¿Convertirá también EEUU a Colombia en potencia nuclear?

Recordemos que Estados Unidos, en su afán por dominar el Medio Oriente, ha hecho y sigue haciendo todo lo que puede por aumentar su prontuario de Estado Criminal. Entre los procedimientos que sistemáticamente utiliza el imperio para convertirse en azote y dueño de cualquier región del mundo, está invariablemente el de comprar a uno de los países locales y convertirlo en lo que denominará en lo sucesivo "país aliado". Al final de la Segunda Guerra Mundial, desde la mismísima victoria contra el régimen nazi, ya el imperio estadounidense planeaba la dominación del oriente medio y sus recursos energéticos mediante la creación del Estado de Israel. Lo primero que hizo fue promover el conflicto y la discordia en la zona, para luego terminar convirtiendo a su aliado —o más bien protectorado— en potencia nuclear.

El paralelismo de esta situación con las circunstancias en que se encuentra actualmente el continente suramericano es impactante: no sólo existen en nuestra región, al igual que en el Medio Oriente, recursos energéticos incalculables y cuya dominación se hace cada vez más —valga la redundancia— imperativa para el imperio, sino que tenemos también a un consumado Protectorado estadounidense en la región, abocado incorregiblemente a la desintegración subcontinental, como lo es actualmente Colombia.

La simple comparación de estas situaciones las hace históricamente paralelas y justifica una inferencia tan obvia y como inevitable: que actualmente Colombia, según su agenda servil al imperio, está por definición, tal como Israel lo ha estado desde la década de los años 60, dentro de una lógica de armamentismo nuclear extraoficial. Si pensamos que nuestro país, al no tener el poder militar de un Irán, no reúne las condiciones suficientes para merecer un tratamiento similar, tal vez debamos pensarlo dos veces. Estamos, en realidad, frente un cuadro geopolítico que convierte a Venezuela, mecca energética y país altamente vulnerable desde un punto de vista militar, en falsa carnada fácil: el resurgimiento de Rusia, el imparable crecimiento de la China, así como el de otros factores mundiales no alineados, convergentes por igual hacia una deshegemonización mundial estadounidense, favorece indirectamente a nuestro país. Ello nos convierte, por lo mismo, en un enemigo frente al cual el imperio, en vistas de una total futura pérdida de control sobre la región, tiene que ir levantando rápidamente los mayores dispositivos de disuasión a su alcance.

xavierpad@gmail.com


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Xavier Padilla


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