La democracia de las pistolas y los fusiles

La democracia no es un concepto vacío y abstracto desvinculado de la realidad económica, política y social de un pueblo que heroicamente lucha contra la opresión.

La democracia no es esa concepción romántica del estado esclavista griego que nos pone de ejemplo la ciencia política de la oligarquía internacional.

La democracia es la personificación de la tolerancia, la libertad, la pluralidad ideológica. Se gana conquistando, respetando y cumpliendo al pie de la letra en el campo de los hechos la voluntad del pensar y sentir de las mayorías.

La democracia real nada tiene que ver con los que invocan a Dios y ordenan asesinatos, desaparecidos, torturas, encarcelamientos, asfixia con gases tóxicos, clausuras de radioemisoras, televisoras, agresión a periodistas nacionales, extranjeros, persecución política y la disolución de manifestaciones pacificas a sangre y fuego.

Esos que hablan de dialogo y se hacen los desentendidos pretendiendo ignorar que este tiene como propósito fundamental comunicarse en un plano de igualdad para dirimir discordias y concretizar acuerdos.

Esos que acordonan la embajada de Brasil con policías y militares armados hasta los dientes como si fuesen a una guerra, porque en su interior se encuentra en calidad de huésped el presidente José Manuel Zelaya Rosales que representa la dignidad de un pueblo.

¿A que le temen?.

Porque hasta última hora se le permite reunirse con los delegados que lo representaran ante los golpistas de la dictadura cívico militar, la comitiva de la Organización de los Estados Americanos y un grupo de cancilleres en el dialogo.

Sencillamente porque le temen a la razón, a la fuerza de la verdad y al desarrollo normal de los hechos y con subterfugios de esta naturaleza pretenden imponer la intransigencia de un grupo que ha violentando la legitimidad, la voluntad popular, a capa y espada abogan por la impunidad y los intereses de una clase minoritaria, privilegiada, corrupta, servil y explotadora.

Hablan autodenominándose fieles defensores de la Constitución de la República que salvaguarda y tutela sus privilegios de clase. Aunque perfectamente saben que no se puede hablar de un profundo respeto a esa Carta Magna, cuando con cada uno de sus actos, niegan en la práctica de los hechos el respeto que dicen profesarle.

La democracia no se impone con las pistolas y los fusiles, como lo hace hoy la dictadura cívico militar con el fantoche de la vil y servil oligarquía hondureña.

La conciencia es el arma más poderosa, porque nace de la dignidad y la valentía de los pueblos. No existen ejércitos, ni armas de una dictadura cívico militar con un aprendiz de dictadorzuelo que puedan derrotarla.

Tegucigalpa, 8 de septiembre de 2009


nelechs@hotmail.com


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