Bolivia

¡Pruebas!

Con un titular de primera plana, las palabras del Cardenal han dado un golpe bajo a las afirmaciones del gobierno que denuncian la existencia de casos de “esclavismo” en la región del Chaco boliviano.

El Cardenal afirma que quienes hablan de “esclavismo” mienten, y aquí es importante referirnos a un documento, que al parecer, no fue de lectura de tan alta autoridad de la iglesia boliviana. El documento en cuestión titula “Tierra, Madre Fecunda Para Todos” y en el se realiza un excelente diagnóstico acerca de la problemática de la propiedad de la tierra. En esta Carta Pastoral, fechada en marzo del 2000 la iglesia católica sostiene que “En nuestra querida patria Bolivia la mala distribución y el uso inadecuado de la tierra continúan siendo una de las principales causas que genera hambre y miseria en sectores amplios de la población”.

En la página 6, después de reconocer que “la independencia no fue tal en lo que a tierras se refiere” el documento refiere que la “iglesia no ha estado libre de pecado en este proceso”, y líneas más abajo se señala”..la Iglesia pudo hacer sin duda buenas obras a favor de los necesitados, pero, hija de su tiempo, estuvo entonces muchas veces más cerca de los poderosos que de los pobres”; parece ser que hoy en tiempo de autonomías, la iglesia o por lo menos el Cardenal también esta más cerca de los poderosos que de los pobres; porque negar la existencia de familias que viven en condición de esclavitud, es hacer coro al Comité Cívico de los “poderosos”.

Pero a más pruebas, solicitada por el Cardenal, volvemos al documento que al referirse a las tierras de la Amazonía y el Chaco sostiene: “En el Oriente la Reforma Agraria no llegó a aplicarse ni tomó fuerza la sindicalización de los campesinos. Desde la Reforma hasta nuestros días, un sector minoritario pero pudiente logró apropiarse de grandes extensiones de tierras baldías del Estado por dotación gratuita o por acaparamiento más allá de lo titulado, a veces a costa de las comunidades indígenas y campesinas del contorno”, exactamente lo que pasó con las propiedades del señor Marincovich, y otros terratenientes.

En el numeral 25 del documento se afirma que “…las grandes dotaciones de tierras se han convertido en vía de fácil acumulación para gente más adinerada e influyente que, habiendo recibido grandes extensiones en forma gratuita, las destina a fines especulativos”.

En lo que se refiere a la situación de los trabajadores que viven en situación de explotación el documento, de manera explícita reconoce la existencia de esclavitud cunado dice: “No podemos olvidar a los trabajadores de la Amazonía, en las barracas gomeras y castañeras del extremo norte del país. Tradicionalmente han estado sometidos a sistemas arcaicos y abusivos de ‘empatronamiento’, a un régimen ‘habilito’ y endeudamiento permanente, real o ficticio, y a explotaciones adicionales, por ejemplo en el precio que ,los patrones y los ‘comerciantes’ que recorren los ríos les fijan para los artículos de primera necesidad. SON FORMAS DISFRAZADAS DE ESCLAVITUD..”

Sobre la base del documento citado, que además contiene otros aciertos respecto al tema de la tierra, nos preguntamos: ¿Conoce el Cardenal esta Carta Pastoral? ¿Por qué la contradicción entre la afirmación oficial de la iglesia que si existe esclavitud, y la sostenida por el Cardenal? Lo cierto es que poco favor ha hecho el Cardenal con sus palabras para quienes estábamos convencidos que la iglesia era auténtica cuando proclamo su opción por los pobres.

Ya Jesús nos previno de los falsos profetas, ya nos hablo de los “sepulcros blanqueados” y esperamos que la verdadera iglesia se pronuncie, aunque frente al poder de 2.000 años, poco pueden hacer las buenas intenciones de los que día a día acompañan al pueblo en su sufrimiento.

Fuente Original: http://www.ubnoticias.org/es



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