¿Al estilo socarrón Obama enfrenta el golpe en Honduras?

La socarronería o debilidad, lo que es peor, ambos defectos en persona que gobierna, suelen hacerla más peligrosa que mono con hojilla. Nunca se sabe en verdad por dónde y cómo vienen esos personajes. Frente al problema hondureño, con más claridad que en otras áreas, incluyendo la oportunidad del discurso en Trinidad, Obama ha dado que pensar de su debilidad frente a quienes en materia militar tienen el sartén por el mango y está dispuesto a hacernos el juego de “la gatita de María Ramos”, quien tira la piedra y saca la mano. Lo que parecería ser, es lo que uno recuerda, un estilo novedoso en la Casa Blanca.

Y es más peligroso porque corremos el riesgo que nos embriague con su bonhomía mientras los garroteros de siempre hacen de las suyas, lo que comparte y acepta. ¡Cuidémonos de Obama!

¿Es fundamentado concebir que militares y políticos hondureños, solo ellos, se atrevan a desafiar a los organismos internacionales que se han pronunciado contra el golpe? Es poco probable.

¿Cómo entender que, habiéndoles sido retirado el apoyo de importantes grupos empresariales, temerosos de los efectos nocivos sobre sus intereses, los integrantes del gobierno de facto de Honduras mantengan una actitud prepotente, provocadora y hasta ofendan al presidente de Estados Unidos? No es nada fácil.

¿Cómo el ahora fingido canciller, quien antes lo había sido en circunstancias diferentes, de un país como Honduras, cuyo presente y futuro está ligado a Estados Unidos y sin planes para no seguir estándolo, llega al extremo de llamar “negrito ignorante” al presidente de esa nación? Inconcebible

¿Es de esperarse un comportamiento de esa naturaleza de un gobierno ilegal, de un país pequeño, muy vulnerable, que de paso tiene en su territorio una base militar norteamericana, en un momento cuando confronta las dificultades propias de su atrevimiento? ¿O entre otras cosas, será por esto mismo?

¿Hay en Estados Unidos un poder paralelo que está dispuesto a enfrentar al mismo presidente de los Estados Unidos? ¿O es el de éste un estilo nuevo?

En la OEA y ONU, el gobierno norteamericano condenó de manera categórica el golpe hondureño. El presidente Obama, además de Hilary Clinton, actual jefa del Departamento de Estado y como tal quien debe dirigir la política internacional de su país, no dudaron en calificar lo sucedido en Honduras como un golpe de Estado y demandaron el inmediato regreso del presidente Zelaya a sus funciones.

Por las experiencia que se tiene en América Latina, sabiendo que esos golpes los han promovido siempre desde el norte, se esperaba que esas expresiones de altos funcionarios antes mencionados, además de las definiciones hechas desde los organismos internacionales, serían suficientes para provocar una crisis en el gobierno de facto de Honduras y obligar volver las cosas a su estado original. Pero no sucedió de esa manera y quienes usurpan el poder en el pequeño país centroamericano, optaron por desafiar al mundo entero.

La conducta del ilegal gobierno hondureño, se asemeja a la habitual del Estado de Israel, el cual se comporta con el mismo desenfado y desconocimiento de los organismos y derecho internacionales.

Es del común conocimiento de la gente que ese proceder de las autoridades israelitas, ha estado respaldada y hasta estimulada por el gobierno de Estados Unidos y bajo el gobierno de Bush, encontró más aliento. Ahora mismo, el vicepresidente norteamericano Joe Biden, ha declarado que “Estados Unidos no será un obstáculo para Israel si decide que Irán es una amenaza existencial”.

Es decir, bajo el gobierno de Obama, pese las expresiones de éste de querer sea distinto, se notan síntomas de seguir haciendo las cosas como antes. La expresión de Biden, lo único que se diferencia de Bush, es el estilo, pues aquel no hubiese ordenado a Israel a prepararse para atacar a Irán de la sutil forma que lo hizo el vicepresidente en ejercicio.

Podríamos estar en presencia de una nueva forma de hacer política, según la cual los “más altos” jefes dicen cosas distintas, hasta contradictorias y los mandos encargados de ejecutarla dicen y hacen lo que lo que secretamente a todos les convenga. Y ese comportamiento pasaría como normal. Este sería lo que está sucediendo frente el asunto Honduras, de no concederle a Obama el beneficio de la duda. Pues mientras éste dice lo que dijo y repitió la Clinton, Pentágono, halcones y los jefes de la Base Aérea de Soto Cano en Palmarola, parecieran haber dado a la alta oficialidad hondureña no solamente luz verde, sino respaldo contra viento y marea.

Sólo así puede explicarse que el gobierno de facto de Roberto Micheletti, haya llegado hasta hoy.

Por lo demás, el cambio que encarna Obama, parecería sólo una forma nueva de hacer política; un presidente sobrepasado por quienes deberían ser sus subalternos y a quienes no se atreve a detener. O diferente a Bush, el actual presidente impondrá el viejo estilo socarrón, decir una cosa y ordenar o respaldar secretamente a quienes hagan lo que quiere y quieren.


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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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