Si este 4 de noviembre contó con la atención de toda la esfera, pues se inició la elección del nuevo “gendarme del mundo”, la comunidad internacional también deberá estar muy alerta ante un evento que tendrá lugar el próximo 15 de noviembre, en el cual los líderes de las economías principales, países industrializados o emergentes, se reunirán con el presidente electo de Estados Unidos para “revisar” las medidas que han adelantado, con el fin de superar la actual crisis financiera, que afecta a las elites, o para “refundar el capitalismo”.
Esta reunión del G20 (creado en 1999, cuando Venezuela adelantaba su proceso Constituyente y el camino hacia la conquista de la soberanía) integrado por Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, Corea del Sur, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea, fue convocada por el presidente guerrerista George W.Bush, acusado de haber acelerado el proceso con las multimillonarias sumas gastadas en su “guerra contra el terrorismo”.
Por cierto España, a pesar de todo el esfuerzo del gobierno de Rodríguez Zapatero y el lobby del presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, se quedó con los crespos hechos. El esfuerzo no valió de mucho y su país no fue invitado. Pero como la esperanza es lo último que se pierde, Zapatero seguirá puliendo la bota del tío Sam hasta que lo inviten a la fiesta. Hay sectores que aseguran que la no presencia de España tiene como fin minar la credibilidad de Zapatero a lo interno del país y demostrar su “incapacidad” para manejar asuntos de alto nivel.
Esta cumbre “para revisar los adelantos” también convocada por el presidente de Francia y el de la Cumbre Europea, José Manuel Barroso, pretende supuestamente adelantar una reforma que evite una nueva crisis, pero en realidad el trabajo lo harán los gurú del capitalismo, los expertos en economía, quienes esculpirán un nuevo sistema “regulatorio global”, según lo señalan voceros de la Casa Blanca.
El encuentro (nada inocente) contará con la participación de Ban Ki-moon, Secretario General de la Naciones Unidas y los directores del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Foro para la Estabilidad Financiera.
En esta reunión pareciera que no hay intensiones de analizar los efectos de la crisis, que supuestamente comenzó por un problema de hipotecas en Estados Unidos, producto de la caída del mercado inmobiliario y sus efectos a nivel del mercado mundial, sino que se pretende principalmente adoptar nuevas medidas y aplicar nuevas políticas que salven a los especuladores financieros.
En tanto, movimientos sociales y grupos populares convocan movilizaciones ese mismo día para manifestar en contra de posibles medidas que los “líderes del mundo” adopten para “salvar al capitalismo” y que seguramente, no tenemos muchas dudas, afectarán a nuestros pueblos.
La cita se celebrará en Washington, a pesar de Ban Ki-moon recomendó que fuera en la sede de las Naciones Unidas “para darle credibilidad al encuentro”, en una muestra de lo cómplices, cínicos y sin vergüenza que son a lo interno de este organismo. Pero la administración Bush consideró que Nueva York no era el mejor lugar sino Washington “dado el poco tiempo para los preparativos”. Sin embargo creemos que la White House será un espacio propicio e íntimo, para que el nuevo presidente haga alarde de sus dotes disuasivas y éstas le den mejores resultados.
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