Trincheras de Ideas

Las maniobras diversionistas y divisionistas del Gobierno de Obama y el regreso de Zelaya

La hipocresía, la falsedad, la mentira, el doble discurso, la demagogia han sido y son características típicas de los gobiernos oligarcas de Nuestra América, sobre todo de los gobiernos norteamericanos, sólo que ahora sea porque los pueblos (la opinión pública) están más atentos al acontecer político, porque se ha producido un enorme despertar en la conciencia nacionalista, latinoamericanista y antiimperialista de amplios sectores sociales, que es mucho más fácil percibir la falsía y la hipocresía de los politiqueros gobernantes, sean de los Estados Unidos del Norte, de Colombia, de Panamá, de México, etc.

Esa percepción de los pueblos, la agudeza política han hecho que se descubra con relativa facilidad la maniobra diversionista y divisionista del gobierno norteamericano que preside Barak Obama con relación al buscar que se estabilice y entronice por largo tiempo el dictador Micheletti, dándole de largo (el diversionismo) al período de mediación del presidente derechista de Costa Rica, Oscar Arias, durante 15 días con propuestas donde, lo que ha hecho es mostrar la indignidad de esa derecha “moderada” que encarna Arias.

Cuando se discutieron los Acuerdos de Esquipula –producto de ello le valió a Arias el Premio Nóbel de la Paz–, todo fue secreto, no existía una televisión alternativa como hoy existe Tele Sur, al final se conocieron los resultados, transmitidos por las cadenas mediáticas imperialistas y de las burguesías de nuestros países y el cuadro político internacional era de derrotas y retroceso de las fuerzas de izquierda, progresistas y revolucionarias, de la caída de la URSS y del campo socialista europeo y de auge del neoliberalismo a nivel planetario.

En el caso de la mediación del presidente Arias con relación al golpe en Honduras contra el presidente Zelaya, por petición o solicitud de la representante del gobierno imperial, la Secretaria de Estado Hilary Clinton; bien temprano se le vieron las costuras, es decir, que el presidente costarricense se prestó para una maniobra dilatoria preparada por el gobierno yanqui, que le permitiera a las fuerzas imperialistas detrás del golpe y sus indóciles gorilas ganar tiempo para que se consolidara el golpe.

La estrategia de la mediación, en su primera etapa mucho mejor concebida que la segunda, se cae, en primer término, por la permanente y masiva movilización del pueblo hondureño pese a la vacilación de Zelaya de dejarse entrampar, apoyando los 7 Puntos del 18 de julio que lo despojaba prácticamente de todos sus poderes, el primer punto rezaba así: “La legítima restitución de José Manuel Zelaya Rosales en la Presidencia de la República hasta el fin del período constitucional por el cual fue electo."

Pero el gobierno espurio de Goriletti, movido por las fuerzas imperiales militares que lo impusieron, rechazó de plano los 7 puntos, siendo ése el puntillazo final a ese primer intento. Eso demostraba lo inútil de la mediación, aún así se le impuso a Arias extender un nuevo plazo de 72 horas, dicho plazo se enmarcaba dentro del movimiento estratégico-militar dado por el imperio de anunciar, junto al gorila fascista de Colombia, Uribe, la instalación de 5 nuevas bases de ocupación militar de ese país y de amenaza a Venezuela, en sustitución generosa de la base de Manta, desmantelada en Ecuador por orden del presidente Correa. A ello se agrega el debilitamiento de las políticas de condena al golpe en Honduras por parte de gobiernos como el derechista de Panamá, del mismo gobierno de Colombia, sin contar la entente formada por las oligarquías y los grupos derechistas y fascistas del continente a nivel mediático, de tratar de fortalecer el golpe mediáticamente a nivel continental y mundial, comenzando por la asquerosa televisora norteamericana CNN.

Finalmente se produce, por parte del mediador, el nuevo documento, esta vez de 10 puntos, donde el regreso de Zelaya aparece en el 6º lugar, documento vergonzante, de práctica entrega de la soberanía Hondureña y la dignidad del presidente Zelaya. ¿Dónde estuvo la maniobra en ese momento inmediatamente después que un presidente Arias aún más envejecido, leyera aquel asqueroso documento de 10 puntos?

Que primero se pronunciara la representación de Zelaya en las negociaciones para ver si aceptaban el documento para después maniobrar en uno u otro sentido. Por supuesto es muy probable pensar que ya, en la mesa de negociaciones, los representantes del presidente Zelaya hubiesen fijado la posición de rotundo rechazo a los infamantes 10 puntos. Es decir, reaccionaron ante lo que se evidenció como un error al aceptar ir a esas negociaciones que no iban a negociar nada, sino a ganar tiempo por parte del gobierno norteamericano para maniobrar, dividir el cuadro cerrado de los gobiernos latinoamericanos que condenaron en el ALBA, en el Grupo de Río, el SICA, Merco Sur, la OEA el golpe de Estado del 28 de junio. Zelaya reaccionó con dignidad al percatarse de aquella maniobra de un Premio Nóbel, maniobra denunciada dignamente por otros premios Nóbel como Rigoberta Menchú y Adolfo Pérez Esquivel.

¿Qué alcances tuvo la decisión del presidente Zelaya de no aceptar los infames 10 puntos propuestos por Arias?

Retomar el camino que no ha debido abandonar, es decir, ponerse al frente de su pueblo, de ese pueblo batallador que tiene el record de haber tomado la calle en la lucha contra la dictadura, por su regreso, porque se realice una constituyente. Durante 26 interminables y duros días de luchas y sacrificios, de aprendizajes políticos, de ganar confianza en sus propias fuerzas, del aprendizaje de organización, de conformación de redes sociales, de preparar la huelga general y una insurrección.

Finalmente el viernes 24 de julio, día del natalicio del Libertador Simón Bolívar, Manuel Zelaya, presidente constitucional de Honduras, derrocado casi un mes atrás, comenzó su peregrinaje de entrada a su país por la frontera de Nicaragua enfrentando las inmensas dificultades y escollos impuestos por los dictadores, el cerco militar, las agresiones y represión al pueblo; los retenes para que la gente no pueda ir a recibir a su presidente.

Pero, independientemente de eso, hay una nueva situación con Zelaya en suelo hondureño y el pueblo en contacto sentimental y político con el líder. La tensión es para los militares, policías y políticos hondureños, el gorilaje usurpador por la incertidumbre en la que están, ellos saben que mientras se mantengan presionados por el pueblo en la calle sus días están contados. El pueblo está eufórico, pese a la represión, no ha bajado la guardia, sigue en pie de lucha, reforzado el sentimiento de seguridad en sus propias fuerzas con la decisión de Zelaya de regresar a la Patria. Baste ver lo ocurrido en la población de El Paraíso, a 10 kilómetros de la frontera con Nicaragua; brutalmente reprimidos en varias oportunidades por el Ejército y sin embargo se vuelven a reagrupar y como pueden burlan en grupos a los militares y se dirigen adonde está Zelaya esperando para avanzar hacia Tegucigalpa.

Ya ésta lucha de un líder y un pueblo trasciende las fronteras de Honduras, porque es un secreto a voces que el golpe tiene factura de la CIA, de los militares de la Base de Palmerola, de la siniestra CIA, del Comando Sur, de la Embajada yanqui, del Estado norteamericano; es decir, la lucha tiene connotaciones antiimperialistas. Los hondureños entienden que derrotar el golpe militar es echar abajo los planes golpistas del imperialismo yanqui, de las fuerzas más regresivas y reaccionarias, criminales y ambiciosas del complejo militar-industrial yanqui y de todo el aparato estatal norteamericano.

humbertocaracola@gmail.com


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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

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