Nuevamente el debate sobre el papel de los medios de comunicación en la política regional entra al tapete, ante el descarado aval a los sucesos perpetrados por la élite que detenta el poder económico, mediático y político en Honduras. Catalogado como un Golpe Mediático, los hechos que aún se están gestando en ese país centroamericano recuerdan inevitablemente los de abril de 2002 en la República Bolivariana de Venezuela. Algunas coincidencias (hasta en el nombre de los actores) hacen espejo de la situación general de la región ante el viraje político de los últimos años, América Latina ha construido nuevas alianzas fuera del Consenso de Washington y ha emprendido algunas iniciativas de relanzamiento de la política de integración regional, que ha llevado en algunos casos a la formación de nuevos bloques de poder o el fortalecimiento de los ya existentes. Esa presencia de una izquierda renovada, fortalecida cada vez más ante los saludables indicadores sociales que han permitido a gran parte de la población analfabeta entra en el universo de la palabra escrita, pero sobre todo con la apropiación de lo público que permite a los diferentes colectivos sociales presionar la rígida estructura del Estado Liberal y plantear nuevos contenidos a las nociones clásicas de democracia, ciudadanía y participación.
La historia política reciente de la región, se debate en distintos modelos de democracia, desde las izquierdas mas radicales, pasando por las moderadas tendencias de la socialdemocracia y los sobrevivientes de la derecha herederos del viejo Status Quo. Se podría considerar arriesgado afirmar o tratar de clasificar a grosso modo las tendencias ideológicas actuales, entendiéndolo como un vicio moderno, pero lo cierto es que para fines informativos podemos (sin que suene reduccionista) plantearnos la existencia de gobiernos conservadores y progresistas, siendo estos últimos en importancia los protagonistas de la agenda de la transformación de la última década. Esta claro que aún en las tendencias más radicales como las lideradas por Venezuela, el debate es intenso y la crítica interna son por la policromía de los distintos factores que confluyen en el liderazgo del presidente Hugo Chávez.
Es inevitable asociar esta agenda de transformación con una madurez en los asuntos internos, haciendo incuestionable el ejercicio de la autodeterminación como requisito indispensable de cualquier negociación o relación diplomática. La política exterior también ha logrado separarse de la vieja lógica de la Guerra Fría, mientras Estados Unidos miraba al mal llamado Medio Oriente, la región consolidaba su músculo integrador, pero también reinterpretaba el modelo democrático y lo profundizaba, apostando a democracias participativas y protagónicas que sólo son posibles con el desmontaje del viejo pacto político que fundó aquellas repúblicas luego de traicionada la gesta emancipadora del siglo XIX, así el espíritu constituyente recoge el necesario reacomodo de los actores sociales, desplazando a los políticos “de oficio” por los excluidos históricamente, el “Generalato” formado en la doctrina de seguridad nacional bajo el formato militar de West Point por una doctrina de la seguridad integral y auténticamente soberana, la sustitución de las Federaciones de Empresarios tradicionalmente importadores por un modelo productivo de complementariedad y diversificación que permita desafiar el pasado de la dependencia.
En fin, la lucha constituyente por la vía popular impulsada por una vanguardia en la región sostiene que no bastaban las elecciones como ha sostenido el modelo de democracia liberal, la representación sola conculca los derechos a la movilidad y el turbión de lo instituyente sino va acompañado de una participación popular en todos los niveles de gobierno. Son estas exigencias de desmontaje del Estado Liberal, para permitir mayores niveles de justicia social, las expresadas por Manuel Zelaya cuando convoca a la encuesta conocida como cuarta urna basada en la Ley de Participación Popular, para medir las intenciones del electorado sobre la posibilidad de reformar la Constitución de la República de Honduras, sin carácter vinculante a las elecciones del mes de noviembre. ¿Cuál fue el temor a un simple encuesta?, las respuestas son obvias, desde la llegada al poder de Zelaya quién no es un outsider de la política sino un empresario con cargos de representación en el congreso en sus antecedentes, sus acercamientos a Chávez lo situaron cada vez mas como protagonista de la nueva realidad regional al mismo tiempo que se alejaba de las elites dirigentes de su país, incluyendo su propio partido el Liberal por el cual fue electo en noviembre de 2005. La reciente reunión de la OEA en San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante de ese país luego de la Capital Tegucigalpa, demostraron la voluntad de Zelaya de romper con el papel tradicional de Centroamérica como teatro de operaciones de Estados Unidos, logrando la histórica resolución que permite considerar a Cuba como miembro potencial del Sistema Interamericano luego del aislamiento en el contexto de la Guerra Fría. El papel de Honduras ante la guerra contra los Sandinistas es una muestra de la influencia de los Estados Unidos en las fuerzas armadas de ese país y toda la Subregión, cuyo equipamiento militar y entrenamiento aún se mantiene activo con bases instalada en Honduras y Panamá.
¿Golpe mediático? ¿Golpe de la CIA?, innumerables son los titulares que se ha llevado el Golpe de Estado, incluyendo el reconocimiento de algunos factores de la ultraderecha regional que han expresado su solidaridad con el gobierno de facto de Micheletti. Lo ocurrido en Honduras no tiene posibilidad de vacilación, es sin mucho análisis un Golpe de Estado violatorio de los principios constitucionales hondureños y de todo el derecho internacional público. A pesar que CNN haga esfuerzos sobre humanos por presentar un rostro democrático de los golpistas, ha quedado en evidencia el talante dictatorial cuando miramos los artículos de la constitución hondureña vigente desde 1982:
ARTÍCULO 82.- El derecho de defensa es inviolable. Los habitantes de la República tienen libre acceso a los tribunales para ejercitar sus acciones en la forma que señalan las leyes.
ARTICULO 102.- Ningún hondureño podrá ser expatriado ni entregado por las autoridades a un Estado extranjero.
No existe ningún argumento legal ni de legitimidad que pueda avalar tales hechos. La comprensión de este Golpe de Estado ha llevado a una reacción inmediata de los diferentes Estados del mundo que han visto como los sectores militares que fueron formados en la doctrina de la seguridad nacional, han secuestrado y expatriado al presidente Manuel Zelaya. La ruptura del orden constitucional ha tenido su interpretación en la comunidad internacional, siendo el ALBA el primero en pronunciarse entendiendo que Honduras es un miembro pleno de este grupo, luego sucedieron una tras otras las declaraciones unilaterales de distintos gobiernos, hasta el pronunciamiento de la OEA. Por aclamación se decidió la exigencia al Estado de Derecho y la posterior suspensión del Sistema Interamericano, lo que implica un aislamiento por ahora político del país. Algunos con un lenguaje maniqueo han tratado de comparar lo ocurrido en Honduras con Cuba, los contextos históricos son diferentes, ya no estamos en la Guerra Fría, aunque la CIA continué sus operaciones a pesar del discurso moderado de Obama, el conflicto en Cuba supuso el derrocamiento con apoyo popular de un dictador como Batista, lo de Honduras es sencillamente una dictadura al viejo estilo de las élites civiles y militares que gobernaron: República Dominicana, Nicaragua o el Cono Sur.
La pequeña burguesía hondureña asimiló muy rápido que la participación popular atenta contra sus intereses de clase, lo que de manera desesperada la llevó a pesar de los más sombríos escenarios internacionales (predecibles) a romper con el hilo constitucional. Ellos aciertan cuando denuncian que esa consulta implicaba mas que un medidor, implicaba demostrar el creciente apoyo popular a la gestión de Zelaya y la impostergable exigencia del pueblo hondureño a una transformación de la política tradicional, exigiendo su derecho légitimo a refundar su República. Todos los poderes constituidos en ese país se encuentran vencidos, totalmente obsoletos, el bipartidismos colapsó, y muestra de ello es que las decisiones tomadas por estos poderes y la cúpula militar no encontraron ningún respaldo en las clases populares hondureñas que son la mayoría, lo cual nos hacerecordar que ese país se encuentra entre los tres más pobres de la Región.
El caso venezolano ha sido la referencia de cómo por medio del Estado Liberal puede iniciarse la revolución. Chávez como líder de una asonada militar no alcanzó los objetivos trazados en medio de un convulsionado país, pero golpeó definitivamente el orden político tradicional, llegando a la presidencia por una avalancha de votos y sosteniéndose durante una década como líder indiscutible de la Revolución Bolivariana, sin embargo, no se puede creer que esa fórmula ha servido a todos. Lucio Gutiérrez en Ecuador trató de emular la participación de los militares en la política pero en este caso a los servicios de los sectores conservadores, siendo la derrota inevitable. No se trata simplemente de una figura que emerja como outsider, se trata de un nivel de conciencia sobre la exigencia histórica de los pueblos, ante el fracaso de la década del neoliberalismo, eso que ha interpretado Manuel Zelaya en su convocatoria a la “cuarta urna”, y que la oposición en acto de desesperación, al no poder aplicar de manera inmediata artilugios constitucionales, ha decidido optar por la vía corta del golpismo. Debemos estar atentos, pues no es extraño que se plantee un adelanto de elecciones si la situación de aislamiento se vuelve imposible a la existencia del golpismo, el elemento central de esta aventura es desenfocar las aspiraciones constituyentes y aunque parezca contradictorio, se ha dado un golpe para mantener el Estado Liberal Burgués y la sobrevivencia de las élites hondureñas.
El pueblo hondureño le queda apelar al artículo de su constitución:
ARTICULO 3.- Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por tales autoridades son nulos. El pueblo tiene derecho a recurrir a la insurrección en defensa del orden constitucional.
La resistencia es legal y legítima, pero ante el acoso permanente de un gobierno de facto que se sustenta en la suspensión de las garantías fundamentales, el corte de las vías, de la energía eléctrica y de las telecomunicaciones, no existe posibilidad de dialogo ni interno ni externo posible, mientras sigan utilizando las Fuerzas Armadas pagadas con el esfuerzo de los hondureños en el asesinato de ciudadanos civiles y desarmados que comenzamos a conocer a través de los cables noticiosos de cadena como Telesur que han logrado quebrar el aislamiento informativo internacional al cual nos tiene acostumbrado CNN que aún juega con la idea de sucesión forzada (propia de las monarquías) a lo que la comunidad internacional en la asamblea de Naciones Unidas condenó como Golpe de Estado.
El aislamiento de Honduras comienza a sentirse en un elemento central como lo es la distribución de combustible, es un país sin hidrocarburos que gracias a las gestiones de Zelaya y la solidaridad de la República Bolivariana de Venezuela logró reducir su factura petrolera y garantizar un suministro constante que de momento se ve suspendido ante esta situación. Los golpistas de Honduras manejan un escenario clave, todo indica que pretenden sacrificar a un pueblo que ya venía siendo golpeado con la reducción de las remesas provenientes de los Estados Unidos producto de la “crisis económica”, ahora sin posibilidad de crédito y una situación conflictiva con sus vecinos, el escenario es noviembre, fecha que esperan llegar para convocar unas elecciones amañadas que les permita seguir sosteniendo el poder y flexibilizar las opinión pública internacional, tratando de ganar algunos reconocimientos internacionales. Pretenden asfixiar al pueblo y sobrevivir a la presión interna con la mano de hierro militar mientras avanzan en las gestiones de reconocimiento a sus elecciones de Noviembre, pero en este aspecto la Carta Democrática de 2001 la cual fue suscrita por Honduras es clara:
Artículo 21: Cuando la Asamblea General, convocada a un período extraordinario de sesiones, constate que se ha producido la ruptura del orden democrático en un Estado Miembro y que las gestiones diplomáticas han sido infructuosas, conforme a la Carta de la OEA tomará la decisión de suspender a dicho Estado Miembro del ejercicio de su derecho de participación en la OEA con el voto afirmativo de los dos tercios de los Estados Miembros. La suspensión entrará en vigor de inmediato.
El Estado Miembro que hubiera sido objeto de suspensión deberá continuar observando el cumplimiento de sus obligaciones como miembro de la Organización, en particular en materia de derechos humanos.
Adoptada la decisión de suspender a un gobierno, la Organización mantendrá sus gestiones diplomáticas para el restablecimiento de la democracia en el Estado Miembro afectado.
La decisión tomada por aclamación en la OEA no suspendió al gobierno de Micheletti, suspendió al Estado hondureño, lo que implica taxativamente el no reconocimiento a las elecciones que se realicen mientras continue la ruptura constitucional. Hay que tener bastante claro esto, porque sabemos los antecedentes maniqueos de algunos gobiernos vacilantes que con el tiempo pueden ir tratando de negociar con los factores del golpismo un eventual “regreso” a la democracia. La historia de la OEA es profundamente oscura, pero en este momento es un espacio importantísimo en la presión contra los factores del golpismo. La OEA no tiene capacidad de organizar a una fuerza militar de paz, su misión no es la intervención militar, es por el contrario prevenir esos escenarios como sostiene la Carta de la OEA:
Artículo 28
Toda agresión de un Estado contra la integridad o la inviolabilidad del territorio o contra la soberanía o la independencia política de un Estado americano, será considerada como un acto de agresión contra los demás Estados americanos.
Debe aclararse que la situación de Honduras como lo sostiene el Artículo 21 de la Carta Democrática no lo exime de algunas responsabilidades, a pesar que el gobierno de facto de Micheletti haya declarado su salida del organismo regional, en materia de derechos humanos queda una deuda pendiente que no puede pasar a la impunidad. Existe un tribunal internacional facultado para juzgar a criminales de guerra o los crímenes de lesa humanidad según el Estatuto de Roma firmado por Honduras. Algunos analistas han apelado a la posibilidad de intervención militar internacional directa, lo que supone según la carta de la ONU la reunión del consejo de seguridad y aplicación del artículo 42 luego de rebasado el 41:
Artículo 42
Si el Consejo de Seguridad estimare que las medidas de que trata el Artículo 41 pueden ser inadecuadas o han demostrado serlo, podrá ejercer, por medio de fuerzas aéreas, navales o terrestres, la acción que sea necesaria para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales. Tal acción podrá comprender demostraciones, bloqueos y otras operaciones ejecutadas por fuerzas aéreas, navales o terrestres de Miembros de las Naciones Unidas.
En la región ya existe un antecedente de estas intervenciones como lo refleja la resolución 1542 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas apegándose al capítulo VII de la carta de las Naciones Unidas para el caso de Haití donde el ejército de la República Federativa del Brasil cumple un rol importante. Se entiende que una misión de paz requiere una movilización de la burocracia internacional que tiende a ser lenta, el mismo caso de Jean Bertrand Aristide es un caso de como un presidente legítimo es sacado de sus funciones a través de un golpe, violentando todo derecho constitucional interno e internacional, sin posibilidad de ser restituido, ese no puede ser el ejemplo para Zelaya, que requiere terminar su mandato y nos atrevemos a decir, en una condición de ingobernabilidad la única solución posible es la convocatoria a la Constituyente que disuelva los poderes instituidos por los golpistas y permita renovar el Congreso, el Poder Judicial, en eso no puede existir vuelta atrás porque es una demanda de los millones de hondureños que han rechazado de forma vehemente el gobierno de facto.
En Honduras se juega hoy una importante capítulo de la lucha popular, a pesar de que las mayorías son esas masas de excluidos por la dinámica del capitalismo internacional, no siempre se logra vencer con la simple palabra o enarbolando la bandera de la paz, en la historia de América Latina las bayonetas y los fusiles en manos de la oligarquías han dejado heridas profundas en los pueblos. La idea de dialogo es necesaria, pero sólo con los factores democráticos, no puede existir un gobierno independiente en Honduras mientras la presión militar y de las cúpulas económicas, que también controlan los medios de comunicación, mantengan el cerco a los factores de la transformación social.
Biliografía
CARTA DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS. Reformada por el Protocolo de Reformas a la Carta de la Organización de los Estados Americanos "Protocolo de Buenos Aires", suscrito el 27 de febrero de 1967, en la Tercera Conferencia Interamericana Extraordinaria, por el Protocolo de Reformas a la Carta de la Organización de los Estados Americanos "Protocolo de Cartagena de Indias", aprobado el 5 de diciembre de 1985, en el decimocuarto período extraordinario de sesiones de la Asamblea General, por el Protocolo de Reformas a la Carta de la Organización de los Estados Americanos "Protocolo de Washington", aprobado el 14 de diciembre de 1992, en el decimosexto período extraordinario de sesiones de la Asamblea General, y por el Protocolo de Reformas a la Carta de la Organización de los Estados Americanos "Protocolo de Managua", adoptado el 10 de junio de 1993, en el decimonoveno período extraordinario de sesiones de la Asamblea General.
CARTA DEMOCRÁTICA INTERAMERICANA. VIGÉSIMO OCTAVO PERÍODO EXTRAORDINARIO DE SESIONES 11 de septiembre de 2001 Lima, Perú.
CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS. 26 de Junio de 1945, San Francisco.
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE HONDURAS. (Decreto No. 131 del 11 de enero de 1982).
Profesor
Universidad Bolivariana de Venezuela – Sede Bolívar
jfortique@yahoo.es