El gobierno norteamericano en la lucha contra las drogas mantiene una doble moral y un discurso hipócrita. El 29 de enero de este año el canal de televisión norteamericano CNBC, mostró imágenes de ciudades que viven de la marihuana; el estado de California- sería por sí misma la séptima potencia mundial por encima de Canadá y España- es territorio prácticamente libre para cultivar, vender y consumir marihuana. Este dato aparece en una conocida enciclopedia en Internet: La agricultura (incluidos los fruto, vegetales, lácteos, vino y la producción ilegal de marihuana) es una importante industria de California.
Por tal motivo
no vemos a los organismos norteamericano que se dicen combatir y luchar
contra las drogas preocupados por la producción de la marihuana en
su propio país. Su papel actual es desprestigiar a los países con
gobiernos progresistas y revolucionario. La Administración de Drogas
y Narcóticos (DEA); solo es una organización para controlar la distribución
y comercialización de las drogas fuertes como la cocaína y otras.
Es como dice el Vicepresidente de Venezuela, Ramón Carrizales, Carrizales
aseguró que “cuando la agencia actuaba aquí en Venezuela, “la
DEA no hacía otra cosa que favorecer el tráfico de narcóticos”.
Hace tiempo que el contrabando de marihuana a Estados Unidos dejó de
ser un negocio rentable. Un boom sin precedentes de la nueva industria
estadounidense de marihuana orgánica, que se cosecha en trece estados,
abastece entre el 70 y 80 por ciento de los consumidores internos. Con
el cuento que el consumo es con fines médico, religioso o recreativo.
Hasta los organismo encargados de la salud La FDA o Food and Drug Administration
o la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU, la agencia
del gobierno responsable de proteger la salud pública garantizando
la seguridad y la eficacia de los medicamentos humanos… determino
que la hierba procedente de Colombia y México estaba contamina
con pesticidas químicos y que hay que incentivar la producción y el
consumo nacional. Es tan grande el orgullo nacional sobre la calidad
de producción que uno de los pilotos de la DEA que sobrevuelan los
sembradíos californianos comenta en el documental de CNBC, con pedantería
masoquista: "Nadie produce marihuana tan buena como la que se
cultiva aquí".
Es tanto el cinismo en su discurso del gobierno norteamericano que los carteles y productores internos tienen representantes en la Cámara de Representantes y el Senado en el Congreso de Estados Unidos y su objetivo crear una Ley para legalizar las drogas con fines medicinales y recreativos. Igualmente hay organizaciones ONG’s que luchan y están en campaña permanente para la legalización, una de ella es Organización Nacional para Reforma de Leyes de la Marihuana (NORML), otra de las asociaciones marihuaneras de Georg Soros que están en campaña para que la droga se venda libremente como si se tratase de refrescos, cervezas y caramelos.
Legalizan el negocio de las drogas y con la necesidad de obtener recursos adicionales por la crisis financiera y económica ha impulsado a sopesar la aprobación de un polémico proyecto de ley que legalizaría la marihuana en Estados Unidos sin medir las consecuencias de su pueblo y las generaciones futuras. Es tanto el desespero por la aprobación de la Ley que el congresista californiano Tom Ammiano presentó un proyecto de ley creando un impuesto para el cultivo, la compra y la venta de marihuana, sobre una base de 14.000 millones de dólares de ingresos anuales. La NORML trabajó estos últimos meses con los congresistas estatales, incluso de algunos muy conservadores el estado de Texas, sobre análisis presupuestales destinados a determinar en qué medida los déficits pueden ser colmados por una legalización de la marihuana.
La realidad de la sociedad norteamericana y el doble discurso de su gobierno son tristes, mientras se daña la salud de su población. El informe del Drug World Report 2008, publicado por de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), cita que Estados Unidos (EEUU) tiene sólo un 4,5% de la población mundial y posee el 45% de todos los consumidores de cocaína del mundo. Pero no sólo cocaína se consume en Estados Unidos; de hecho, ocupa el segundo lugar entre las drogas ilícitas preferidas por los norteamericanos (31,6 % de los consumidores). En primer lugar se encuentra la marihuana, con un 35,3% del total de consumidores de drogas ilícitas. A pesar del rimbombante discurso que tienen contra la guerra de las drogas y desertifican países, ellos internamente cada día aumenta la demanda y los consumidores de drogas, las incautaciones de drogas son muy bajas, si consideramos que se trata del primer consumidor del mundo; por ahora su sueño americano es la producción de cocaína made in USA, con la marihuana lo han logrado, porque es el productor de más del 20% de toda la marihuana que se siembra en el mundo, y cuya área sembrada supera a la del maíz plantado en ese país. Junto a esto, países bajo ocupación o con fuerte presencia militar de EEUU, como Colombia y Afganistán, son quienes completan el mercado de las drogas.
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