La audaz acción militar que cambió el sentido de la guerra en Ucrania

En la guerra hay acciones que determinan el curso, le dan un nuevo contenido a la pugna. Son acciones que, no necesariamente son militares en el sentido estricto, pero van directo a la idealidad, a la espiritualidad y la conmueven, cambiando así el rumbo, el resultado de la contienda. Pensemos en Masada, aquella resistencia trascendió el campo de batalla y se convirtió en ejemplo histórico. Recordemos los discursos de Churchill, inspirando la resistencia británica a los nazis y contribuyendo decisivamente en el resultado de la guerra.

Hoy vamos a relatar un hecho de la guerra de Ucrania, que aún, por razones comprensibles, no está publicitado como debía, al contrario, las agencias de noticias y las redes lo censuran.

Una madrugada, al amanecer, las trincheras enfrentadas se sorprendieron por una bandera blanca que ondeaba en una de ellas. El desconcierto se apoderó del campo de batalla, "sería la rendición", opinaron algunos oficiales. "Es una trampa" dijeron los más avisados. Ese día todo fue silencio.

El día siguiente la bandera seguía allí, y el silencio y la observación mutua era la única actividad. El tercer día, al lado de la bandera apareció una gran pancarta enigmática, en letras rojas: SALVEMOS, LA MISMA SANGRE. El cuarto día, una mujer, quizá un sargento, emergió de su trinchera y avanzó hasta el medio del campo, enfrente de la trinchera enemiga, allí permaneció, firme, toda la jornada. La confusión iba en aumento. Al otro día, tres oficiales se unieron a la mujer.

Después de mucho deliberar, la otra trinchera decidió asomar, con cautela, a dos centinelas, no pasó nada, entonces, decidieron avanzar hacia la trinchera enemiga y se encontraron con los oficiales y su pancarta. Se les oyó conversar, y se despidieron con fuertes abrazos y besos en la mejilla a la oficial. Regresaron a sus respectivas trincheras y a los tres días, las dos tropas se retiraron del campo de batalla. Y comenzó un repliegue total del ejército invasor, los tanques dieron marcha atrás, los aviones no surcaron el aire. La guerra había concluido.

Los oficiales, los generales al llegar a sus cuarteles fueron encarcelados, habían desobedecido las órdenes del enardecido putin. Luego se conoció el contenido de la conversación de los militares en el campo de batalla: Uno de ellos, que fungía de vocero, leyó un documento. "las guerras las libran los humildes, por los intereses de los ricos, que permanecen en sus hogares tibios, en sus yates blancos, en sus oficinas. Los desposeídos ponen los muertos y las penurias, los ricos ponen las armas que les proporcionaron grandes ganancias. Los ricos se benefician y los desposeídos siguen siendo más pobres, más miserables. Así ha sido durante siglos. Uds. van a darle continuidad a esta situación absurda, o vamos a sentar un precedente: que los ricos libren sus batallas. Que los desposeídos salvemos al planeta, que no derramemos nuestra misma sangre, humana. Basta de engaños, retiremos nuestros ejércitos, sí nuestros, porque no hemos visto a ningún rico en el campo de batalla. Los retiremos como protesta a este reino de los ricos que acaba con el mundo de todos, en guerras absurdas y destrucción de la naturaleza".

El documento corrió por todos los ejércitos y la guerra tomó otro rumbo. Quizá sea una noticia falsa, eso es difícil saberlo en tiempos de guerra, pero si no pasó, merecía pasar…



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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