Mayamero: “Ante cualquier gringo soy mojón de perro”

Unos huyeron en yates, otros en avionetas privadas, los muertos de hambre lo hicieron en primera clase de aviones comerciales forrados de plata que robaron a PDVSA, a algún ministerio de la IV república. Allá en Miami pasan el tiempo esperando que el Tirano caiga: tragan hamburguesas, pasean por bulevares, se echan seis horas diarias de tele, chismorrean, hablan pepas hasta el delirio, viven locos por encontrarse con algún afamado cantante o artista de Hollywood y aceptan en lo más íntimo de sus seres corroídos y miserables que los gringos los traten como mierdas latinos o mierdas negros o mulatos. Eso a ellos no les importa con tal de encontrarse en la meca del sueño americano. Es decir, muy felices porque están jodidos: sin patria, sin familia, sin sesos, sin razón esencial para vivir. Lo de ellos es recrearse hablando de los carros último modelo de la Ferrari, de las marcas Hummer, McLaren, Lamborgini. Qué vida más deprimente, más vacua, más gris y aburrida. Pero así han sido siempre esos mayameros come-mierda. Cómo odian a Venezuela, cómo la desprecian. Sin capacidad para entender nada, son seres totalmente inútiles y sin destino, y morirán con la muerte con la que nacieron. Culpa de sus padres, culpa de los modelos que les metieron, culpa del mojón que les metieron de que eran clase aparte como cigarrillo aquel Viceroy que Reny Ottolina le hacía propaganda por la tele. Celebrando cualquier desgracia que le pueda pasar a nuestro país, convencidos hasta los tuétanos de la veracidad lo que les dicta Globovisión, CNN, Televisa, Univisión, RCN y RCTV. Además cobardes como las ratas tratan de tumbar el gobiernos desde sus covachas, desde sus poltronas, desde las barras de algún McDonald’s siempre con la befa de sus podridas vísceras. Ayer tuvieron otra oportunidad para maldecir a rabiar a Venezuela en el Clásico Mundial de béisbol, en el Dolphin Stadium.

Miles de viles mayameros aplaudían a rabiar a los integrantes del equipo de Holanda. Esto nunca se ha visto en ningún lugar del mundo, pero así es esta peste que le ha tocado a nuestra tierra. Esa gente es la misma que desde siempre ha odiado a Bolívar y ha odiado a Venezuela, por lo general parientes de los que destrozaron a nuestra nación. Ellos mismos se consideran ante cualquier gringo como meros mojones de perro. Cómo gozaron abucheando a Ordóñez. Cómo maldijeron estos cerdos a Venezuela cuando el jardinero venezolano Endy Chávez pegó un triple que nos puso en posición de anotar después la primera carrera. Cómo celebraban cada vez que Ordóñez fallaba un turno. Cómo aplaudían a rabiar cuando el jugador de Detroit conectó un foul, y cuando lo poncharon lo iracundos cerdos se pusieron de pie lanzando escupitajos y babas verdes, rabiosas de alegría. Gracias Globovisión, gracias a El Nuevo Herald, gracias a El Nacional. Vaya.

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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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