"Cuando Carl Von Clausewitz, citó esta frase; lo hizo citando al escritor romano Vegecio: "Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum". O sea el archiconocido, "Si vis pacem, para bellum". Si arreas buenas ostias y eres el abusón del patio la guerra te evitará. Se pelearan otros. Por la comida, el agua, la tierra. En vez de subsanar el hambre, la ignorancia y las desigualdades dediquémonos a vender armas. Somos tan inteligentes que no prevemos la jugada a tres movimientos. Que inevitablemente se volverá contra nuestras torres, alfiles y caballos. Que incluso nuestros peones se volverán contra nosotros".
Clausewitz, la política y la guerra.
Fin de la cita.
Finalizando el año 2023 del siglo XXI, ¿se puede tolerar desde la libertad y la democracia que guerra y política continúen siendo conceptos interdependientes para dirimir los conflictos de intereses nacionales e internacionales? Viendo lo que sucede en las guerras de Ucrania, y Gaza, las tesis del general prusiano Karl von Clausewitz continúan plenamente vigentes: "Vemos, por lo tanto, que la guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de la actividad política, una realización de la misma por otros medios". Así, la guerra es la continuación y transformación de la política en un acto de fuerza para doblegar la voluntad del adversario. Es el uso de la violencia en todos sus grados como medio para conseguir el objetivo político de destruir al enemigo. Dos problemas de gran envergadura se plantean a partir de las tesis de Clausewitz. El primero es si la guerra es un medio inevitable para resolver los conflictos de intereses, cuando los medios diplomáticos de la política se han agotado o así lo parece. El segundo afecta al mismo núcleo de la cuestión y es, por consiguiente, el determinante: ¿qué intereses políticos justifican una guerra? Es obvio que si la guerra es un instrumento de la política, el problema básico nace de esta última. Pero, aun así, es necesario poner en evidencia el grado de inhumanidad y barbarie al que puede llegar este instrumento después de activado. Por esos una celebres frases de Manuel Sacristán: todas las guerras son barbarie, pero lo son más en la medida en que la capacidad destructiva aumenta exponencialmente, y no debería olvidarse después de las dos guerras mundiales, en la que el hombre no sólo ha hecho uso de todas las armas a su alcance, sino que ha multiplicado su capacidad de inventar cuando las "necesidades de la guerra" lo han determinado. Ahí está Israel un país pequeño, pero con alta tecnología militar en la siembra de su poder de fuego en Gaza. En medio, de la vorágine de la política belicista, se puede acabar con la política, con toda la política posible. Aunque se podría pensar que el hombre es un animal suficientemente racional como para no traspasar nunca la línea del no retorno, el riesgo de utilizar el poder de fuego militar con toda su potencia destructora persistirá mientras la guerra forme parte de la política. Es un hecho comprobado y repetido que las guerras ya no son, necesariamente, entre ejércitos en combate directo, como si se tratara de un juego tecnológico, aunque macabro por su alto poder destructivo, en el cual se acata la victoria militar de uno de los bandos en pugna. Las guerras son totales, en el sentido de que es un objetivo militar cualquier acción que debilite al enemigo y conduzca a doblegar su voluntad. La escalada belicista de Israel en Gaza es un buen ejemplo: ¿los ataques a la población civil son errores u horrores calculados? ¿La destrucción de los puentes, que incomunican ciudades, y las dejan sin combustibles alimentos, y medicinas, y el bombardeo de las represas hidroeléctricas, fuentes energéticas, dejando un país en la oscuridad, contra quiénes serian? ¿A quién aterrorizarían unos bombardeos? No creo que sea a los políticos de capirote. No existe guerra "humanitaria", que se caracteriza por que un ejército se dedique a la expulsión, y el control de la población y, al mismo tiempo, se escondan de otro ejército. En la hipótesis de que la guerra sea un medio inevitable para conseguir un fin justo, ¿cuál seria el objetivo político para justificarlo? Creo que significa que la mejor ofensa es una buena defensa. ¿Qué quiso decir Einstein con 'Dios no juega a los dados'?
Y es así, la guerra es solo un juego para que algunos ganen dinero, otros poderes, otras famas, pero en el fondo es un negocio. Es un vertedero de todo lo peor del ser humano, dónde se transforma a los jóvenes idealistas en deshechos, dónde se desechan sus cuerpos y su almas a cambio de la oscuridad de otros. Pero, a la vez, es una forma "natural" de mantener distraída a la población, y digo esto porque está en nuestra naturaleza el pelear.
En una guerra no se juega carritos. ¡Reflexión ante todo!