Mientras se consolida la victoria incuestionable del SÍ, reflexiono luego de leer algunos trozos de noticias referidas al reaccionario diputado español perteneciente al facista Partido Popular de España. El ministerio de exteriores de ese país prepara "una nota de queja" para nuestro ministro Nicolás Maduro. ¡Uuy que miedo! No es ético, razonable, y de sentido común, para los españoles, defender a un imbécil que ofende la soberanía de una nación y ataca a su presidente, el más democrático del mundo.
¿Hasta cuando debemos continuar aceptando que esa gente del exterior nos venga a supervisar para que certifiquen que somos gente honrada y correcta en procesos electorales? ¿Hasta cuando debemos soportar que extranjeros se inmiscuyan en nuestros asuntos internos? ¿Hasta cuando tendremos que calarnos esa "veta" de sumisión subdesarrollada que los funcionarios del CNE y otros de altos cargos nos imponen unilateralmente? ¿A que países nosotros supervisamos en materia electoral? ¿Si somos el país más avanzado en tecnología electoral con el procedimiento más pulcro y confiable, por qué entonces tenemos dudas e invitamos a un gentío de afuera para que lo constate? ¿Cómo se le llama a eso? A eso se le llama falta de autoestima, subdesarrollo mental, falta de orgullo nacional, irrespeto a todo un pueblo que se hartó de tanta injerencia extranjera y que exige respeto por nuestra soberanía en todos los ámbitos.
En materia electoral siempre estamos contra la pared. Si los lacayos y asesinos opositores exigen la auditoría del 57% de las mesas electorales, se lo permitimos y esto es una estúpida exageración ya que con el 10% sería más que suficiente para una sociedad con un mínimo de inteligencia. Si esa gentuza vende patria pide que vengan observadores de ultraderecha para calificarnos, los complacemos. Si esos cultores de la violencia y el clasismo quieren una máquina capta pensamientos, se las encargamos a la NASA. Ya estamos sumamente molestos con tanta blandenguería sumisa, exigimos que se respete el derecho que tiene la mayoría a decidir nuestro propio destino. No parecemos gobierno, parecemos un país donde la oposición gobierna a través de una ejecutoria que no tiene los pantalones para hacer lo que tiene que hacer. Definitivamente debemos ir a una Asamblea Constituyente que conforme una Carta Magna que nos pueda llevar a un auténtico socialismo bolivariano, libre de tanta traba burocrática y neo burguesa. O somos gobierno o las momias seguirán volviendo.
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