Es una ofensa a la dignidad y a la inteligencia del pueblo venezolano las expresiones del escritor español, otrora peruano, Mario Vargas Llosa, cuando al explicar el respaldo popular mantenido por el Presidente Chávez sentenció amargamente…“a veces los pueblos se equivocan”. Contrasta el dominio de las letras que lo hizo famoso como escritor, con la prepotencia y falta de humildad exhibida frente a la voluntad soberana de un pueblo, delatando su profunda ignorancia y la carencia de respeto a los principios democráticos que dice defender.
Su discurso puso al descubierto una postura ofensiva y rabiosamente antidemocrática e irrespetuosa, al insinuar que el sostenimiento de los procesos constituyentes revolucionarios democráticos que cursan en ALC, como el de Bolivia y Ecuador, generadores de liderazgos emergentes de la talla de Evo Morales y Rafael Correa, son producto del soborno y el apoyo económico del gobierno bolivariano en su afán de “exportar la revolución” y no, del despertar de esos pueblos hermanos, que buscan como nosotros, superar los regímenes capitalistas dependientes neocoloniales que masificaron el hambre, la miseria y le han negado a las grandes mayorías, educación, salud e igualdad de oportunidades.
El es la expresión de una generación de intelectuales de izquierda conversos a la religión liberal o neoliberal capitalista, frustrados ante la hecatombe del mal llamado socialismo real y la incapacidad de la socialdemocracia de impulsar verdaderos cambios revolucionarios. Soñaron en ser protagonistas y no pudieron y ello los amarga al punto de que, sin rubor y en contramarcha con la historia, ahora le hacen coro a la internacional neoliberal de ultraderecha y asumen el triste rol de voceros segundones del Departamento de Estado, en la ofensiva que ha emprendido para garantizar la “estabilidad regional”, eufemismo socarrón utilizado por el imperio para designar al control de su “patio trasero”. Pareciera que al brillante novelista que todos admiramos, fue abandonado por las musas -plenas de rebeldía y rechazo a la barbarie de un sistema esencialmente antihumano- que inspiraron sus más importantes obras.
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