Pareciera el nombre de una película facturada en Hollywood, pero en la realidad actual, es la triste novela que están viviendo millones de norteamericanos en la cuna de “la mano inteligente del mercado que todo lo arregla”, la de las recetas infalibles para crecer económicamente, la de las inversiones multimillonarias con poco riesgo y exorbitantes ganancias, la de los incrédulos inversionistas criollos que se niegan a reconocer todavía, que se acabó el “American Dream” y que sus capitales depositados lamentablemente en aquel otrora paraíso, hubiesen tenido mejor destino en su propio terruño.
La cruda realidad es que, ya suman 38 los bancos quebrados y en lo que va del 2009 entraron en la fatal estadística 13 mas, debido al crac financiero que azota el mundo e indicado por la Corporación Federal de Seguros de Depósitos, creada durante la gran depresión para evitar el masivo retiro de haberes de aterrorizados ahorristas y depositantes.
Estos gigantes daban clases al mundo y en especial a Latinoamérica de que hacer con las inversiones, midiendo el riesgo país según sus patrones y danzaban en las bolsas mundiales en un concierto de ganar ganar embriagados por su “sabiduría mediática”.
Gracias a la política de Hugo Rafael Chávez Frías y el acertado control de cambio implementado, al igual que el “desenganche” económico que paulatinamente nos sacó del tren descarrilado del norte y su desplome. Hoy podemos decir con orgullo que estamos resistiendo el embate mundial, aunque difícilmente evitaremos algunos roces debido a políticas externas irresponsables. Hoy podemos darnos el tupé de proteger a los inversionistas del recién quebrado Banco Stanford, destrozado por el neoliberalismo yanky e invitar al extranjero de buena dé a invertir en Venezuela.
Nosotros vivimos en el pasado el famoso viernes negro en el año 1994, sometido a la banca mundial y organismos financieros foráneos y cual prostituta embelezada por la ambición desproporcionada, ante el menor suspiro económico en Usa, cerraron 75 bancos, tales como, el Banco Latino, el Banco de Maracaibo, etc. cuya estampida dejó a su paso ruina, muerte y destrucción. Esta fue la peor crisis en Venezuela, solo comparada con la actual en otras latitudes.
Es por ello, que es imperativo no olvidar, y crear conciencia para que los jóvenes que no vivieron el viernes negro, puedan nutrirse del pasado que amenazaba con volver y entiendan de una vez, la razón de nuestra lucha y la defensa de esta hermosa revolución.
Patria, Socialismo o Muerte………Venceremos
eliasmar@cantv.net