de la especie, y nos portamos como aquel teórico del capitalismo que dijo: "no importa, en cien años estaremos muertos". Se quedó corto, en cien años no existirá humanidad, ni nuestros hijos, ni los hijos de ellos, ni nada. Somos responsables del futuro y lo destruimos inconscientemente.
La batalla por superar al capitalismo no es un asunto meramente político, es un problema de humanidad, de su sobrevivencia. Entonces, la luchas de hoy debemos verlas con mentalidad de futuro, de responsabilidad con la especie. Cuando decimos que hay que salir de maduro, es un asunto de humanidad, salir de maduro para volver a Chávez, la existencia de la humanidad requiere del ejemplo que alguna vez fuimos, señalar un rumbo de salvación a la humanidad, el Socialismo. Por eso lo asesinaron, por eso lo traicionaron.
¡CHÁVEZ HUMANIDAD!