Santos en carrera para ser el nuevo capataz del protectorado

El juego está descubierto: hay un peón más rayado que una cebra, y que ya cumplió su ciclo de presidente del Protectorado, de capito de la droga y de matarife serruchador de niños y de cualquier forma humana, mejor conocido con el nombre de Álvaro Uribe Vélez. Varito Corleone, deberá ser sacrificado para lavar la imagen del imperialismo, y para certificar que su lucha contra los carteles que manejan su negocio de los estupefacientes es sincera, y que por lo tanto, este capo debe hacerle compañía a Manuel Antonio Noriega en su cárcel espacialísima, mediante el desempolvamiento de su abultado expediente de narcotraficante y de genocida.

La operación está lista, el imperialismo ha decidido llevar a la presidencia de su protectorado de Colombia, un nuevo peón, un nuevo capataz. No ha dudado en la elección, ha escogido a un cafre más fino, más oloroso a Coco Channell, más emperifollado en las galas fatuas de la rancia burguesía colombiana. Un execrable hombrecito, más asesino que Uribe Vélez, pero infinitamente más hábil y ladino. En realidad esta fiera humana sedienta de sangre, es la que ha dirigido todas las últimas operaciones de exterminio del Pueblo colombiano y particularmente de su vanguardia armada. José Manuel Santos que es el infeliz nombre de este súper capo de los negocios sucios del Imperialismo, incluido el de las drogas y el de la venta de armas, es el candidato de Washington para ser el nuevo capataz de Colombia.

Siguiendo el libreto, Santos ha renunciado al ministerio de la Guerra, queriendo disimular la caída en desgracia de Varito Corleone. Haciéndose el cacorro, afirma que si Uribe no se lanza a la Reelección, él será el candidato. Todos sabemos que la suerte de Uribe está echada, y que lo que se avecina es nuevo teatro bufo para la parodia político electoral del protectorado, paraíso del lavado de dinero, la fábrica más grande de cocaína en el mundo, y donde se practica uno de los genocidios más triste de la historia contemporánea.

Puede que el Imperialismo esté pensando salir de Uribe de otra manera, distinta a como salió de su antiguo aliado Noriega. Lo que si es cierto que saldrá de él de cualquier manera. Varito ha dejado de ser un aliado útil para los negocios imperialistas, y ahora estorba y compromete la ejecutoría del Show mediático de la democracia, de la libertad, de los derechos humanos del pato y de la guacharaca a que nos tiene acostumbrado el verborreico discurso de la prepotencia yankee

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Eduardo Mármol


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