Notas sobre nuestro triunfo en Bolivia

La Revolución Democrática y Cultural que en nuestra hermana Bolivia se desarrolla es expresión de una confrontación civilizatoria entre dos y más visiones de mundo. Se trata de una conflagración entre la cosmovisión liberal occidental que socava todas las fuentes de la vida en el planeta, y las cosmovisiones de los pueblos y naciones originarias que desde hace miles de años han desplegado modos de vida solidarios radicalmente distintos a los que somos capaces de imaginarnos desde las limitadas perspectivas de nuestra formación eurocéntrica y capitalista. Esta Revolución de los originarios de Nuestra América, de Abya Yala, tiene su punto de partida contemporáneo en las luchas de resistencia en contra de la imposición del modelo de vida neoliberal, cuando los gobiernos de derecha privatizaron los recursos naturales y los servicios públicos, cuando pretendieron secuestrar la voluntad de los pueblos, cuando pretendieron mancillar su dignidad a través de la brutal persecución y represión a la protesta popular.  

De esas luchas en las estrechas calles de Bolivia nace el liderazgo del primer presidente indígena de nuestra historia, la cabeza más visible de un gobierno determinado a derrotar al Estado colonial y neoliberal y a obedecer la voluntad que el pueblo manifiesta de manera permanente a través de mecanismos de participación popular que ha conquistado para sí mismo, gracias a la organización y movilización social.  

Es Evo Morales el líder de una revolución que se propone trascender la tradicional meta de redistribución de la riqueza para establecer una redistribución radicalmente democrática del poder. Este desafío implica nada menos que enfrentarse al poder de la potencia más poderosa en la historia que busca todos los medios para truncar esta y todas las revoluciones del mundo que trastocan los intereses estratégicos del capital trasnacional. En este sentido, la Revolución Boliviana es pieza clave junto a la Bolivariana (que son la misma) de una confrontación geopolítica a escala mundial. Venezuela y Bolivia junto a otros países son punta de lanza de una emergente Geopolítica del Sur emancipatoria que motoriza la unión de los pueblos del Sur, al tiempo que pone en cuestión y en tensión al capitalismo como modelo de vida dominante y al imperialismo como operador de ese modelo, representando así la posibilidad de construir ese otro mundo posible, necesario y urgente. Esta Geopolítica del Sur se enfrenta a la Geopolítica del Norte Imperial liderizada por Estados Unidos, Europa y sus dispositivos transnacionales, la cual salió nuevamente golpeada por los contundentes resultados del referendo del pasado domingo 10 de agosto.  

Los resultados más que ratificar a unas figuras en sus cargos, son un aval democrático del pueblo boliviano que legitima y respalda la continuidad del proceso de cambios que se está dando en ese hermano país. La pregunta del referendo decía “¿Usted está de acuerdo con la continuidad del proceso de cambio liderizado por el Presidente Evo Morales Ayma y el Vicepresidente Álvaro García Linera?”; más del 60% le dio el Sí a la Revolución Boliviana y también a la que insurge por toda Nuestra América. Los caminos de la descolonización, de la liberación y la unión de los pueblos del Sur salen fortalecidos. 

Asimismo, este triunfo evidencia una fractura de la hegemonía mediática en el seno del imaginario político de la mayoría pueblo boliviano. A pesar de que el Gobierno de Bolivia no cuenta ni siquiera con medios del Estado en condiciones de respaldar su gestión y del bloqueo criminal y racista de los medios privados, el pueblo boliviano votó a contracorriente de aquello que sistemáticamente esos medios anunciaban como una suerte de hecatombe política. La influencia de los medios, es decir, de la agenda corporativa del Imperio, es contenida y contestada por la conciencia y la dignidad de un pueblo. Si bien es una hegemonía todavía poderosa y tremendamente violenta no es omnipotente y está sujeta también a las limitaciones que le imponen la fuerza de los pueblos organizados y permanentemente movilizados.  

La ratificación del camino revolucionario en Bolivia debe convertirse en un punto de arranque para el proceso que llevará a la aprobación definitiva de la Nueva Constitución Política del Estado, la cual sienta las bases para construir colectivamente el Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario.  

Las fuerzas imperiales con sus agencias oligárquicas mantendrán el rumbo golpista y separatista, lo cual debe mantenernos alertas y movilizados. Lo que pase en Bolivia y en cualquiera de nuestros países del Sur debemos asumirlo como propio porque somos una misma Patria la que se está transformando.  

Bolivia además de ser el epicentro geográfico de Suramérica, es hoy el corazón político y cultural desde donde se bombea la energía originaria y la inspiración de nuestras luchas, por eso el triunfo de ese pueblo hermano es también el triunfo de todas y todos nosotros. 
 

luisquintanasur@yahoo.com 

 



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