El lunes 29 de septiembre fue un día histórico para el capitalismo contemporáneo. Fue el día que la Cámara de los Diputados de Estados Unidos rechazó por primera vez el paquete de salvación financiera para los banqueros aventureros del Norte, allí quedó explícita la noción de que la crisis es un crimen.
Esto nos lleva a dos conclusiones.
Sí hay crimen, pero no el cataclismo que los medios divulgan. La mayor prueba de que no hay ese cataclismo es este primer rechazo de la Cámara de Diputados. Después, en la típica carrera codo a codo disputando las sobras, la votación de los diputados se revirtió. Si hubiese acontecido el cataclismo anunciado, el Congreso de EEUU habría aceptado el Plan Bush-Paulson aún antes de ser enviado. El robo endémico sucedió con los bancos de inversiones que ya habían sido desregulados por Clinton (el mejor amigo del ex presidente Fernando Henrique Cardoso). Estaba escrito que esto sucedería.
Es preciso comprender que la gestión temeraria y los fraudes continuados en los balances de gigantes corporativos del tipo sociedad anónima, fueron la esencia del gobierno de Bush Jr. Ésta tampoco es la primera burbuja de la última década. Ya hube otras burbujas antes de la sub prime, que fue el caso de las empresas de alta tecnología. La jugada fue tan alta que estas empresas fueron separadas de la bolsa de NY y formaron la Nasdaq. Esta era la nueva bolsa de valores creada solamente para empresas de alta tecnología para evitar que las especulaciones con estas empresas afectaran la economía real representada por la bolsa de Nueva York.
Si hay crisis en el capitalismo, no es por superproducción, sino por la transformación en commodities de todo aquello que pueda ser comercializado en un mercado futuro. Es decir, todo que puede convertirse en mercancía puede ser fruto de especulación. Y, para empeorar la cosa, el dinero circulante en el mundo está compuesto en más del 80% por activos financieros. Los índices más correctos apuntan a que solamente 1% del dinero es en especie, sea en papel moneda o metal. Otro 11% son depósitos bancarios perfectamente cuantificables y con identificación de valor. Y el restante, el 88% del total, es puro juego de azar. No existe economía real que resista a tamaño descontrol. Ahora lo que se vive en los bastidores, es la defensa de los bancos comerciales de los EEUU, que no pudieron hacer las mismas trampas de los llamados “bancos de inversión”. Los bancos de ahorristas estaban siendo altamente reglamentados, y en el caso concreto del ahorro, tienen una vigilancia severa después del golpe de 1987, en el cual estuvo directamente involucrado el candidato republicano -en esa época ya senador- John McCain. Los banqueros “formales” no pudieron hacer las criminales y sucesivas maniobras y están airados por la ayuda que Bush Jr. dio a los bancos de inversiones, pues esto va desequilibrar a todo el mercado financiero dándole una gran competitividad a esos bancos de inversiones fraudulentas.
Además de los banqueros comerciales de EEUU, la Comunidad Europea también está gritando con estrépito por las maniobras de Bush. Esto nos prueba también que no hay el tal cataclismo, en el que quieren hacernos creer para poder colocar más dinero para la liquidez de fondos que son ilíquidos por su propia naturaleza fraudulenta. Si hubiera este cataclismo todos indistintamente, congreso, bancos comerciales, comunidad europea, darían un apoyo integral, irrestricto e inmediato, pues todos, de momento, dependen de los EEUU.
Lo que hubo fue crimen sí, pues formaron una gran y criminal cuadrilla de manipulación financiera. La burbuja inmobiliaria es siempre la primera señal de crisis. Primero explotan las negociaciones de tipo inmóvil para residencias o negocios. La lucha sin tregua por el suelo urbano y metropolitano es seguida por la expansión del crédito de riesgo y la compraventa, en el sentido especulativo, de millones de metros cuadrados urbanizados. Así ocurrió en 1929, lo mismo sucedió en las operaciones de tipo “land sharking” de la burbuja japonesa del final de los ’80 y que llevó a Japón en la recesión desde ese entonces y lo mismo se dio ahora en la última década, con el absurdo de la tal sub-prime en los EUA.
Conforme ya dijimos, la “burbuja” es acción criminal, de tipo especulativo, inflando una cadena de préstamos sin correspondencia real y repitiendo la solución de salva-vidas con el dinero que sale de la sociedad y va directo a generar “liquidez” en el cajero y en los bolsillos de los altos ejecutivos.
Esta alta clase dirigente y operadora de inversiones, sumada a los dueños de los grandes medios existe como una forma de sustentación de la macro-criminalidad. Es una oligarquía controlada por los CEOs de las transnacionales, que ejecuta su forma de gobierno y desregula –regulando a su favor- todo lo que puede alrededor del mundo. En este momento estamos asistiendo a una estruendosa "realización de logros" que promueve una brutal transferencia de renta hacia la aristocracia norteamericana. Esta maniobra, aún cayendo sobre el contribuyente estadounidense y pasándole la cuenta a todo el planeta, es el ejemplo de guerra "quirúrgica", una forma de acumulación de riquezas brutal y descarnada.
La financiación del capitalismo está mostrando su faz más cruel y da inicio a un proyecto oligárquico de poder en la nación más poderosa del mundo, es decir, el gobierno de pocos en beneficio propio, con el amparo en la riqueza pecuniaria.
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